Reestructuración bancaria

Las pérdidas para el Estado del rescate de las cajas de ahorros quebradas supera los 50.000 millones

La candidata a presidir el FROB, Paula Conthe Calvo, comparece la comisión de asuntos económicos del Congreso de los Diputados.
Paula Conthe, presidenta del FROB.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La factura del rescate de las cajas de ahorros quebradas con dinero público sigue subiendo y supera ya los 50.000 millones de euros para el Estado. Con las pérdidas del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) de 1.352 millones en 2021, el quebranto acumulado alcanza ya los 50.693 millones desde 2010. Algo que ha obligado al Tesoro ha inyectar al fondo de rescate 5.591 millones de capital para compensar los fondos propios negativos (si fuera una empresa, estaría en causa de disolución), circunstancia que el Gobierno había ocultado hasta ahora.

El año pasado, el organismo que ahora preside Paula Conthe (hija del exalto cargo socialista Manuel Conthe) se anotó esta nueva pérdida debido al «ajuste contable registrado en la valoración de la participación de FROB en BFA [matriz de Bankia] con el que se dan por contabilizados todos los ajustes consecuencia de la fusión» de Bankia con CaixaBank.

Estos ajustes son consecuencia de la sobrevaloración con que el FROB recogía en sus cuentas su participación en Bankia hasta 2020 (la valoraba en 5.975 millones). Este impacto anula con creces el impacto positivo de la revalorización de CaixaBank en Bolsa tras la fusión. Según la comunicación del FROB, su participación -del 16% tras la operación- «se ha revalorizado en 2.404 millones de euros, un 122%, hasta la fecha de formulación de cuentas». La otra participación que le queda al FROB, Sareb (el banco malo), está valorada a cero desde 2019 es decir, el Gobierno no espera recuperar nada de los 1.000 millones que invirtió.

El desastre viene desde 2010

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero creó el fondo público de rescate en 2010 tras la caótica intervención y venta de Caja Castilla-La Mancha. Ese año, el FROB registró unas pérdidas iniciales de 314 millones en su primer, que se dispararon hasta 10.557 millones en 2011, el año del llamado ‘FROB 2’; es decir, las inyecciones directas de capital con las que se nacionalizaron al 100% CatalunyaCaixa (luego rebautizada como Catalunya Banc), Novagalicia y Unnim.

La catástrofe llegó en 2012, el año de los Decretos de Guindos -que obligaban a las entidades a sanear su exposición inmobiliaria- y del rescate europeo del sector. En ese ejercicio el FROB se apuntó un agujero de 26.060 millones por el hundimiento del valor de las nacionalizadas (a las que ese año se sumó Bankia) y por las macroampliaciones de capital que fueron suscritas con el dinero europeo. Concretamente, 9.176 millones de euros procedían de Bankia, 6.674 de CatalunyaCaixa, 5.498 de Banco de Valencia, 3.091 de Novagalicia, 525 millones de Ceiss y 241 de BMN (Banco Mare Nostrum).

José Luis Rodríguez Zapatero.
José Luis Rodríguez Zapatero.

Tras el desastre de 2012, en 2013 las pérdidas se redujeron drásticamente hasta los 2.787 millones, que se explican por un nuevo quebranto de 1.651 millones provocado por la venta de Novagalicia al grupo venezolano Banesco que la bautizó como Abanca (esa fue la diferencia entre el precio de venta y el valor ya rebajado con los ajustes de 2012), 552 millones por el deterioro del valor de Catalunya Banc –que no había vendido todavía– y 245 millones por el traspaso del Banco Gallego al Sabadell. Estas pérdidas fueron minoradas porque la participación del Estado en BFA-Bankia se revalorizó en 709 millones y la de BMN, en 10 millones, según las estimaciones del fondo.

En 2014, el quebranto disminuyó aún más hasta 861 millones, que se explicaban fundamentalmente por la pérdida definitiva generada por la venta de Catalunya Banc a BBVA por un precio de 1.137 millones, 1.076 menos que el valor de la participación del FROB al cierre de 2013 (eso no supone la pérdida total del rescate de las cajas catalanas, ya que esta es muy superior, de unos 11.500 millones). Al igual que en 2013, elevó la valoración de Bankia y BMN, lo que redujo los números rojos.

Bankia y Sareb agravan el quebranto

En 2015, ya con Jaime Ponce al frente del fondo de rescate en sustitución de Antonio Carrascosa, volvieron a incrementarse los números rojos hasta los 1.293 millones. En 2016, continuó este incremento con un 11% más hasta 1.693 millones después de anotarse -ahora sí- un impacto negativo de 1.390 millones de euros por la disminución del valor de sus participaciones en BFA y BMN. Debido a estas pérdidas, el fondo de rescate entró por primera vez en patrimonio neto negativo de 1.609 millones de euros. El Estado tuvo que inyectarle los primeros 3.000 millones para reequilibrar su balance.

La causa principal de las nuevas pérdidas fue la pobre evolución de Sareb, el banco malo, donde posee un 45% del capital, que le obligó a apuntarse un deterioro de 947 millones del valor de su participación. En el lado positivo, se anotó un beneficio de 60 millones derivado de la valoración de la fusión de Bankia y BMN.

El presidente de Bankia, que será presidente ejecutivo de la nueva entidad tras la fusión con Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, y del consejero delegado de CaixaBank y que será consejero delegado del nuevo banco, Gonzalo Gortázar.
El entonces presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, en el anuncio de la fusión.

El año siguiente, 2018, la pérdida fue muy similar, de 905 millones, tras ajustar de nuevo el valor de su participación en BFA, lo que le supuso un impacto negativo de 297 millones de euros, y en Sareb, que le generó un deterioro de 382 millones. Lo más grave fue que el FROB entró por segunda vez en patrimonio neto negativo -quiebra técnica- de 469 millones de euros.

En 2019 siguió sin salir de pérdidas, esta vez de 232 millones por deterioros registrados en la valoración contable de Bankia y Sareb (que ya valoró a cero) y por el margen financiero del FROB, que fue negativo en 103 millones por los intereses pagados al Tesoro como consecuencia del préstamo concedido en 2012. Para tapar el agujero del patrimonio negativo que venía de 2018, volvió a convertir 3.000 millones de ese préstamo del Tesoro en capital por segunda vez, con lo que el FROB volvió a tener unos fondos propios positivos.

En 2020, los números rojos volvieron a dispararse hasta 3.639 millones por la pérdida de valor de BFA-Bankia (y, aún así, seguía sobrevalorada en su balance), con lo que se comió la inyección del Tesoro y volvió a entrar en patrimonio neto negativo, que se reequilibró con un tercer rescate del fondo de rescate (vaga la redundancia) por parte del Tesoro el 20 de diciembre que no se comunicó públicamente, esta vez por un importe mayor: 5.591 millones. Si sumamos los 1.352 millones del año pasado, se obtiene la citada pérdida total acumulada de 50.693.

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