Kamala Harris subirá impuestos, limitará la inmigración y no impondrá aranceles a España y la UE
Kamala Harris apunta a candidata demócrata tras la retirada de Biden a las elecciones de Estados Unidos de noviembre
Kamala Harris, actual vicepresidenta de Estados Unidos, será elegida la candidata demócrata a las elecciones del país en la convención del partido el 20 de agosto, y su política económica será continuista con la de Joe Biden: subirá los impuestos, al menos a los más ricos, no impondrá aranceles a España y a la Unión Europea pero continuará con la guerra comercial con China, y limitará la inmigración, aunque no de forma tan contundente como hará si gana en noviembre Donald Trump, candidato republicano.
Éstas son en líneas generales las políticas económicas que esperan las casas de análisis de Kamala Harris, a quién dan alguna posibilidad de ganar los comicios a Trump. Kamala Harris competirá con el republicano con una política económica que pasa por reducir los impuestos, al menos a los más ricos. Así lo asegura Gilles Moëc, de AXA: «En materia fiscal, gran parte de los ahorros que cualquier candidato demócrata contemplaría provendrían de permitir que expiren algunos de los recortes de impuestos implementados por Trump en 2017, al menos aquellos que benefician más a las personas mejor pagadas».
Biden se había comprometido a extender estas medidas para las familias que ganaran menos de 400.000 euros anuales, algo que probablemente mantendrá Harris.
Moëc también ve diferencias importantes con Trump en cuanto a los aranceles y el proteccionismo de la economía del país. Harris mantendría la guerra comercial con China que abrió Trump y que mantuvo Biden, que no eliminó los aranceles a productos del gigante asiático. «La diferencia clave con Trump seguiría siendo el tratamiento de las importaciones de otros proveedores, que en caso de una victoria demócrata en noviembre evitaría a los exportadores europeos una versión más pequeña pero aún dolorosa de la guerra comercial contra Pekín», señala.
En cuanto a inmigración, Harris limitaría la entrada de inmigrantes al país pero no sería tan dura como Trump, que ha prometido deportaciones masivas y acabar el muro en la frontera con México.
Una diferencia de Harris con Biden sería que la ahora vicepresidenta sería más dura en contra de las petroleras por la contaminación. Harris es una feroz combatiente de las perforaciones en el mar y el fracking, la práctica de la industria petrolera utilizada para extraer petróleo y gas de formaciones rocosas densas. Harris pidió en 2019 acabar con esta práctica, medida que no fue apoyada por Biden.
Como fiscal de California, Harris también destacó por defender a los propietarios de viviendas. Defendió un acuerdo de 25.000 millones de dólares para propietarios de viviendas que fueron objeto de ejecuciones hipotecarias injustamente como consecuencia de la crisis financiera.
En cualquier caso, la opinión generalizada en este momento entre los analistas es que Trump ganará las elecciones de noviembre. «Las presidenciales siguen pareciendo cosa de Trump. Las encuestas sugieren que hay suficientes votantes que pueden pasar por alto sus polémicas, animados por mensajes que prometen una economía más fuerte y centrada en Estados Unidos. Los acontecimientos devastadores en Pensilvania podrían haber mejorado su posibilidad de elección, ganando la simpatía de los votantes indecisos», señala Aaron Rock desde Abrdn.
Sin embargo, el nombramiento de Kamala Harris ha abierto las opciones de los demócratas, a quién dan alguna posibilidad ahora. «A corto plazo, la perspectiva de que el presidente Trump se enfrente a una competencia creíble aliviará la creciente preocupación de los mercados ante la posibilidad de una victoria aplastante del Partido Republicano. Una carrera electoral más equilibrada debería atenuar los temores a un segundo mandato inflacionista de Trump centrado en aranceles y recortes fiscales importantes», asegura Rock.
Michael Strobaek, de Lombard Odier, explica qué pasaría tras una victoria de Trump. «En nuestra opinión, una segunda administración Trump sería más inflacionista. Es posible que la divisa estadounidense se aprecie aún más, ya que el dólar probablemente subiría ante las expectativas de que en 2025 se produzcan recortes fiscales adicionales, aranceles a las importaciones America-first y la posibilidad de que una política de inmigración más estricta restrinja el mercado laboral. Estas presiones inflacionistas provocarían un aumento de los rendimientos de los bonos a largo plazo y una inclinación de la curva de rendimientos estadounidense», explica.