Las grandes energéticas se plantean abrir filiales en EEUU para evitar la guerra comercial
El sector de energía en Europa busca nuevas estrategias para sortear los aranceles de Washington

Las empresas energéticas de mayor peso en España se encuentran en una encrucijada curiosa: cortar el grifo a los combustibles de Rusia, además de mitigar una situación cada vez más tensa con Estados Unidos (EEUU), otra pieza clave en la producción de combustibles fósiles. La nueva estrategia, a medida que avanza la guerra comercial, no es alejarse del todo de Washington y sus medidas proteccionistas, sino protegerse de los costes adicionales que suponen los aranceles a sus balances.
Varias firmas energéticas europeas se están planteando crear filiales de su negocio en Europa para sortear los aranceles de la Administración de Trump, y están fichando a las consultoras de mayor peso, como EY y KPMG para formular sus estrategias. Entre las más impactadas por la guerra comercial están las renovables, que dependen en gran medida de China.
Entre ellos, la última firma en mover ficha es la alemana RWE, que ha suspendido sus proyectos de energía eólica marina en EEUU debido a lo que señalan como «incertidumbre regulatoria» tras los aranceles de Washington, según han comunicado la semana pasada. Esto podría abrir la puerta a hacer negocio en Estados Unidos, un mercado de peso significativo para la alemana, a través de otras estrategias. El mercado de Estados Unidos representa aproximadamente la mitad de su negocio renovable, según la propia empresa.
En el sector siderúrgico, la misma tendencia se repite. El fabricante de acero español, Acerinox, se ha autoproclamado como «una empresa americana» en los últimos días. La firma liderada por Carlos Ortega ha afirmado a este periódico que no teme el golpe económico que supondrán los aranceles a medida que cuentan con una filial de peso enorme, Hayes International. Acerinox adquirió a la estadounidense por 740 millones de euros en 2024.
Las energéticas podrían seguir la estrategia de Pekín, que en los últimos años ha logrado esquivar los aranceles impuestos por Washington a varias empresas de energía solar con sede en China. En este escenario, Pekín movió sus fábricas a mercados como Vietnam y Malasia para esquivar los aranceles, según el diario chino South China Morning Post.
En este sentido, no sólo son las operaciones físicas en Estados Unidos las que están dificultando el negocio del sector energético, sino también la posibilidad de aranceles del 145% a los componentes claves para el sector: esto incluye baterías y sistemas de almacenamiento que vienen en gran medida de China.