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El futuro de la energía en Europa se juega en Alemania: RWE, la eléctrica que todos desean

RWE
RWE.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Esta semana, OKDIARIO ha publicado las exclusivas de que Iberdrola y otras grandes energéticas europeas están analizando la posibilidad de comprar la alemana RWE, asesoradas por diferentes bancos de inversión. ¿Por qué se ha desatado ahora esta fiebre por esta eléctrica? ¿Qué tiene el agua cuando todos la bendicen?

La respuesta es que el futuro energético de Europa se juega en Alemania. Este país, el más poblado y poderoso de la UE, tiene que cambiar por completo su modelo energético, y eso implica unas gigantescas inversiones en los próximos años de las que se beneficiarán las eléctricas presentes en el país. En especial, RWE. De ahí el interés.

¿Por qué? Básicamente, porque Alemania dependía hasta el año pasado casi al 100% del gas ruso. Incluso Angela Merkel decidió cerrar las centrales nucleares en favor de esta energía más ¿ecológica? ¿segura?, y eso que se supone que era de derechas. Pero en Alemania todos los partidos son verdes, igual que en Francia todos son de izquierdas.

Huir de Rusia

La invasión de Ucrania ha tumbado este modelo, obviamente. Putin ha demostrado que Rusia no era en absoluto fiable y, sobre todo, que no lo va a ser en el futuro, termine como termine el conflicto. La destrucción del gasoducto Nord Stream (la principal vía de llegada del gas ruso a Alemania) y la fuerte subida del precio han provocado que este invierno el carbón haya sido de nuevo la principal fuente de generación eléctrica, a estas alturas del Siglo XXI. Y, sobre todo, han forzado la decisión de dejar de depender del gas.

Nord Stream
Fuga en el gasoducto Nord Stream – Danish Defence Command/dpa

Sin nucleares y obligados a dejar de quemar carbón, los alemanes sólo tienen una salida: las renovables. Muchas renovables, muchísimas renovables. Pretenden abandonar el carbón por completo y que el 80% de la electricidad sea de origen renovable en 2030, aunque necesitarán una energía de base en el sistema, como España, porque no siempre hay sol, viento o lluvia (también quieren desarrollar mucho el almacenamiento). Y tendrá que ser el gas si no reabren las nucleares.

En todo caso, estamos hablando de inversiones de muchos miles de millones de las que las empresas pueden sacar ingentes beneficios. En especial, RWE, que ya tiene un importante negocio en renovables. Y además, no tiene núcleo duro de accionistas, lo que facilita su venta. La otra gran eléctrica alemana, E.On, es más parecida a nuestra Red Eléctrica.

Candidatos

Y claro, al olor de la sardina, las mayores empresas del sector han acudido como moscas. Las petroleras, como la británica BP y la francesa Total, pretenden además convertirse así en «verdes» y dejar de ser tan «negras», proceso en que también está embarcada la española Repsol.

RWE

Otras, como la italiana Enel (propietaria de Endesa), encontrarían de un plumazo la solución a sus males de exceso de deuda en plena subida de tipos, ya que ejecutaría la adquisición con una ampliación de capital y canje de acciones. Pedir capital al mercado siempre es duro y caro, pero si es para una adquisición (ampliación ofensiva), es mucho más fácil que para equilibrar el balance (defensiva). Que se lo digan al Santander cuando compró el Popular.

Iberdrola también tiene mucha deuda, como todo el sector, pero su situación es mucho más holgada y podría combinar canje de acciones con una parte en efectivo, lo que siempre es más atractivo para los accionistas de RWE. Además, tiene más expertise que nadie en renovables, por eso es la opción que más gusta en Alemania.

Atractivo para Iberdrola

Desde el punto de vista de la española, obtendría acceso al mercado alemán -donde ahora no está presente-, se quedaría con las offshore del Mar del Norte (la joya de la corona de RWE), lograría importantes sinergias en EEUU y en lo que se llama procurement (los gastos necesarios para desarrollar la actividad), y daría un salto de dimensión enorme: afianzaría su liderazgo en renovables y acercaría su tamaño al de la mayor eléctrica del mundo, la norteamericana Nextera, que capitaliza 153.000 millones de dólares.

Galán medidas
Ignacio Galán, presidente de Iberdrola.

Y con el tiempo y este potencial, quién sabe si Iberdrola podría superarla (capitalizaría unos 105.000 millones si suma RWE), que sería el sueño de Ignacio Galán. Como ya informó OKDIARIO en 2021, RWE siempre ha sido un objeto de deseo del presidente de Iberdrola para poner el broche de oro a su etapa al frente de la compañía. Y ahora cuenta con una mayor capitalización (se encuentra en máximos históricos) y un fuerte crecimiento de su beneficio, así como la reciente venta de su negocio en México, lo que le permite afrontar la operación en mejores condiciones que entonces.

La batalla se presenta apasionante y de ella depende el futuro mapa energético de Europa. Por eso, tiene un componente político importante: el Gobierno de Olaf Scholz no va a entregar su campeón nacional de cualquier modo. Y también por eso, los Ejecutivos de Sunak, MacronMeloni van a apoyar a sus candidatos todo lo que sea necesario. ¿Y Pedro Sánchez? Iberdrola no puede esperar nada de él con su campaña antiempresa, máxime cuando Galán ha sido el empresario que más se ha significado en su respuesta a la misma. Lo ideal sería esperar hasta las elecciones generales de diciembre, pero vista la cantidad de gente que anda detrás de RWE, no puede permitirse ese lujo.

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