Cierre de sus instalaciones

Los trabajadores se vanaglorian de que utilizaban Nissan para dar trabajo a sus familiares

Los trabajadores de Nissan lamentan la marcha de una empresa con una dinámica familiar que ha acogido a "padres, hijos y hasta abuelos". La decisión se ha votado frente a la fábrica de Montcada i Reixac (Barcelona) ha obtenido el apoyo casi unánime de los asistentes.

Nissan se reunirá este miércoles con el Gobierno y sindicatos para buscar un futuro a la planta de Barcelona
Nissan planta de Barcelona

Los trabajadores de Nissan se despiden este jueves de las plantas de Barcelona, tras el acuerdo alcanzado entre la dirección y sindicatos, lamentando el fin de una empresa con una dinámica familiar que ha acogido a «padres, hijos y hasta abuelos». La decisión se ha votado frente a la fábrica de Montcada i Reixac (Barcelona) ha obtenido el apoyo casi unánime de los asistentes.

Los empleados, que han estado demandando que la fábrica de Zona Franca era competitiva, han declarado sin embargo que en ocasiones se utilizaba la empresa casi como una ‘agencia de colocación’ de empleo entre padres e hijos.

Ana y Juan, una pareja de trabajadores que se conocieron en la planta automovilística de Moncada, han valorado la compañía como una empresa familiar donde han crecido familias enteras, en declaraciones para Europa Press. Ambos han vivido los últimos meses con mucha incertidumbre y nervios, pero finalmente a sus 50 años podrán prejubilarse.

Por ello han remarcado que ahora hay que asegurar que tengan «un futuro», tanto ellos como las empresas auxiliares de Nissan y el conjunto de la industria automovilística catalana.

Padres e hijos

Juan entró en la planta de Montcada, primero en el taller y luego en las oficinas, por su padre, como también lo hizo Triana, que tenía al suyo trabajando en Seguridad y echó el currículum de su hija.

Triana, con 35 años y desde los 19 en la planta de Zona Franca de Barcelona, ha sentido «angustia, rabia y pena» desde que les comunicaron el cierre de las fábricas, en pleno confinamiento, cuando estaban en casa.

Quiere continuar trabajando en la nueva empresa que se espera que llegue a las instalaciones existentes, aunque también se plantea estudiar, puede que algo relacionado con laboratorios y, «tirando alto», un grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE).

Ella, que trabaja en el «infierno» de la línea de montaje, con calor y corriendo de un lado a otro, critica que Nissan se vaya de Barcelona sin pérdidas mientras que los empleados puedan llegar a quedarse sin empleo y tengan hipotecas por pagar, como es su caso.

Apoyo de los más veteranos

A la asamblea para votar el acuerdo de cierre también han asistido jubilados de la firma, algunos de los cuales tienen a sus hijos trabajando en sus talleres. Es el caso de Paco y Adalid, que empezaron a trabajar en la fábrica en 1973 y 1968, respectivamente, y están «muy cabreados» ante el fin que les ha dado la empresa.

«Lo han roto todo», dice Paco, que se preocupa porque el acuerdo alcanzado es favorable para los mayores, pero no tanto para los más jóvenes, como sus dos hijos. José, también jubilado, siente Nissan como si fuese suya y no se esperaba que pudiera acabar de esta forma su relación con Barcelona.

Él, que quiso entrar en la industria del automóvil desde que tenía 14 años, explica que empezó a trabajar en Motor Ibérica y estuvo en las negociaciones para la llegada de Nissan a Barcelona: «Lo que parecía muy bueno ha terminado siendo una pesadilla».

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