Gobernador Obi-Wan De Cos, eres nuestra única esperanza
Igual que la princesa Leia decía al principio de La Guerra de las Galaxias aquello de «ayúdame, Obi-Wan Kenobi, eres mi única esperanza» para rebelarse contra el Imperio, ahora los españoles podríamos decirle lo mismo al gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Porque parece la única esperanza para desafiar la catastrófica gestión económica de este Gobierno.
Porque es la única institución capaz de ponerle las peras al cuarto a los autores de todos estos dislates. Esta semana ha publicado su informe anual, en el que no deja títere con cabeza y básicamente aconseja todo lo contrario de lo que pretende hacer este nuestro Gobierno. Por supuesto, las huestes de Pedro Sánchez no piensan hacerle ni caso; ya lo dijo el viernes la estrella emergente del Ejecutivo y nueva lideresa de Podemos por dedazo del macho alfa, Yolanda Díaz. Pero bueno, parecía que los rebeldes no tenían nada que hacer contra Darth Vader y miren cómo acabó la Estrella de la Muerte.
El Banco de España empieza por lo obvio: con la economía hecha unos zorros por la pandemia y las pocas ayudas concedidas por el Gobierno (muy inferiores a las de los países de nuestro entorno), lo que menos hay que hacer es subir los impuestos. Advierte de que los anuncios sobre posibles incrementos de la presión fiscal pueden empujara las familias a incrementar su ahorro en detrimento del consumo, y eso lastraría el crecimiento de la economía. Es de cajón, pero con el panorama que tenemos, hay que explicarlo.
De Cos es favorable a una revisión en profundidad del sistema impositivo, algo que casi todo el mundo considera necesario, pero con dos salvedades importantes: no puede consistir únicamente en subir y crear impuestos, y también hay que actuar por el lado del gasto. Y ya saben ustedes que hablar de reducir el enorme gasto público improductivo de nuestro país es mentar la bicha en Moncloa.
Porque lo que tiene claro el gobernador es que la deuda pública que hemos alcanzado es una bomba de relojería que estallará en cuanto el BCE empiece a dejar de comprarnos los bonos con carretilla como hace ahora. Cosa que sucederá en algún momento del año que viene. De Cos pide que sea lo más tarde posible, por la cuenta que nos tiene (él está en el consejo del BCE), pero sabe que es inevitable y que hay que ponerse a reducir la deuda ya. Justo lo contrario de lo que está haciendo Sánchez.
El órdago de la mochila austriaca
La segunda en la frente, y la que más ruido ha generado, es la necesidad de hacer algo con el mercado laboral en el tercer país con más paro de Europa y el primero en desempleo juvenil. Mientras la ubicua Díaz pretende anular la reforma laboral de Rajoy, lo que implica poner trabas a la contratación y al despido… justo lo contrario de lo que hace falta. Aquí De Cos se ha venido arriba y ha lanzado directamente un órdago: la mochila austriaca.
Este sistema tiene poco que ver con la furia de Podemos y, de hecho, es bastante más sensato que el que tenemos en la actualidad. Si a usted le despiden ahora, recibirá una indemnización en función de los años que lleve trabajados… en esa empresa. Eso hace muy caro despedir a quienes llevan muchos años en el mismo puesto y desincentiva que estos cambien de empleo. La mochila austriaca consiste en construir un fondo mes a mes desde que uno empieza a trabajar, que se lleva consigo (de ahí lo de mochila) cuando cambia de empresa. Si es despedido, tiene todo el dinero acumulado en el fondo y no solo el aportado por la última empresa.
La crítica es que a esta le sale gratis despedir, pero no es verdad, porque va pagando mes a mes las aportaciones a esa mochila. Y si usted tiene la suerte de no ser despedido nunca, le queda todo el fondo para complementar la pensión. Eso sí, implantar el sistema es complejo, habría que establecer períodos transitorios y fórmulas para los que lleven muchos años trabajando; la que propone De Cos es usar los fondos europeos para eso.
Pero, en todo caso, sería una buena solución para incrementar la flexibilidad porque el modelo actual carga el peso de los despidos en los empleados que llevan menos tiempo o los temporales (es más barato echarlos) frente a los que llevan mucho. La famosa dualidad del mercado laboral. En fin, comparemos cifras de paro de Austria y de España para ver qué funciona mejor.
El Gobierno gasta mucho y mal
El Banco de España no para ahí. También reparte estopa al Gobierno por las escasas ayudas a las pymes y porque el ingreso mínimo vital, la cacareada gran aportación de Pablo Iglesias en el Gobierno, no llega a la inmensa mayoría de las personas que lo necesitan. O sea, que encima de gastar mucho, lo gastan mal: el dinero se desperdicia en los que los anglosajones llamar ‘pork’ (la grasa del presupuesto) y no hay para lo que de verdad importa.
Los bancos tampoco se libran del repaso, porque han reducido a saco las provisiones por morosidad en el último trimestre, justo al revés de lo que les pide el supervisor, que se teme una oleada de impagos en cuanto se acaben las moratorias y los ERTE, y empiecen a vencer los créditos avalados por el ICO. Habla de hasta un 30% de estos préstamos (más de 100.000 millones, cuidado) está en riesgo de mora; y el 70% de esos impagos irá a déficit público.
Hay quien dice que De Cos recuerda al ínclito MAFO, que se dedicaba a hablar de la reforma laboral mientras las cajas liaban la que liaron y que desembocó en el rescate financiero de España. Es verdad que el gobernador actual viene del servicio de estudios y no de la inspección, y que se siente mucho más cómodo hablando de macroeconomía y reformas. Pero hay dos diferencias enormes: De Cos sabe de lo que habla y no tiene competencias de supervisión sobre las entidades relevantes, porque nos las quitó el BCE precisamente por culpa del desastre de MAFO.
En fin, que el Banco de España se ha erigido casi en la única institución -la Airef también critica el desaguisado, como no puede ser de otra forma, pero con mucha menos contundencia- que defiende la ortodoxia económica, ante el abandono de la misma por la ministra Nadia Calviño. Por cierto, ese abandono explica en buena medida la desbandada de altos cargos económicos del Gobierno que hemos visto esta semana.
Pero la batalla contra el Imperio va a ser muy dura, dada su cerrazón en los postulados marxistas y antiliberales. Que la Fuerza nos acompañe.