Ni Trump pudo con él: este pequeño país europeo se convierte en el nuevo refugio fiscal de Europa
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Las decisiones unilaterales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en materia comercial no han dejado títere con cabeza. Desde que en su ya recordado Día de la liberación, anunciara aranceles duros para las exportaciones provenientes de prácticamente todos los países del mundo, el panorama económico de Europa se ha teñido de incertidumbre. En España, los sectores más expuestos han empezado a hacer cálculos. Pero no somos los únicos. Muy cerca, en Italia, los efectos se han sentido con especial crudeza. Sin embargo, lo curioso es que, en medio de tanto caos ha aparecido un pequeño país italiano con el que Trump no ha podido de igual forma, y que tiene vistas de convertirse en el en el nuevo refugio fiscal de Europa.
San Marino, un microestado enclavado en el corazón del país transalpino, parece haber encontrado su propia burbuja de protección frente a la crisis arancelaria provocada por las políticas económicas de Trump. Y es que mientras los países europeos se preparan para asumir un arancel del 20 % en sus exportaciones hacia Estados Unidos, San Marino ha quedado en una posición inesperadamente ventajosa. Según ha revelado el medio Corriere della Sera, el país ha sido indultado de forma parcial por la administración norteamericana, con un arancel reducido al 10 %. Y aunque pueda parecer anecdótico, este detalle técnico ha encendido todas las alarmas (y los teléfonos) en la Cámara de Comercio sanmarinense, con muchas empresas italianas que se plantean con trasladar allí su sede.
El país europeo con el que Trump no ha podido
Los efectos del Día de la Liberación tuvieron más allá de lo simbólico. La Bolsa de Milán se desplomó arrastrada por el miedo de los inversores ante un posible aislamiento económico en un contexto de tensión arancelaria global. El golpe no solo sacudió las cotizaciones: también expuso la fragilidad del modelo exportador italiano ante medidas proteccionistas venidas de ultramar.
El problema no es menor. Sectores como la moda, la maquinaria industrial o la alimentación, grandes motores del tejido económico italiano, dependen en buena medida del mercado estadounidense. Con los nuevos aranceles del 20 % en el horizonte, muchas empresas empiezan a buscar alternativas… y algunas las están encontrando a pocos kilómetros de casa.
San Marino, el oasis en mitad del desierto
En este contexto tan adverso, la República de San Marino ha pasado de ser una anécdota geográfica a convertirse en una posible tabla de salvación para muchas compañías. Aunque se trata del tercer país más pequeño de Europa —solo superado en tamaño por Mónaco y el Vaticano—, su situación jurídica particular ha despertado un interés inusitado. Al no formar parte de la Unión Europea ni del Espacio Económico Europeo, pero sí mantener estrechas relaciones con Italia, San Marino se ha visto beneficiado por un trato diferenciado en materia arancelaria.
Luca Beccari, secretario de Estado de Asuntos Exteriores de San Marino, confirmó que Estados Unidos ha decidido aplicar a su país un tipo arancelario indicativo del 10 %, una cifra que reduce a la mitad la carga que soportarán las empresas europeas. Según explicó en rueda de prensa, tal y como publica Corriere della Sera, se trata de una decisión unilateral que aún puede cambiar, pero que ya ha tenido consecuencias inmediatas: la llegada masiva de consultas de empresarios interesados en instalar allí oficinas operativas para exportar hacia Estados Unidos, con el fin de «capear» la tormenta fiscal de Trump.
El interés empresarial crece por minutos
Desde la Cámara de Comercio de San Marino aseguran estar desbordados. Denis Cecchetti, director general de la entidad, confesó al mismo medio italiano: «Debo decir que estamos un poco sorprendidos, porque tenemos la impresión de que muchos de quienes nos llaman subestiman que no es tan sencillo como creen.
Además recuerda el proceso en el que se encuentra el país, intentando convertirse en país asociado a la Unión Europea. «Estamos completando un proceso que nos llevará a la adhesión a la Unión como país asociado, lo que nos convertirá en una parte aún más integral del sistema de relaciones y oportunidades económicas europeas», por lo que se acercan a una realidad que podría cambiar también su situación fiscal y comercial actual.
Ventajas, pero también límites
También desde el propio gobierno de San Marino se pide cautela. Marco Gatti, secretario de Estado de Finanzas y Presupuesto, ha insistido en que cualquier escenario se evalúa con pragmatismo y que la prioridad sigue siendo la sostenibilidad del modelo económico. «Estamos interconectados con la economía italiana y europea», recordó, «y cualquier movimiento debe garantizar un impacto positivo a largo plazo».
¿Refugio fiscal o maniobra puntual?
A pesar del entusiasmo de algunos, las propias empresas sanmarinenses son prudentes. William Vagnini, secretario general de la asociación de industriales de San Marino, recordó que incluso un arancel del 10 % es un coste importante, y que el nuevo panorama afecta también a las exportaciones desde su país, que tienen como primer destino la Unión Europea y, en particular, Italia. Es decir, San Marino tampoco es inmune al terremoto.
Aún así, lo que está ocurriendo refleja una tendencia clara: en tiempos de inestabilidad, las empresas buscan resquicios legales y fiscales que les permitan sobrevivir. Y San Marino, al menos por ahora, se ha convertido en ese resquicio perfecto, un oasis de oportunidad en mitad de un desierto económico creciente.