¡Ministra Montero! Permítame discrepar
«Si usted ahorra para su pensión en un calcetín, probablemente nacionalizarán los calcetines». Margaret Thatcher
¡Humanos, economía, Estado, poder y mercado! Son probablemente los elementos que sujetan nuestra sociedad, en cuanto al ámbito socio-económico se refiere, el cual rige nuestro estado del bienestar. El ser humano, desarrolla la economía emprendiendo proyectos que nos dan facilidades, mediante su innato talento creativo. Y como sabemos, el mercado favorece el libre intercambio de dichos bienes, productos, servicios y capitales. Por otro lado, nuestro querido Estado, se encarga mediante su abusivo poder coercitivo de frenar mediante el miedo, el desarrollo de los diferentes agentes económicos, en su búsqueda del tan anhelado poder. Como habrán podido intuir, este párrafo viene a enumerar los pilares básicos que sujetan la teoría económica de Rothbard, pero que tienen
mucho que ver, con aquello que pretendo explicarles hoy en mi tribuna semanal de opinión ¡bienvenidos/as!
En el transcurso de las últimas semanas, hemos asistido a una fuerte caída de nuestro sistema bancario a nivel bursátil, que vieron frustrado su incipiente intento de recuperación técnico, que dio arranque hace justo tres semanas. ¿Los motivos? ¡La nueva y negligente política fiscal del PSOE sobre la banca! No les negaré que entiendo que nuestra sociedad, sienta cierta empatía sobre este tributo, puesto que al fin y al cabo, a nadie se le escapa
que el recate bancario, provocó que pasaramos del 60% al 100% de deuda sobre el PIB, dilapidando con ello la hucha de nuestra Seguridad Social. Sin embargo, a pesar de que que podría plantear nuestro análisis sobre las injerencias de la Banca, creo que es un capítulo que hoy no me corresponde. Lo que sí compete, es tratar de comprender la afectación real de la nueva política fiscal sobre la economía y el mercado. Lamento comunicarles que lo impensable, ¡se ha pensado y realizado! Créanme, “freír lo refrito”, no
es simple y si algo logró meritoriamente Montoro, ¡fue freírnos a impuestos!
Próximamente, veremos a qué hace referencia la ministra Montero con esta “contribución gradual de la Banca”, en forma de tributo directo con dirección hacia las “huchas” de las Seguridad Social; y ¡cómo pretende balancear el déficit fiscal! con una subida de impuestos por un importe total, de 5.000 millones de €. ¿Pero, de verdad creen que estas medidas serán efectivas? Por ejemplo, lo que probablemente provoque la nueva “tasa a la banca”, sea un encarecimiento del préstamo, por lo que de rebote provocará una reducción del poder adquisitivo destinado al consumo y una menor inversión por parte de los empresarios. Los mercados exigen que los beneficios crezcan ¡siempre! y si las empresas pagan más impuestos, ¡no es su problema! Como siempre mantengo; ¡El Mercado es soberano!
A lo que me refiero, es que concentrar el problema en la subida de impuestos y/o los recortes, ¡son políticas fiscales cobardes! que suponen un embudo pernicioso hacia un sólo y único punto; ¡la crisis! Como nos enseñó Von Mises; la economía no se desarrolla sanamente vía procesos econométricos, sino por la ¡acción humana! Y es dicha acción humana, y no la subida de impuestos lo que nos sacará del tan temido déficit.
Me explicaré haciendo uso de las matemáticas. Recaudación = (Base imponible * tipo impositivo). La salvedad de este producto, es que en política económica, el orden de los factores ¡sí tiene afectación sobre el resultado!
Si tratamos de incrementar la recaudación, con base en incrementar el multiplicador, lo que provocamos es que la base imponible se estanque y además; ¡minar la moral de los emprendedores! Drenar energía en el proceso empresarial, restando incentivos, provoca menor inversión y más desempleo ¡evidente! ¿no les parece?
Ante mayor desempleo, mayores prestaciones sociales de desempleo y con ello, seguimos mermando ese pozo sin fondo que es la Seguridad Social. Provocando además, que las personas que quieren trabajar no puedan y que aquellas más necesitadas, no dispongan de las ayudas que se merecen. Sin embargo, si nos centramos en la primera derivada del producto (la base imponible), nos encontramos que si bajamos el tipo impositivo, por contrario a lo actualmente establecido; alimentamos la moral y el incentivo de los emprendedores, que en su afán de crecer, incrementarán la inversión y la contratación.
Con más empleo a la vista, hay más consumo y más base imponible en los impuestos directos (IRPF e IS). Y con más gente centrada en aquello a lo que se quiere dedicar profesionalmente, ¡existe más felicidad! y a la postre; llenamos las arcas del Estado, por el mero ahorro de los subsidios por desempleo. En economía, multiplicar por 20 es mejor que hacerlo por 35, ya que la demanda agregada del conjunto, crece en el momento que existe incentivo. ¡Pero claro! para ello se precisa de mucha valentía y tiempo, puesto que el primer efecto a la hora de bajar impuestos, es un “bounce económico”. En definitiva, un factor que nadie está dispuesto a asumir.
Por supuesto que en España tenemos un problema de orden económico y fiscal enorme, pero si me permiten, con respeto y modestia me atrevería a decir que hay algo todavía peor que el problema de orden económico y fiscal; ¡El dichoso problema ideológico! La ideología existente acerca de la tributación, en un Estado que se ha manifestado en los últimos años abiertamente corrupto, destruye el bienestar y fomenta el populismo. La libertad y sus políticas económicas se centran en el desarrollo del ser humano en su totalidad, ¡en sus defectos y en sus virtudes! y siembra la base para el verdadero desarrollo, que no es otro que la inversión productiva y el ahorro; y estos, señores son los únicos valores que nuestra
nueva ministra Montero, ¡debería avalar! Es mi consejo como; emprendedora, empresaria y economista.
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