Mr. Draghi: whatever it takes?
«Durante nuestro mandato, el BCE está dispuesto a hacer lo que haga falta para preservar el euro, y créanme, será suficiente», Mario Draghi.
En un ya lejano 22 de abril de 2008, el cruce del euro contra el dólar marcaba la cotización máxima de su historia dejándola en los nada menos que 1,5991 euros por cada dólar. Era la era del halcón Jean-Claude Trichet, un hombre rigurosamente metódico y anclado en la herencia arcaica y obtusa de la hiperinflación alemana que arrasó el marco en la época de entreguerras durante el siglo XX. Este arraigado miedo inflacionista había servido de base para que el euro se consolidara como una divisa estable y sólida, en parte a lomos de un Bundesbank que tenía muy claro que encorsetar la economía de la Unión bajo el amparo de unas normas rígidas era necesario para dar credibilidad al proyecto común.
Sin embargo, el endeble modelo económico al que se había sometido la Europa mediterránea al calor de unas transferencias que sirvieron para sentar las bases de la burbuja inmobiliaria de 2008, sembró la semilla de un mercado bajista que ha hundido por completo a la divisa común hasta llevarla a lo inevitable; que cotice por debajo de la paridad, algo que me temo señores que está a punto de suceder.
La semana pasada asistíamos atónitos a un nuevo récord para mi querido Mr. Market, empecinado en batir récord tras récord, demostrando que aquellos que hemos sido especialmente críticos con las políticas monetarias de los bancos centrales, no andábamos muy equivocados. Y es que hoy me viene a la cabeza aquel 1 de noviembre de 2011 en el que Mario Draghi tomaba el relevo al mando del BCE soltando su legendario: “whatever it takes” y evidenciando que su talante absolutamente complaciente daría un nuevo aire al euro ante la destreza simplista y severa de su predecesor Trichet.
Queda claro que la llegada de Mr. Draghi restó protagonismo a las demonizadas agencias de rating; Fitch, Standard & Poor’s y Moody’s, así como a los CDS, las primas de riesgo, los hombres de negro, las reformas de Rajoy y principalmente a un mercado que exigía al Reino de España un 7,5% de rentabilidad a cambio de financiación, ¡pas mal! Sin embargo, una década después del famoso “NO RESCATE” a España, con el popular préstamo “con condiciones ventajosas”, el euro confirma el declive de la decadencia de una Unión Europea que parece más convencida en desaparecer que en fortalecerse. Y es que ese corsé monetario que había impuesto el BCE con su doble mandato, había logrado contener la creación ficticia de moneda en pro de regirse sobre políticas tradicionales que se centrarían en controlar la inflación y dejar que los propios mercados se regularan a pesar de las consecuencias que se derivan de todo saneamiento. Y es que es bien sabido que las reformas del Sr. Mariano Rajoy dejaron de existir justo en el momento en que nuestro querido Draghi le dio al ¡BUY! El resto como saben, es historia.
Ay… mi querida Unión Europea, has tenido que enfrentarte desde entonces al corralito de Grecia, al auge de los populismos, al BREXIT y a la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, algo para lo que no estábamos preparados pero de lo que sí debiéramos haber estado prevenidos, pues al fin y al cabo gran parte de los problemas que dieron luz a la Unión Europea fueron dos siglos de largas guerras entre las naciones fragmentadas sin pactos y coaliciones económicas que fortalecieron lazos y derribaron muros. Sin duda y tristemente, el proyecto común que abanderó y soñó la Europa de Mr. Churchill ha quedado en un absoluto y rotundo fracaso, algo que esta semana la cotización del EUR/USD se encargará de recordarnos.
Como siempre he defendido en ésta, mi tribuna de opinión, la audacia del liderazgo es esencial para poder solventar los problemas. Y es que un líder político debe imperiosamente comprender que a veces hacer lo correcto, no es hacer lo políticamente correcto, la toma de decisiones responsables es más que probable que no contente a todos, pero sí es sin duda lo que hay que hacer. Hoy vivimos en un mundo en el que se denomina halcón a un presidente llamado Powell que tiene una métrica monetaria en su mandato del -1,95% de tipo de interés real, y una Sra. Lagarde que está maniatada por las consecuencias de aquél “whatever it takes”, puesto que me reconocerán que resulta absolutamente imposible normalizar la política monetaria sin dejar de comprar deuda en los mercados, pues de otra manera la capacidad de financiación de España e Italia sería probablemente nula. Por ende, lo único que se ha normalizado es que el BCE se tiene que comer absolutamente todo el papel de un mercado que confía única y exclusivamente en la deuda pública europea a nivel especulativo. ¿Qué les parece?
Sin embargo, y sin ánimo de ser agorera, mi opinión trata de buscar un enfoque constructivo y entender que Portugal e Irlanda han enseñado que una década después de la crisis de los PIGS, los Estados con ganas de reinventarse desde conceptos liberales que permitan abanderar la iniciativa privada, pueden dar la vuelta a un modelo económico con determinación y convertirse en economías sólidas, algo de lo que España debería aprender de inmediato. Sin un modelo político definido, con un gobierno hecho a pedazos en el que cada cual defiende su propio interés y en el que prevalece más el hecho de pedir caridad a Europa que de empoderar a sus ciudadanos para que crean en sus posibilidades y se impliquen en un proyecto común, que a día de hoy carece por su ausencia, ¡esto NO funciona! Hoy España es víctima de los populismos que se han multiplicado por el descontento social que ha provocado una crisis que más que sistémica parece ya endémica. Me duele considerar que el panorama a medio plazo no atisba nada positivo para un invierno que se antoja especialmente crudo si sumamos al afecto de la subida de los precios de la energía, el hundimiento de nuestro euro. Dicho todo lo cual, sólo me queda por decir que una década después de ese famoso “whatever it takes”, sí hiciste todo lo que fue necesario Mario, ¡todo lo necesario para hundir al euro!
Gisela Turazzini, Blackbird Bank Owner Founder CEO.