Alquiler

El error que cometen muchos inquilinos cuando el casero decide vender el piso: «La ley dice…»

Inquilinos
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Alquilar una vivienda es, para muchas personas, la opción más viable cuando se trata de dar el paso para independizarse. Las razones son muchas: puede que no se haya alcanzado aún la estabilidad económica suficiente para comprar una casa, o que sencillamente no se quiera asumir ese compromiso a largo plazo. En este contexto, una de las principales preocupaciones entre los inquilinos es lo que puede pasar si, durante la vigencia del contrato, el propietario decide vender la vivienda. ¿Podría esto significar el fin anticipado del arrendamiento? ¿Existe el riesgo real de quedarse en la calle?

Según Alberto Sánchez, abogado especializado en derecho inmobiliario y con gran presencia en redes sociales resolviendo consultas legales relacionadas con la vivienda, lo primero que debe saber un inquilino en esta situación es que, si el piso se vende mientras el contrato está en vigor, el acuerdo no se rompe de forma automática. De hecho, hay una protección legal que respalda al arrendatario.

¿Qué ocurre si el propietario decide vender la vivienda?

En palabras del abogado, «lo que debes hacer si el propietario vende el piso cuando tu alquiler está vigente es estar tranquilo, ya que no se termina el contrato de alquiler». Y es que la legislación establece de forma específica que durante los primeros cinco años del contrato (o siete si el arrendador es una persona jurídica), aunque se produzca la venta del inmueble, el nuevo propietario debe respetar las condiciones pactadas.

Este aspecto es especialmente relevante porque otorga estabilidad al inquilino. Firmar un contrato de alquiler implica asumir una serie de responsabilidades, pero también se tienen derechos que no se pueden vulnerar. Por lo tanto, el hecho de que el propietario decida vender la vivienda no significa, bajo ninguna circunstancia, que el inquilino tenga que abandonarla de inmediato.

Uno de los errores más habituales es pensar que el nuevo dueño puede echar al arrendatario en cualquier momento, pero nada más lejos de la realidad. A menos que exista un acuerdo diferente inscrito en el Registro de la Propiedad antes de la compra, el contrato sigue vigente bajo los mismos términos y condiciones, independientemente del cambio de titularidad.

Cláusulas ilegales

Además, éste no es el único punto importante a tener en cuenta al  firmar un contrato de arrendamiento. Existen cláusulas que, aunque aparecen con frecuencia, no son legales y, por lo tanto, no deben ser aceptadas por el inquilino.

Por ejemplo, una de las cláusulas ilegales más comunes es aquella que obliga al arrendatario a pagar el alquiler en efectivo. Esto no sólo va en contra de la ley, sino que también puede traer consigo una serie de problemas. Alberto Sánchez aclara que «la ley especifica que el pago tiene que ser siempre de forma electrónica y, si una persona no tiene cuenta bancaria, debe recibir un recibo por cada abono realizado».

El motivo detrás de esta norma es sencillo: pagar en mano sin recibir justificante alguno deja al inquilino en una posición muy vulnerable. El propietario podría afirmar que no se ha abonado el importe correspondiente y no habría forma de probar lo contrario. Por ello, es recomendable realizar todos los pagos mediante transferencia bancaria u otros métodos electrónicos que permitan dejar constancia.

Otro punto conflictivo suele ser el de las reparaciones. No es extraño encontrar contratos que intentan trasladar al arrendatario la responsabilidad de cualquier tipo de arreglo dentro de la vivienda. Sin embargo, esto tampoco es legal. La ley establece que el arrendador es el responsable de las reparaciones necesarias para conservar la habitabilidad del inmueble.

Esto incluye problemas como goteras, humedades, averías en sistemas de calefacción o filtraciones. En otras palabras, si se produce una avería en la vivienda que impide su uso normal y adecuado, debe ser el propietario quien asuma los costes de reparación. Ahora bien, esto no significa que el inquilino esté exento de cuidar la propiedad.

En caso de que sea el arrendatario quien cause un daño, ya sea por negligencia o uso inadecuado, entonces sí está obligado a cubrir los costes derivados. Por ejemplo, si se rompe un electrodoméstico por mal uso, o si se daña un mueble, la reparación correrá a su cargo. Para cubrir estos imprevistos, los contratos suelen incluir una fianza que el propietario puede utilizar si al finalizar el arrendamiento existen desperfectos atribuibles al inquilino.

Por tanto, es esencial que el contrato refleje de manera clara qué responsabilidades corresponden a cada parte, sin imponer condiciones que contradigan lo que marca la ley.  En resumen, si vives en régimen de arrendamiento y el propietario decide vender la vivienda, mantén la calma. Tu contrato no se extingue automáticamente y la ley te protege. No aceptes cláusulas que impongan pagos en efectivo, ni aquellas que te obliguen a asumir todas las reparaciones del inmueble. Revisa bien tu contrato y, si tienes dudas, consulta con un profesional.

Lo último en Economía

Últimas noticias