El Gobierno recula: baja el IVA de la luz del 21% al 10% tras el mayor tarifazo de la historia
Pedro Sánchez se ha resignado por fin a rebajar el IVA de la luz del 21% al 10%, ante la alarma social desatada por la nueva tarifa eléctrica y por la fuerte subida del precio del kilowatio/hora en el mercado. Esta medida, que implica pasar la energía eléctrica del tipo de IVA normal al reducido, se aprobará en un Consejo de Ministros extraordinario convocado para el próximo jueves.
Moncloa ha confirmado esta medida a última hora de la tarde. Se aplicará a los consumidores con una potencia contratada superior a 10 KW y será temporal solo mientras el precio mayorista de la luz se mantenga por encima de 45 euros. En todo caso, eso implica que, para quien pague por ejemplo 60 euros de luz al mes, su tarifa bajará en 6,6 euros y quedará en 53,4.
Hasta ahora, el Gobierno se había resistido a rebajar los impuestos que gravan el recibo de la luz, en especial el IVA. De hecho, llegó a asegurar que una rebaja del IVA no tendría impacto en la factura pero sí en la recaudación fiscal.
Sin embargo, la importante subida que van a notar los ciudadanos en el recibo de junio -apunta al más caro de la historia tras una subida del 46,5%, como ha informado OKDIARIO-ha hecho que tenga que dar marcha atrás y asumir esta medida, que tiene impacto inmediato en la tarifa: baja 11 puntos porcentuales de golpe.
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y el de Consumo, Alberto Garzón, dejaron abierta la semana pasada la puerta a una posible rebaja de los impuestos eléctricos «con carácter excepcional y provisional» para frenar la escalada del precio de la luz. Sin embargo, el socio del PSOE en el Gobierno de coalición ya está exigiendo ir más allá y que el IVA de la luz se mantenga de manera permanente en el 10 % para los consumidores domésticos cuya potencia contratada no supere 6 kilovatios y para las pymes cuya potencia no supere 15 kilovatios.
¿Por qué está tan cara la luz?
Esta fuerte subida del recibo obedece a dos factores. Por un lado, al nuevo sistema de tarifas horarias que implica un encarecimiento generalizado para aquellos consumidores que mantengan unos hábitos de vida más o menos normales y no utilicen los electrodomésticos que más gastan solo de noche o los fines de semana. Y por otro, a la escalada del precio de la luz en el mercado mayorista.
Esta escalada tiene a su vez dos elementos detrás: el alto precio del gas natural con el que funcionan las centrales de ciclo combinado (que sube al unísono con el petróleo) y la elevada cotización de los derechos de emisión de CO2 que deben pagar estas centrales al ser contaminantes. En el sistema español de subastas, es la energía más cara la que determina el precio del día siguiente, pese a que se consuma mucha más energía generada por renovables o nucleares.
Medidas menos eficaces y a largo plazo
El Ejecutivo ha adoptado otras medidas con la intención de rebajar el precio, pero no tendrán efecto hasta dentro de meses o incluso años. Así, estableció un fondo al que contribuirán todas las energéticas para cubrir el déficit de las renovables.
Más recientemente, ha aprobado un hachazo para las eléctricas que producen energía más limpia para reducir los llamados ‘beneficios caídos del cielo’ (los que provienen de las fuentes de energía más sucias y caras, las que emiten CO2, que son los que determinan el precio del megawatio/hora que luego reciben también las fuentes de energía limpias y baratas).
Se avecinan subidas de otros impuestos
El problema de la rebaja del IVA es que reducirá notablemente la recaudación fiscal en un momento en que España no puede permitírselo por las exigencias de Bruselas de reconducir el déficit público tras la pandemia y cuando la propia Comisión Europea nos ha dado 8.000 millones menos de fondos Next Generation de los que preveían los Presupuestos Generales del Estado.
Esto significa que el Gobierno tendrá que adoptar otras subidas de impuestos para compensar este impacto. Y tendrán que ser tributos con capacidad recaudatoria, es decir, no basta con Patrimonio o Sucesiones, sino que el nuevo rejón deberá aplicarse a figuras como el IRPF, el IVA de otros productos, Sociedades o impuestos especiales (carburantes, tabaco y alcohol).