Una jornada muy intensa para un trasplantado como Zaplana
Eduardo Zaplana fue detenido por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil cuando se disponía a asistir durante el lunes a su sesión de seguimiento sobre el cáncer que le fue diagnosticado en 2015.
El ex presidente valenciano, al que le detectaron una variante de leucemia, superó más tarde un trasplante de médula en el hospital La Fe de Valencia en abril de 2016, tras un largo y duro tratamiento. Desde entonces, Zaplana se desplazaba los lunes desde Madrid a Valencia para someterse a los controles de especialistas de la ciudad del Turia.
Durante más de dos años, el ex ministro de Trabajo y Seguridad Social ha mantenido con discreción su enfermedad y ha dosificado sus apariciones públicas.
Ayer los agentes de la UCO interrumpieron su rutina médica sin tener en cuenta la situación de su enfermedad, algo de que tanto el Juzgado, como la Fiscalía y los investigadores conocían si, como ha transcendido, le siguen los pasos a Zaplana desde hace un par de años.
El ex presidente no sólo fue detenido sino que fue sometido, en contra de los criterios médicos, a una intensa presión: primero registraron su casa de Valencia, después lo condujeron a su vivienda de Benidorm y, finalmente, tenían previsto conducirlo a Madrid. Todo ellos en automóvil por carretera. Basta fijarse en la fotografía que publicaron ayer algunos medios con Zaplana en el interior de un vehículo de la Guardia Civil para percatarse del aspecto físico del ex presidente valenciano.
Fuentes expertas en oncología manifestaron a OKDIARIO que un trasplantado como Zaplana debería recibir un tratamiento especial, pues puede sufrir algún contratiempo de manera irremediable.
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