Aguirre tacha de «lamentable» la gestión de Rajoy del ‘caso Bárcenas’: «Los SMS fueron letales»
La líder de la oposición en la capital de España, Esperanza Aguirre, ha calificado la respuesta del PP y de su presidente al caso Bárcenas de «a mi juicio, lamentable. La versión oficial de los dirigentes nacionales del PP en los casos de corrupción ha sido, por ser muy suave, demasiado autocomplaciente».
«El PP no genera ilusión», ha dicho, para añadir después que «es alarmante el envejecimiento de los cuadros, los militantes, los interventores, los apoderados y sobre todo los votantes». La lideresa opina que «ni en programas, ni en dirigentes, ni en imagen ni en discurso se ha renovado el PP». Ha evitado aclarar si cree que Mariano Rajoy debe dar un paso atrás: «yo he venido a hablar de mi libro, como Umbral», ha dicho.
Aguirre admite que el PP «está ahora en crisis; negarlo sería un disparate», y cree que el suyo debe ser «el partido de liberales y conservadores» y la «regeneración de abajo arriba es necesaria». Sobre ese proceso, dice que, «por supuesto», Cristina Cifuentes puede contribuir.
Y sobre sí misma, en lo tocante a asuntos de corrupción, Aguirre considera que su reacción «ha sido inmediata», y defiende que «en otros casos no ha sido tan contundente». Y, es más, sigue manteniendo su postulado de que fue ella quien «destapó la trama Gürtel».
Favorable a PSOE y C’s, ataca a Iglesias
Acerca de la formación de Gobierno, Aguirre revela que el documento firmado por PSOE y Ciudadanos no le disgusta. Además, considera que el PP debería nombrar un equipo negociador para trabajar con estas formaciones políticas. Y por el contrario, reitera que «la entrada de Podemos en el Gobierno es un peligro para la Democracia».
A la pregunta de OKDIARIO sobre los líderes emergentes a los que dedica un capítulo de su libro, Aguirre ha reafirmado que admira «mucho» a Albert Rivera, porque «ha defendido a España en el Parlamento Catalán con uñas y dientes». Mientras de Pablo Iglesias «no se puede decir que sea un recién llegado porque militaba en el Partido Comunista desde los 14 años». En relación a un consejo a la Esperanza Aguirre que comenzó en política hace 30 años, dice que ella está «donde empezó, como concejala» satisfecha sirviendo a los madrileños.
Recados a sus compañeros
La ex dirigente política madrileña es muy crítica con su partido, del que considera que «ha adelantado a la izquierda por la izquierda». «El PP lleva desde los 90 sin revisar sus ejes ideológicos, y sin renovar a fondo sus programas y estructuras internas», afirma. Denuncia que haya debates públicos en los que el PP no da la batalla, «si nos fijamos en la lista de los asuntos sobre los que hoy no está clara la postura del PP, nos encontramos que son muchísimos».
Aguirre cree que incluso hay socialdemócratas en el PP, a los que considera una suerte de infiltrados en este partido «liberal y conservador». En la rueda de prensa, ha recordado que García-Margallo se autoidentifica con la socialdemocracia. A pesar de ello, agradece al ministro que haya abierto la puerta al debate ideológico en la formación azul. También, sobre Ruiz-Gallardón ha criticado sus postulados, «en realidad nos queremos, lo que ocurre es que estamos en las antípodas ideológicas: él es el ‘progre’, socialdemócrata y con un sempiterno afán competitivo, y yo, todo lo contrario».
Critica el movimiento de Federico Trillo «con nocturnidad, a las tres y media de la mañana» del Congreso de Valencia de 2008. Movimiento por el que llevó a cabo una modificación estatutaria para que siempre el presidente del partido y el candidato del PP a la Moncloa sean la misma persona.
Critica «el miedo a ser de derechas». En su libro dice que «ese centrismo acomplejado que intenta competir con los populistas en eso, en populismo». Apunta hacia la «desastrosa» comunicación de sus líderes. Pide construir un relato claro y no repetir «la equivocación» de mantener a los ministros ajenos a los platós de televisión. Preguntada acerca de si debe ser Rajoy el narrador de ese nuevo relato del PP, la autora tampoco ‘ha callado’: “Rajoy no tiene que ser ningún narrador”.