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Malas noticias si cobras menos de 1.600 €: el aviso de un economista que debes conocer

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Blanca Espada

El debate sobre la vivienda en España es uno de los más encendidos. Los precios no paran de subir, las operaciones de compraventa marcan cifras de récord y, sin embargo, los sueldos parece que siguen anclados y parecen no subir nunca. Si ese es tu caso, si cobras menos de 1.600 euros al mes, puede que sientas esa frustración de saber que aunque tienes trabajo, y cobras todos los meses, apenas tienes opción de comprar o alquilar una vivienda.

El economista Gonzalo Bernardos ha hablado sobre ello y de hecho, sus palabras no son precisamente alentadoras si cobras menos de 1.600 euros. Según advierte, hoy en día no basta con tener un contrato fijo o una nómina estable: los propietarios exigen más y los bancos también. El listón se ha puesto tan alto que buena parte de la población queda fuera de juego. En el plano político, se han lanzado distintas medidas con la intención de contener los precios y dar aire al mercado del alquiler. Pero, según Bernardos, la realidad ha ido por otro lado: la oferta se ha reducido, encontrar piso se ha vuelto más complicado y, al final, muchos no han tenido más remedio que mirar hacia la compra. Jóvenes que quizá habrían seguido alquilando se ven ahora empujados a hipotecarse, aunque eso implique atarse durante buena parte de su vida laboral.

Malas noticias si cobras menos de 1.600 €: el aviso de un economista

Los datos del primer semestre de 2025 hablan por sí solos. En apenas seis meses se han cerrado 357.533 compraventas, un 20% más que en el mismo periodo del año pasado. Sólo en junio se firmaron más de 59.000 operaciones, una cifra que no se veía desde 2007, justo antes del estallido de la burbuja. Para hacerse una idea, en medio año ya se han superado las ventas de todo 2015.

La mayoría de esas operaciones corresponden a pisos de segunda mano, casi ocho de cada diez. La obra nueva representa poco más del 20%. Además, casi todas son viviendas libres, mientras que las protegidas siguen siendo una minoría, apenas un 7%. Si el ritmo no se frena, el año podría cerrar con entre 670.000 y 683.000 compraventas, cifras que no se veían desde hace casi veinte años. Eso sí, con una consecuencia directa: los precios suben. Se calcula entre un 4% y un 6% a nivel general, y hasta un 10% en zonas muy demandadas como Madrid, Barcelona o Málaga.

La vivienda no se compra con el salario

Y es en este contexto cuando llega una de las frases más repetidas por Bernardos: «la vivienda no se compra con el salario, se compra con el endeudamiento». ¿Qué significa? Que el sueldo mensual no es el factor decisivo. Lo importante es la disposición de los bancos a conceder préstamos y el tipo de interés. En otras palabras, puedes tener un salario decente, pero si no convences a la entidad financiera, no hay hipoteca. Ellos deben ver si el nivel de endeudamiento que tienes es asumible y sólo así optarán por conceder o no la hipoteca.

Y no es sólo que sea un problema que cobres menos de 1.600 euros para comprar un piso, también lo es en lo que respecta al alquiler. Si te mueves en torno a los 1.200-1.600 euros, muchos propietarios directamente descartan a los inquilinos. Los caseros prefieren nóminas que superen los 2.000 euros, y eso deja a miles de trabajadores en tierra de nadie. Ni alquilan con facilidad ni acceden a una hipoteca sin condiciones duras. Y al final, la decisión es clara: o seguir compartiendo piso, o endeudarse durante 30 años.

El fracaso del control de alquileres

Otro punto en el que Bernardos ha sido especialmente crítico es con la intervención pública. En Cataluña, por ejemplo, el control de los precios del alquiler ha tenido un efecto contrario al esperado. Menos oferta, más dificultad para encontrar piso y, como consecuencia, un auge del mercado de habitaciones. «Lo que se ha hecho ha sido un horror», llegó a afirmar en televisión, dirigiéndose directamente al ministro de Consumo.

Y la percepción de la ciudadanía confirma esa sensación. En 2018, la vivienda apenas preocupaba al 2% de los encuestados en el CIS. Hoy, en cambio, supera el 30% y se coloca como el primer problema para los españoles. No es una cifra menor: refleja hasta qué punto el acceso a un techo se ha convertido en una de las grandes angustias del día a día.

El alquiler dispara los precios y la compra se convierte en refugio

En paralelo, el mercado del alquiler sigue tensionado. Se espera una subida de más del 10% este año, impulsada por la falta de oferta y la fuerte demanda en zonas urbanas y turísticas. Muchos inquilinos no encuentran opciones viables y, al no poder pagar los precios exigidos, terminan dando el salto a la compra. Paradójico, pero real: hipotecarse se percibe, para muchos, como un mal menor frente a un alquiler inalcanzable.

En definitiva, si cobras menos de 1.600 euros al mes tiene muy pocas opciones. Ni es atractivo para los arrendadores ni encaja en las exigencias de los bancos. Una situación que, de no cambiar, seguirá ampliando la brecha entre quienes pueden acceder a una vivienda y quienes, pese a trabajar cada día, se ven condenados a la precariedad habitacional.

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