Palo de Hacienda a los pensionistas: la peor noticia sobre la subida de las pensiones en 2025
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El año 2025 que estrenamos hace poco más de una semana, parecía pintar un panorama esperanzador para los jubilados en España, con un incremento generalizado de las pensiones contributivas y no contributivas. Tras años de incertidumbre económica y un sistema de pensiones tensionado, esta subida de las pensiones era vista como un alivio para millones de pensionistas. Sin embargo, detrás de esta mejora aparente se esconde un detalle que podría amargar la noticia a más de uno: el impacto del IRPF sobre la subida. En lugar de recibir el aumento completo, una parte significativa de este será retenida por Hacienda, reduciendo considerablemente los beneficios reales.
La medida afecta especialmente a las pensiones más bajas, que verán cómo la subida de las pensiones anunciada se reduce drásticamente después de aplicar las retenciones fiscales. Esta situación plantea serias dudas sobre la equidad de un sistema que debería proteger a los más vulnerables. Además, el contexto fiscal para 2025 no se detiene ahí: las reformas en cotizaciones sociales y ajustes para trabajadores y autónomos añaden una carga adicional, generando tensiones en la población activa que financia el sistema. De hecho, el panorama se complica aún más con la entrada en vigor del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), diseñado para reforzar el sistema de pensiones frente al envejecimiento de la población. Aunque esta medida busca garantizar la sostenibilidad del sistema a largo plazo, el aumento de las cotizaciones sociales recae tanto en trabajadores como en empresas, incrementando la presión económica en un contexto ya de por sí complicado. Todo esto, sumado a las retenciones fiscales sobre las pensiones, plantea un dilema: ¿realmente mejora la calidad de vida de los jubilados con esta subida?
La peor noticia sobre la subida de las pensiones en 2025
A pesar de anunciarse una subida para las pensiones en 2025, no sólo es inferior a la experimentada en años anteriores, sino que además la Agencia Tributaria descontará el IRPF correspondiente, algo que afectará también a las pensiones más modestas. Por ejemplo, un jubilado con una pensión anual de 16.320,53 euros verá cómo de los 444,53 euros de aumento, 191,15 euros serán retenidos como IRPF. Esto deja un incremento neto de 253,38 euros, mucho menos de lo prometido. La situación no es exclusiva de este tramo: quienes reciban pensiones de 18.504, 20.560 o 22.672 euros también enfrentarán retenciones significativas, aunque los porcentajes varían. En algunos casos, como el tramo de 20.560 euros, la pérdida asciende a 240,80 euros de los 560 euros anunciados, dejando claro que las pensiones más bajas son las más perjudicadas.
Este patrón contradice la lógica esperada, ya que se podría pensar que las pensiones más altas soportarían un mayor impacto fiscal. Sin embargo, las cifras muestran que la proporción de pérdida es mayor en las pensiones más bajas, afectando directamente a los jubilados con menos ingresos. Esto plantea un cuestionamiento sobre la justicia del sistema, que debería proteger a los más vulnerables pero que, en la práctica, les deja con una mejora muy limitada.
Más cotizaciones sociales
La financiación del sistema de pensiones en España sigue siendo un desafío. Para intentar paliar el déficit creciente, este 2025 se aplicará de nuevo el MEI, con un incremento del 0,80% en las cotizaciones sociales. Esta subida, distribuida entre empresas y trabajadores, busca fortalecer la hucha de las pensiones, pero también genera tensiones en la población activa. Los trabajadores aportarán un 0,13%, mientras que las empresas asumirán un 0,67%, un esfuerzo colectivo que no garantiza cubrir las necesidades del sistema a largo plazo.
Además, las reformas no se limitan a los asalariados. Los autónomos, quienes ya enfrentan desafíos financieros, deberán adaptarse a un sistema de cotización basado en ingresos reales. Este modelo, aunque más ajustado a las capacidades económicas de cada uno, implicará previsibles aumentos para quienes perciben mayores ingresos, aumentando aún más la presión fiscal.
Reformas fiscales para 2025
Además de todo lo comentado, el Gobierno ha implementado medidas adicionales para incrementar la recaudación de la Seguridad Social. Entre ellas destacan el aumento de los topes máximos de cotización, que afectará principalmente a los salarios más altos. Estas reformas buscan equilibrar las cuentas públicas, pero lo hacen trasladando la carga a trabajadores y autónomos. Aunque estas medidas podrían aliviar temporalmente la presión sobre el sistema, los expertos coinciden en que no son suficientes para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.
Y es que el dilema al que se enfrenta el sistema de pensiones español es más que evidente: satisfacer las demandas de más de nueve millones de jubilados mientras se mantiene la sostenibilidad de las cuentas públicas. Aunque la subida de las pensiones para 2025 representa una mejora en el papel, las retenciones fiscales y los ajustes sociales reducen significativamente su impacto positivo. Esto afecta de manera más contundente a quienes perciben menos, dejando en evidencia la necesidad de una revisión integral del sistema.
En última instancia, los jubilados reciben menos de lo que esperaban, mientras que los trabajadores y autónomos asumen una carga cada vez mayor. Este panorama pone de manifiesto las dificultades de mantener un sistema de pensiones viable, justo y equilibrado, donde Hacienda, una vez más, parece salir ganando.