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Santander aumentará hasta 200 millones su base imponible por el impuesto a los dividendos de Sánchez

La exención del 100% sobre dividendos y plusvalías en las filiales se quiere pasar al 95%. De este modo, lo que era una actividad sin tributación pasará a tener un coste fiscal notable para el primer banco de España, que repatría aproximadamente 4.000 millones anuales.

Ana Botín, presidenta del Banco Santander
Ana Botín, presidenta del Banco Santander

Banco Santander será una de las empresas españolas que más tendrá que pagar por una de las principales subidas fiscales anunciadas por el Gobierno este martes en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado: el cambio de la exención del 100% sobre dividendos y plusvalías en las filiales extranjeras para incluir una exención del 95%, es decir un impuesto del 5% sobre estos beneficios. La multinacional española aumentará así su base imponible en hasta 200 millones de euros al año si el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias consigue sacar la ley presupuestaria adelante. Esto aumentaría su pago de impuestos en más de 60 millones de euros.

Esta cantidad es un máximo que corresponde a lo que tendrá que pagar la entidad de Ana Botín teniendo en cuenta que repatría anualmente unos 4.000 millones de euros, según desveló el consejero delegado de la entidad, José Antonio Álvarez. Hay que tener en cuenta que Banco Santander no sólo repatría dividendos en los países donde opera, sino que a veces reinvierte para continuar siendo competitivo en estos mercados. Además, según estiman desde fuentes con conocimiento de la situación, existen algunos países donde hay acuerdos para evitar la doble imposición que podrían quedar por encima de una hipotética subida fiscal en los PGE.

Por tanto, cuanta mayor reinversión de beneficios realice el banco cántabro en sus distintas jurisdicciones, menos dinero tendrá que tributar por este nuevo impuesto ante la Hacienda española si finalmente sale adelante. De ahí que los 200 millones seán solo un tope máximo impositivo por este periodo, que además se suma a los más de 5.000 millones de euros que ya paga Banco Santander en impuestos por distintos motivos en todos los países donde opera.

Quizá este rejón fiscal, no por esperado menos doloroso, pudo ser el responsable de que Santander llegara a ganar más de 4 puntos en Bolsa este martes tras presentar sus resultados para perder casi un 2% después de conocerse el golpe impositivo que iba a recibir.

Santander no será la única gran empresa que tendrá que afrontar una subida de impuestos enorme por la pandemia, pero sí sería una de las más afectadas ya que más del 80% de sus ingresos provienen de fuera de España. Al aplicarse un 5% sus 4.000 millones de ingresos, estos 200 millones se sumarían a los aproximadamente 5.200 millones de euros en impuestos que pagó en 2018, según la entidad bancaria, lo que suponía entonces un 35% del total de su resultado operativo.

Doble imposición

Esta subida impositiva especialmente pensada para grandes empresas, que son las que tienen negocio internacional, supone ‘de facto’ una doble imposición, ya que los dividendos repatriados por actividades económicas en otros países ya pagan impuestos por la actividad económica en sus países.

Ana Botín, durante el pasado año en la presentación de resultados, ya indicó que lo que había que hacer era «que todo el mundo pague donde genera el beneficio» pero con este cambio fiscal, en caso de que el Gobierno del Partido Socialista y Podemos consiga sacar la que puede ser la ley más importante de la legislatura, pagarán de nuevo en España por negocios generados fuera.

En el caso de Santander, Brasil supone el principal mercado por beneficios del banco, junto con otros importantes como Reino Unido, Estados Unidos o México.

Tasa Tobin

Además de esta subida impositiva de la repatriación de dividendos, Santander también puede verse afectado, al igual que el resto del sector financiero español y muy especialmente los fondos de inversión, por el impuesto de transacciones financieras o Tasa Tobin. El sujeto pasivo es el intermediario financiero que transmita o ejecute la orden de adquisición. Santander, como el resto de bancos cotizados, entra en esta clasificación.

Según el propio Gobierno español publicó recientemente tras la aprobación definitiva de esta tasa por el Senado, este impuesto «se trata de un impuesto indirecto que grava con un 0,2% las operaciones de adquisición de acciones de sociedades españolas, con independencia de la residencia de los agentes que intervengan en las operaciones, siempre que sean empresas cotizadas y que el valor de capitalización bursátil de la sociedad sea superior a los 1.000 millones de euros. De esta forma, se evita que el impuesto afecte a la compraventa de acciones de pymes».

Además, la Tasa Tobin no afecta al mercado primario, por lo que no tendrá impacto en las empresas que salieran por primera vez a Bolsa. El sujeto pasivo es el intermediario financiero que transmita o ejecute la orden de adquisición.

Entre las adquisiciones que estarán exentas de dicho gravamen, destacan, además de las operaciones del mercado primario, las necesarias para el funcionamiento de infraestructuras del mercado, las de reestructuración empresarial, las que se realicen entre sociedades del mismo grupo y las cesiones de carácter temporal.

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