Los fondos de inversión creen que el Gobierno obligará a Telefónica a comprar Minsait «aunque no quiera»


En poco más de un mes, el Gobierno ha completado sobre Telefónica el asalto a la compañía más emblemática de España. No le bastaba a Pedro Sánchez con la destitución fulminante de Pallete, sino que ha reafirmado su control absoluto con el nombramiento de Carlos Ocaña como vicepresidente (cargo simbólico sin poder real) y con la sorprendente designación de Javier de Paz como presidente de Movistar+.
Cabe recordar que, a finales del año pasado, De Paz tenía un pie fuera de Telefónica. Pallete tenía encima de la mesa el sudoku de recomponer el consejo de administración (Marc Murtra lo sigue teniendo) para dar entrada a la saudí STC que, no lo olvidemos, quiere dos asientos, lo que obliga a conceder el mismo número a la SEPI y a CriteriaCaixa. Todo ello, sin aumentar el tamaño del órgano de gobierno ni reducir la proporción de independientes.
En ese sudoku, el ex presidente pensaba ingenuamente que podía sacrificar tranquilamente a De Paz para hacer hueco. «Si la SEPI ya tiene dos consejeros, para qué quiere Moncloa otro», era su lógica.
No podía estar más equivocado. Esta semana ha quedado claro que De Paz no se va a ir de Telefónica de ninguna de las maneras. Además de seguir como consejero, presidirá Movistar+. No gestionará la televisión de Telefónica, porque para eso Murtra ha fichado a un hombre de la industria, Daniel Domenjó, como consejero delegado. Pero De Paz se quedará en ese puesto si al final no hay más remedio que dejarle sin asiento en el consejo para cuadrar el citado sudoku. Una salida perfecta.
Después de De Paz, ¿Minsait?
De Paz lleva en el consejo de Telefónica desde 2007, cuando le colocó José Luis Rodríguez Zapatero como infiltrado de Moncloa; sólo le superan en antigüedad Isidro Fainé y José María Abril, el representante del BBVA. Dado que no se le puede calificar ni como ejecutivo, ni como dominical, ni como independiente, está encuadrado en ese cajón de sastre que es «otros externos».
Lo peor es que esta demostración de poder gubernamental puede torcer la mano a Murtra para obligarle a hacer cosas que no quiere. En la mente de todos está Minsait, la parte civil de Indra: «El mercado está convencido de que el Gobierno va a obligar a Telefónica a tragarse Minsait», aseguran desde uno de los mayores fondos que invierten en empresas españolas.
«Minsait estorba para el gran proyecto de crear un polo de defensa español en torno a Indra que persigue el Gobierno, pero no encuentra quien la compre porque Indra pide un precio irreal. La solución más sencilla es endosársela a Telefónica», añade otra importante entidad gestora de fondos de inversión.
En esta misma columna les hemos contado que es un disparate la teoría que circulaba de una fusión de Telefónica con Indra, pero no así el traspaso de Minsait. Esta unidad supone en torno al 80% de la facturación de la tecnológica pero sólo el 20% del Ebitda (beneficio bruto operativo). Indra lleva mucho tiempo intentando venderla sin éxito porque se trata de un negocio con muchísima competencia -ahí está gente como IBM, Cap Gemini o Accenture, por citar únicamente los más grandes- donde Minsait no tiene una ventaja competitiva ni es líder.
El dilema de Murtra
Y encima, la empresa que ahora preside Ángel Escribano pretende sacar 1.500 millones por ella, nada menos. Ha habido algunos fondos interesados, pero se antoja muy complicado que acepten pagar esas cantidades. Y ahí es donde entraría Telefónica, aunque la operadora no necesite para nada. a Minsait ni tenga sinergias con ella. Porque se trata de hacer un favor al Gobierno.
Ahora bien, también les hemos contado que Murtra no está por la labor, porque Telefónica tiene grandes inversores internacionales en su capital que no van a aceptar gustosamente una operación como la de Minsait que va en contra de sus intereses por meras presiones políticas. Pero claro, después de la entrada de la SEPI, lo de Pallete, lo de Ocaña, lo de De Paz… si no han protestado ante tanto atropello, no pasa nada por uno más, piensan en Moncloa.
Y tampoco perdamos de vista que al Gobierno le dan igual los accionistas de Telefónica o su cotización. Si me apuran, hasta sus clientes. Lo que le importa es controlar la compañía, con su poder sobre los contenidos audiovisuales y la publicidad en los medios de comunicación.
Haciendo equipo
Mientras asistimos a este asalto continuo, Murtra intenta sacudirse un poco la presión gubernamental y hacer un equipo de gente conocida y de confianza para gestionar ese transatlántico. Como era de esperar, ha destituido al consejero delegado de Pallete, Ángel Vilá, y ha ascendido a un hombre que conoce perfectamente la casa, Emilio Gayo.
También ha pescado en Indra (Borja Ochoa y Sofía Collado) y en el Banco Sabadell; por sorprendente que resulte, se ha traído como jefe de gabinete al responsable de seguridad de la entidad catalana (encargado también de muchas de las funciones inherentes a las relaciones institucionales), Álvaro Echevarría, que es amigo suyo desde su juventud en los barrios altos de Barcelona.
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