La verdadera historia de la última deserción del Banco de España de Escrivá


La tercera dimisión de un alto cargo del Banco de España desde la llegada de José Luis Escrivá, la del director general de Economía, Ángel Gavilán, ha generado el lógico revuelo mediático de estas ocasiones. Se han dado todo tipo de interpretaciones; la más extendida es que Gavilán se ha negado a plegarse a las presiones de Escrivá para ser amable con el Gobierno, aunque desde el propio Banco de España se lanza la contraria: que el informe anual de Gavilán era demasiado progubernamental y que el gobernador lo quería más independiente.
¿Cuál es la realidad? Gavilán es un economista muy académico que llevaba toda la vida en el Banco de España y al que el antecesor de Escrivá, Pablo Hernández de Cos, nombró como cabeza de la dirección general encargada del prestigioso servicio de estudios del Banco de España.
Hasta ahora, Gavilán había sido bastante ortodoxo, pero con la llegada de Escrivá ha tenido que «tragar carros y carretas», según una fuente cercana a la institución. Es decir, había tenido que hacer informes bastante amables con el Gobierno antes del que ha provocado su dimisión, y no había puesto demasiados reparos hasta ahora.
El informe de vivienda
Hay un ejemplo reciente: un informe del servicio de estudios sobre «El mercado de la vivienda residencial en España», probablemente la mayor preocupación actual de los españoles, en el que echa la culpa de la subida de precios a la falta de construcción -«el limitado crecimiento de la oferta de vivienda nueva habría contribuido a sostener el aumento de los precios»- junto a la demanda de los inmigrantes y los no residentes.
Ni una palabra de la Ley de Vivienda del Gobierno, de los topes a los alquileres, de las subidas de impuestos ni, por supuesto, de la protección a los okupas y la tortura legal que supone recuperar su vivienda para los propietarios. Es decir, cero críticas al Gobierno (al menos no alaba estas medidas, porque eso sí que haría daño al prestigio del Banco de España).
Es decir, Gavilán no había tenido reparos hasta ahora a publicar informes amables con las políticas de Pedro Sánchez. ¿Y por qué ahora sí? Pues porque el informe anual de 2023, publicado en abril de 2024, sí que era duro con el Gobierno y proponía medidas contrarias a las del Gobierno en vivienda, mercado laboral, pensiones, gasto público, competitividad, inversión, etc. Como se recordará, el Banco de España de De Cos era la principal oposición al Gobierno en cuestiones económicas, mucho más que el PP.
El informe de 2023
¿Y quién elaboró ese informe? Pues el servicio de estudios de Gavilán. Entonces, era prisionero de lo dicho en aquel informe y no podía elaborar otro un año después que dijera todo lo contrario o, al menos, que eliminara el grueso de las críticas. ¿Cómo iba Escrivá a publicar un informe que criticara la reforma de pensiones de Escrivá cuando era ministro de Seguridad Social? Por mucha imagen de independencia que quiera dar, tarea que le ha facilitado el ministro Carlos Cuerpo con su torpeza en el caso de Judith Arnal, todo tiene un límite.
Por tanto, Gavilán entregó un informe continuista con el del año pasado y el gobernador le dijo que dónde iba con eso. Como el director general de Economía se negó a cambiarlo, Escrivá encargó «arreglar» el informe a un dúo formado por Eva Valle (directora general de Relaciones Institucionales) y Mayte Ledo (directora general de Estrategia). Y ellas se han limitado a cortar todo lo que molestaba del texto original, por eso el informe anual de 2024 es mucho más corto que el de 2023 y no hace referencia a ninguno de esos temas sensibles. Algo que ha retrasado casi un mes su publicación.
Ahora bien, «Ledo y Valle saben cortar pero no rellenar», según las fuentes consultadas, por lo que no han sido capaces de sustituir los contenidos suprimidos por otros más neutrales para el Ejecutivo. Para alargar un poco el informe, han encargado «por fuera» un contenido inédito sobre el deterioro de la calidad institucional en nuestro país, algo que no es precisamente la competencia del Banco de España. Aun así, el informe es sensiblemente más corto de lo normal.
Al ver esto, Gavilán decidió que no podía aguantar más. Pero cumplió sus obligaciones hasta el final y se tragó el sapo de presentar el informe pese a que no se parecía en nada al que él había elaborado. Y al día siguiente, dimitió. Van tres. Y saldrán más en el futuro.