Finanzas

La liquidez del BCE permite al Tesoro volver a cobrar por su deuda a corto plazo

El respaldo del Banco Central Europeo al sector financiero mediante financiación barata permite que las emisiones del Tesoro se rebajen tanto en corto como en el medio y largo plazo después del susto en los mercados del mes de abril.

La liquidez del BCE permite al Tesoro volver a cobrar por su deuda a corto plazo
Christine Lagarde, presidenta del BCE

La deuda española volvió a abaratarse en el mes de mayo después de que en abril todos los tipos de interés de todas las emisiones del Tesoro Público (tanto de letras a corto plazo como de bonos a medio y largo plazo) repuntaran con fuerza por la pandemia del coronavirus y las tensiones que generó en el mercado interbancario, que también se han visto reflejadas en el Euríbor.

Así lo muestran los datos del Banco de España, hechos públicos este mismo miércoles y que establecen los tipos medios a los que se ha ido colocando la deuda española en cada uno de los tramos. En estos datos se observa que los tipos marginales de las letras del Tesoro volvieron a negativo, con un -0,08% tras subir en abril al 0,08%, poniéndose en positivo, lo que supone una novedad absoluta pues las letras a tres y seis meses acumulaban en su mayoría tipos negativos desde agosto de 2014, cuando la deuda emitida por el Tesoro Público empezó a registrar tipos negativos para los tramos más cortos.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez, y también los bancos y empresas, se mueven en un entorno de facilidad de liquidez que ‘anestesia’ la realidad económica

En estos mismos números referentes a mayo, se observa cómo también las letras a corto plazo en el mercado secundario han vuelto a intereses negativos, en este caso del -0,23% tras subir al 0,01% durante el mes anterior. La enorme liquidez suministrada por el Banco Central Europeo y la garantía de aval del pago de la deuda de países periféricos permiten al Ejecutivo de Pedro Sánchez, aunque también a los bancos y a las empresas, moverse en un entorno de facilidad de liquidez que ‘anestesia’ la realidad económica y hace que por el momento no se estén generalizando las quiebras corporativas, al menos en grandes empresas que ven garantizada su financiación.

Precisamente este jueves el Tesoro Publico espera captar hasta 6.000 millones de euros en una nueva subasta de bonos y obligaciones del Estado, con la que cerrará el calendario de emisiones de junio y del primer semestre del año.

Deuda a largo plazo

Para los bonos a más largo plazo la evolución ha sido similar, y de nuevo se han visto tipos de interés acordes con los que se estaban dando en los últimos meses después de que en abril las tensiones de los mercados hicieran que el Tesoro Público tuviera que pagar mucho más, encareciendo el servicio de una deuda que, no obstante, se encuentra en mínimos históricos en cuanto a su precio.

Concretamente han sido las emisiones más comunes, las que el Tesoro celebra con un vencimiento a tres y a cinco años, las que han vuelto a bajar en su precio. En abril los bonos a tres años subieron desde el 0,08% hasta el 0,28% (dos décimas para este tipo de emisiones es una cantidad notable) y en mayo su precio se ha vuelto a desplomar, quedándose en el 0,05%.

Seis décimas en 30 días

Por su parte, la evolución de los títulos de deuda a cinco años es aún más espectacular: subió seis décimas en abril desde el -0,24% hasta el 0,42%. En mayo, el efecto del aval de la entidad presidida por Christine Lagarde y con Luis de Guindos como vicepresidente ha vuelto a actuar y el tipo medio se derrumba hasta un interés del 0,07%, que no sería nada rentable para los inversores que prestan el dinero a España (la inflación en este periodo posiblemente sea superior) de no ser porque la deuda paga cupón con carácter periódico.

Por último, las emisiones a más largo plazo (de 10 y 30 años) han mantenido el mismo interés que en abril, del 0,73% y del 1,69%. Esto quiere decir que la confianza de los inversores en la deuda española a más largo plazo por el momento no ha cambiado, y ya es entre dos y tres veces más caro financiarse en esos tramos de lo que era el verano pasado.

Desincentivar ajustes

Con este panorama financiero favorecido por la institución monetaria con sede en Fráncfort y que es el soñado para el Gobierno de Sánchez, se retoma una senda que aparentemente seguirá favoreciendo a las arcas públicas españolas y desincentivando el recorte de gastos por parte del Gobierno, que puede mantener la teoría de que no es necesario hacer ningún recorte en gasto administrativo porque los inversores le ‘regalan’ el dinero para mantener o incluso aumentar el gasto a pesar de la caída de ingresos fiscales que se prevé por el efecto de la pandemia.

Pero por el momento, mientras los mercados sigan siendo tan benévolos con España gracias al BCE, la crisis causada por el coronavirus no tendrá una evolución similar a la Gran Recesión de 2008-2013, cuando las cuentas públicas estuvieron a punto de quebrar.

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