El hachazo a las eléctricas del Gobierno no servirá para rebajar el precio de la luz, según Barclays
La medida estrella del Gobierno para abaratar el recibo de la luz tras la entrada en vigor de las nuevas tarifas, la devolución de los ingresos de más que reciben por el CO2 las energías no contaminantes, no servirá para bajar el precio de la electricidad. Así lo asegura Barclays, que considera que los altos precios en que va a mantenerse el megavatio en el futuro absorberán con creces el impacto de la medida gubernamental.
«Los precios de la energía en España tienen margen para seguir subiendo. Tras leer la proposición de ley para la devolución de los costes del carbono, podemos concluir que es muy probable que los precios se mantengan muy altos durante un tiempo y que anulen esa devolución de los costes para las plantas hidroeléctricas, eólicas y nucleares», explica el banco británico en un informe.
Su estimación se basa en que la propuesta gubernamental no pone un tope a los precios al contado o a futuro (forward), sino que «solo afecta a qué parte del precio alcanzado tiene que ser devuelto por la generadora de electricidad para reducir las tarifas de acceso». «Creemos que los consumidores acabarán pagando la misma factura, al afrontar unos precios mayoristas más altos que anularán las tarifas de acceso más bajas».
Como informó OKDIARIO, el Gobierno no tenía previsto aprobar ya esta medida, pero decidió adelantarla ante el escándalo provocado por las nuevas tarifas de la luz, que van a encarecer el recibo a la mayoría de los consumidores salvo que cambien sus hábitos. A la luz del análisis de Barclays, queda demostrado que se trataba de una cortina de humo para tratar de contener el descontento, puesto que la promesa de una rebaja del recibo no se va a cumplir. Y es que el Ejecutivo no cambia el sistema de fijación del precio del megavatio, ni tampoco rebaja los múltiples impuestos que gravan la electricidad.
Devolver los «beneficios caídos del cielo»
La medida que presentó el martes la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, consiste en obligar a las empresas que generan electricidad sin emitir CO2 a devolver la parte del precio de la luz que corresponde a las energías contaminantes, más caras de generar porque deben comprar derechos de emisión de dióxido de carbono; esa parte es lo que se llama «beneficios caídos del cielo».
En España, el precio de la luz sigue un sistema que se conoce como «marginal», es decir, lo marca la última energía que entra en el sistema. Esta suele ser el gas, porque las centrales de ciclo combinado son las que cubren la demanda cuando no hay suficiente energía renovable (cuando no hay viento o sol, o es de noche). Y el gas es la más cara por el elevado coste de la materia prima y porque, al ser contaminante, debe comprar derechos de emisión de CO2 en el mercado.
Ese precio es el que cobran todas las fuentes de generación, aunque sean mucho más baratas que el gas, como la nuclear o la hidroeléctrica. Es decir, su coste es mucho menor pero cobran el precio más caro. Esa parte es lo que ahora pretende el Gobierno que devuelvan para abaratar el recibo.
El precio seguirá por las nubes en 2022
El problema es que, al no actuar sobre el sistema por el que se fija el precio mayorista, este seguirá siendo alto, a juicio de Barclays. «Los precios reflejan muchos factores, incluyendo los derechos del carbono, la fortaleza o debilidad de la demanda y la disponibilidad de energía hidroeléctrica o eólica. Esperamos una mayor subida para recoger completamente el coste del carbono, que actualmente solo se refleja en la producción de las centrales de ciclo combinado» (las que funcionan con gas).
¿Cuál será ese precio? «Aun con una devolución estimada de 17 euros por megavatio/hora (después de aplicar un 10% de descuento a los precios del carbono, según la proposición de ley), asumimos un precio de 55 euros como media para 2022».
En consecuencia, cree que el nuevo mecanismo tendrá un impacto neutro para Endesa e Iberdrola. «Recomendamos acumular acciones de Endesa e Iberdrola tras su reciente debilidad, ya que creemos que el impacto negativo de la devolución del coste del carbono ha sido descontado en exceso por las cotizaciones».