El endurecimiento de la normativa empuja a los bancos a asumir más riesgo con crédito al consumo
El saldo vivo en crédito al consumo ha aumentado un 10,8% en cuatro años, al sumar 182.686 millones de euros en cuatro años.
Los bancos españoles están disparando el crédito a consumo durante los últimos trimestres, con un saldo vivo que según el Banco de España ha pasado de 162.546 millones de euros en 2015 a 182.686 millones al cierre de 2018, un 10,8% más. El motivo de este aumento ha sido analizado por el regulador bancario, que ha lanzado un mensaje a favor de los bancos, asegurando que están actuando de la única forma que la situación actual entre continuas apreturas regulatorias le permite: virando hacia los segmentos del crédito con más margen como el crédito al consumo.
Lo ha ilustrado este jueves la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, durante la jornada ‘Impacto de la nueva Ley de Crédito Inmobiliario’ organizada por PWC: «La aplicación de un colchón global de capital afecta a la concesión de crédito de un modo indiscriminado. Por este motivo, en determinadas circunstancias su aplicación puede acarrear consecuencias contrarias a las que se buscaban».
La subgobernadora ha puesto el siguiente ejemplo: «Imaginemos que el supervisor observa un crecimiento excesivo en el crédito al consumo y decide activar el colchón global para limitar dicho crecimiento. Es muy verosímil que las entidades reaccionen a este endurecimiento de los requerimientos de capital aumentando el crédito, precisamente, en aquellos sectores que ofrecen una mayor rentabilidad, con objeto de compensar el incremento en sus costes de capital. Por tanto, como consecuencia de la activación de ese colchón global, es posible que el crecimiento del crédito al consumo, lejos de moderarse, se acreciente, en gran medida a costa de la financiación a otros sectores en los que el supervisor no habría observado problema alguno».
Riesgo de ‘pasarse’ con medidas
Desde el sector bancario se lleva mucho tiempo alertando de que los reguladores se han pasado de frenada con las medidas macroprudenciales que se han implementado durante los últimos años, en realidad desde los famosos ‘decretos Guindos’ que en 2012 obligaron a la banca española a aumentar sus provisiones por el riesgo del sector inmobiliario. Desde entonces, las exigencias de capital se han sucedido con cada cambio regulatorio, con gran notoriedad por parte del BCE.
Delgado lo ha manifestado igualmente: «El 1 de marzo se aprobó por fin el real decreto por el que se crea una autoridad macroprudencial en España. Se trataba de una tarea pendiente, ya que éramos el único país de la UE, junto con Italia, que aún no había formalizado dicha autoridad. En segundo lugar, en diciembre del año pasado se publicó el RDL 22/2018, por el que se asignaban al Banco de España competencias adicionales en forma de nuevas herramientas, como el colchón de capital anticíclico sectorial, límites a las condiciones de concesión de créditos y a la concentración sectorial de exposiciones crediticias».
Estas herramientas, sumadas a las que ya se aprobaron en 2014, aumentan la presión sobre la estructura de capital de los bancos, que tienen que destinar más recursos a su capital que no pueden destinar a crédito.