Estas son las pizzas más saludables de supermercado, según la OCU: sólo aprueban dos
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Aunque a todo el mundo le apetece disfrutar de las pizzas de vez en cuando, y aunque muchas de las que vemos en los supermercados, logran seducirnos por su aspecto, el sabor o lo cómodas que resultan para resolver una cena, la realidad es que, en términos de salud, la mayoría de ellas dejan mucho que desear. Sabiendo esto, nos viene bien tener cerca el estudio de la OCU que ha analizado las pizzas de supermercado, y en el que se pone de manifiesto un problema común en casi todas: el exceso de sal.
De hecho, según sus datos, una sola pizza puede contener el 50% de la cantidad máxima de sal recomendada al día por la Organización Mundial de la Salud. Esto significa que, con sólo media pizza, ya estaríamos cubriendo la mitad del límite diario, algo especialmente preocupante para personas con problemas de tensión o enfermedades cardiovasculares. Otro de los puntos débiles son las grasas saturadas, que suelen estar presentes en grandes cantidades debido al uso de quesos de baja calidad o mezclas de ingredientes ultraprocesados. En muchas ocasiones, se recurre a aceites de poca calidad que empeoran aún más el perfil nutricional del producto. A esto se suma la presencia habitual de aditivos, conservantes y potenciadores del sabor, elementos que, aunque están permitidos, restan valor a cualquier alimento si lo que buscamos es cuidarnos.
Estas son las pizzas más saludables de supermercado
Según ha analizado la OCU a partir de las pizzas que venden en el supermercado, una ración estándar de pizza precocinada puede rondar fácilmente las 500 calorías, y lo más preocupante es que en muchos casos ni siquiera resulta saciante. Esto hace que el consumidor tienda a comer más cantidad de la necesaria, con el consiguiente impacto en su dieta diaria. En definitiva, la recomendación de la Organización de Consumidores y Usuarios es clara: estas pizzas deben consumirse de forma esporádica y nunca como un alimento habitual en la dieta.
Las vegetales, las que mejor resisten el análisis
Y en su estudio, sólo dos dos pizzas han sido aprobadas por la OCU como verdaderamente saludables: la Veggie Lovers de Garden Gourmet y la Vegetale Forno di Pietra de Buitoni. De este modo, el análisis deja margen para otras opciones algo más aceptables dentro de una categoría concreta: las pizzas vegetales. De las 25 variedades de este tipo analizadas, 17 lograron una puntuación media que, si bien no alcanza el aprobado, las posiciona por encima del resto en términos de calidad nutricional.
Esto tiene sentido si se considera que estas pizzas suelen prescindir de ingredientes como embutidos, quesos ultraprocesados o salsas industriales. Gracias a ello, suelen tener menos calorías, menos grasas saturadas y un contenido más moderado de sal. Además, la presencia destacada de verduras reales les aporta fibra, vitaminas y minerales, lo que las convierte en opciones más equilibradas.
Eso sí, conviene no caer en la trampa del nombre saludable. No todas las pizzas vegetales son iguales, y algunas sólo lo son en apariencia. Por eso es clave revisar la etiqueta, evitar productos con una larga lista de aditivos y elegir aquellas que realmente apuesten por ingredientes frescos y reconocibles. Y como toque final, siempre es buena idea acompañarlas de una ensalada o una guarnición ligera que complemente la comida de forma nutritiva y saciante.
¿Y si hacemos la pizza en casa?
Ante un panorama tan limitado en el que sólo dos pizzas obtienen el visto bueno de la OCU, muchos se plantean si no sería mejor preparar la pizza en casa. La respuesta es clara: sí. Hacer una pizza casera permite controlar mejor los ingredientes y su calidad. Basta con una base sencilla de masa (incluso integral), un buen tomate natural triturado, un queso de calidad en cantidad moderada y algunos vegetales frescos para tener una pizza sabrosa, equilibrada y mucho más ligera que cualquier opción precocinada. Además, al poder ajustar la cantidad de sal, aceite o grasas, se evita ese exceso que tanto preocupa en los productos industriales.
Por supuesto, no siempre se tiene tiempo o ganas de encender el horno y ponerse a amasar. Pero si se trata de un alimento que va a formar parte habitual de nuestro menú, merece la pena plantearse si realmente estamos haciendo la mejor elección. Y en ese sentido, la pizza casera sigue siendo la alternativa ganadora.
En definitiva, el estudio de la OCU deja claro que no todas las pizzas del supermercado son iguales. Aunque la mayoría suspende en aspectos tan importantes como el contenido de sal, grasas y aditivos, existen algunas excepciones que demuestran que es posible disfrutar de una pizza sin renunciar del todo a la salud. Las opciones de Garden Gourmet y Buitoni marcan el camino hacia un consumo más responsable y consciente, y se posicionan como las únicas alternativas realmente recomendables dentro del mercado actual.
Aun así, la recomendación sigue siendo la moderación. Las pizzas industriales pueden ser una solución puntual, pero no deben convertirse en un alimento recurrente en la dieta. Y si hay tiempo y ganas, nada como prepararla en casa para disfrutar sin remordimientos. Porque sí, se puede comer pizza y cuidarse… solo hay que saber elegir bien.