El Gobierno teme que Sánchez lidere una moción de censura si gana las primarias
Todos los escenarios están abiertos. Es lo que se admite en el Gobierno y en el PP. Una sensación que predomina sobre todo desde que Pedro Sánchez anunció su intención de competir de nuevo por el liderazgo socialista.
Ese regreso condiciona la aprobación de los Presupuestos, la posibilidad de un anticipo electoral, e incluso, una moción de censura. Así se reconoce en círculos populares, donde no se descarta que, si finalmente Sánchez se impone en las primarias, fuerce esa alternativa para descabalgar a Rajoy del poder.
El uso de la moción de censura se regula en el título V de la Constitución-«de las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales»-y, en concreto, en su artículo 113, donde se establece que «habrá de ser propuesta al menos por la décima parte de los Diputados, y habrá de incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno». Es decir, Sánchez podría impulsarla con el apoyo de 35 parlamentarios, siempre con escrito motivado y dirigido a la Mesa del Congreso.
La actual composición del Congreso podría hacer que prosperase, ya que si Sánchez logra el apoyo de Podemos, los independentistas de ERC y PDeCAT, PNV y Bildu sumaría 180 escaños, más que los de PP con Ciudadanos y Coalición Canaria. En caso de que así fuese, el artículo 114.2 establece que el Gobierno presentará su dimisión al Rey y el candidato incluido en la moción se entenderá investido de la confianza de la Cámara. En consecuencia, el Rey le nombrará Presidente del Gobierno. En caso de que no salga adelante, la Carta Magna advierte también de que , sus firmantes no podrán presentar otra durante el mismo periodo de sesiones.
Rajoy no podría anticipar elecciones
Existe además otra peculiaridad a tener en cuenta. En el momento en que se presente esa moción de censura, Rajoy estaría incapacitado para disolver las Cortes y anticipar elecciones, como se establece en el artículo 115 de la Constitución, hasta que la moción se vote.
La moción de censura no sería un procedimiento inédito en democracia. De hecho, desde la aprobación de la Constitución se ha puesto en práctica en dos ocasiones. Una, promovida en 1980 por el PSOE contra el Gobierno de Adolfo Suárez y con Felipe González como candidato. Fue rechazada por los 166 votos del grupo parlamentario centrista, que se quedó solo, ya que se abstuvieron 21 diputados, entre ellos los 9 de Coalición Popular y los 7 de la Minoría Catalana. Los votos favorables a la moción fueron 152 (socialistas, comunistas, andalucistas y 3 del grupo mixto). Faltaron 24 votos para conseguir la mayoría.
La segunda fue presentada por Alianza Popular contra el Gobierno de Felipe González en 1987. La moción fracasó al no contar con el apoyo del resto de los grupos, salvo Unión Valenciana. En contra votaron PSOE, IU, PNV y EE y hubo además 70 abstenciones (CDS, CIU, PDP, PL, PAR, AIC y CG).
La situación genera, por tanto, una notable incertidumbre. Aunque no es costumbre de Rajoy interferir en los problemas internos de otros partidos, los populares sí están preocupados por lo que pueda suceder en las primarias del PSOE. El asunto se ha tratado ya en varios Comités de Dirección del PP, donde el presidente advierte de que el discurso de Sánchez es «muy duro y divisorio».
Varios dirigentes populares coinciden en que la llegada de Sánchez radicalizaría al PSOE, y provocaría un acercamiento a Podemos, por lo que no se descarta que el socialista esté pensando en una vía para desbancar al Gobierno si llega al poder.
Una «alianza de progreso»
De hecho, en la propuesta «Por una nueva socialdemocracia», con la que se presenta a las primarias, Sánchez habla ya de la unidad con las fuerzas políticas de la izquierda, para recuperar «derechos perdidos» y «progresar en justicia social». En el texto, Sánchez hace un llamamiento a todas las fuerzas de izquierda del país-a las que no cita-para unirse en torno a lo que denomina «Alianza de progreso».
En su presentación, hace unos días en Madrid, el exsecretario general declaró su intención de hacer «renacer» al PSOE para «ser alternativa al Gobierno al PP» y no ahorró en ataques al partido de Rajoy. «Nuestro adversario político es el neoliberalismo y conservadurismo que encarna el PP», insistió.
En este sentido, Sánchez considera un error de la socialdemocracia que, en las últimas décadas, no haya presentado ya «una enmienda a la totalidad al sistema imperante, que es el neoliberal».
El candidato despejó así sus intenciones de formar un frente común contra el Gobierno si se impone en las votaciones que el PSOE celebrará en mayo. En ese frente, Sánchez integra no solo a los partidos de izquierda estatal, véase Podemos, sino de distintas comunidades autónomas y a los sindicatos.
Y, sin mencionarlos, también está dispuesto a establecer vínculos con los independentistas. De hecho, el programa reconoce por primera vez el Estado plurinacional y propone un «diálogo leal» para desencallar la crisis territorial.
Sánchez defiende actuar “sin amenazas” y abrir una reforma del modelo territorial hacia un federalismo “que refuerce la capacidad de autogobierno” de comunidades como Cataluña.