Duro Felguera queda al borde del preconcurso ante el no de la banca y la resistencia de Sánchez a salvarla
Hacienda no quiere entrar en el capital porque sus problemas no derivan del coronavirus
La banca rechaza la propuesta de la empresa de aplicar una nueva quita del 85%
Duro Felguera, la penúltima superviviente del pasado industrial asturiano, se está quedando sin opciones para salvarse. Según fuentes cercanas a la compañía, el Gobierno se resiste a que el fondo de rescate de empresas en apuros entre en su capital y la banca ha descartado su propuesta de refinanciación, lo que la aboca al preconcurso de acreedores salvo que se encuentre una solución en el último momento.
La compañía solicitó el 22 de julio «acogerse a las medidas de apoyo a empresas estratégicas que ha puesto en marcha el Gobierno de España. Lo hace con el objetivo de obtener el fortalecimiento patrimonial y financiero que le permita continuar desarrollando su Plan Estratégico». Es decir, pedía la entrada en su capital del fondo público de rescate de 10.000 millones a través de la Sepi.
Desde el primer momento, Hacienda -que gestiona este fondo- receló de esta petición, por tres razones. La primera es la condición de estratégica de Duro Felguera, algo que la empresa sostiene por su importancia para el tejido industrial asturiano (tiene 1.100 empleos directos y muchos más indirectos en la región) y por una pequeña unidad de negocio llamada Epicom, dedicada a las comunicaciones del Ministerio de Defensa.
Origen de los problemas
La segunda razón es que los destinatarios de estas ayudas tienen que ser empresas viables con dificultades puntuales, lo cual no es el caso de Duro Felguera. Lo cual enlaza con el tercer motivo: los problemas de la empresa no derivan del coronavirus, sino que vienen de mucho tiempo atrás, aunque la crisis provocada por la pandemia los haya agravado.
Así, en julio de 2018 Duro Felguera se salvó en el último momento con una ampliación de capital de 125,7 millones, en la que entraron gestoras de fondos tan conocidas como Cobas (Francisco García Paramés) o AzValor (Álvaro Guzmán). Gracias a esta inyección, los bancos accedieron a asumir una quita del 75% en su deuda y concederle un nuevo crédito revolving de 100 millones avalado por la aseguradora pública Cesce (otra razón para que el Gobierno no quiera asumir ahora más riesgo).
Las fuentes consultadas aseguran que el ministerio de María Jesús Montero sigue rechazando la entrada del Estado en el accionariado de la empresa. Y eso que Duro Felguera trató de abrir puertas en la administración con los fichajes de los exministros socialistas Jordi Sevilla y Valeriano Gómez para su consejo, así como con el apoyo del presidente del Principado, el también socialista Adrián Barbón. La empresa, por su parte, sostiene que no hay nada definitivo y que sigue negociando con el Ejecutivo.
La banca rechaza una nueva quita del 85%
Ante esta situación, la presidenta de Duro Felguera, Rosa Aza, ha intentado a la desesperada negociar una nueva refinanciación con la banca. Propuso a sus acreedores una nueva quita, esta vez del 85%, nada menos; es decir, pedía que le perdonaran el 85% del 25% de la deuda original que quedaba viva desde 2018, unos 85 millones. Y no solo eso, sino que pedía dinero nuevo en forma de avales para sus proyectos en curso.
Pero los bancos se han plantado, según estas fuentes. «La empresa presentó un supuesto plan de negocio que las entidades no consideran creíble. Y no trae a ningún inversor nuevo, a diferencia de 2018. Así que no habrá más patadas adelante», según una de las fuentes. Otra añade que «quieren más avales de la banca, pero tienen proyectos que se les caen». Las principales entidades con deuda de Duro Felguera son Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell y Liberbank. Un portavoz de la compañía asegura que tampoco hay nada definitivo en la negociación con los acreedores.
Si finalmente no entra el fondo de rescate y con esta negativa de la banca, Duro Felguera no tendrá más salida que pedir el preconcurso de acreedores, salvo que se presente una solución de última hora -por ejemplo, una refinanciación avalada por el ICO- que las fuentes consultadas califican de «milagro».