Dubái se abre a la inversión extranjera: visados de 10 años y capital 100% foráneo de las empresas locales

Dubái
Dubái (Foto. Istock)
María Villardón

Dubái sabe que la era del petróleo es una quimera y llegará a su fin en pocas décadas. Por ello, el Gobierno dubaití, liderado por el jeque Mohamed bin Rashid Al Maktum, ha allano el terreno a los inversores extranjeros para que lleven su capital crematístico y humano al emirato. Entre otras medidas, se eleva el visado a expatriados de 5 a 10 años y, además, las empresas foráneas podrán desembarcar sin la alianza con una compañía local y controlar el 100% del capital.

Dos decisiones importantes que suponen un antes y un después en un país que se ha alimentado de la riqueza del ‘oro negro’ desde hace décadas. Ahora, tras las horas bajas de la cotización del Brent -recordemos que en enero de 2016 se desplomó a los 26 dólares- y el auge de las energías renovables dejarían al país fuera de juego. Razones de peso por las que Dubái abraza con fervor el capital extranjero.

Sheikh Mohammed, primer ministro del país, señalaba tras la reunión del consejo de ministros que “la mejor manera de atraer la inversión global es a través de un ambiente abierto, valores tolerantes, infraestructura y legislación flexible”.

Los visados de residencia, según ha detallado la prensa local de Dubái, se amplía de 5 a 10 años para los extranjeros para el talento de alta cualificación que procedan del sector de la medicina, la investigación e ingenierías técnicas. Un permiso más amplio que, obviamente, se extiende a sus familiares.

De momento no se conocen más detalles sobre estos cambios gubernamentales, no se ha concretado si será un visado al más puro estilo americano -la conocida como ‘Green Card’- que permite vivir y trabajar en Dubái más allá de la actividad en la que se trabaje.

O, por el contrario, se controlará de manera detallada y exhaustiva a los empleados que entran en suelo dubaití por el llamado sistema kafala. Éste monitorea la llegada de trabajadores de baja cualificación procedentes de Nepal, Sri Lanka, Filipinas, Pakistán o India dedicados al ámbito de la construcción y las tareas domésticas.

De acuerdo con esta última normativa, estos empleados deben contar con un empleador que les de trabajo y que, además, se haga cargo de su visado y de su estado legal. Un sistema, por cierto, que ha sido ampliamente criticado por las organizaciones de derechos humanos.  

Déficit de profesionales científicos y médicos

Dubái es un país muy adinerado, pero con déficit de talento especializado en el campo de la medicina, la ciencia, la ingeniería y, curiosamente, el tratamiento del agua. Razón por la que demandan tantos perfiles cualificados que lleguen de fuera de las fronteras árabes. En el medio-largo plazo, la estrategia económica del jeque Sheikh Mohammed pasa por dar cobijo sin reservas a los estudiantes estrella con un visado de entre 5 y 10 años. Todo un avance teniendo en cuenta que ahora la renovación es anual.

Durante años, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han sufrido fuga de cerebros de los jóvenes que han terminado sus estudios en los países del Golfo Pérsico. Con la nueva legislación, el Gobierno prevé que se les aliente a quedarse y que Dubái se beneficie de la experiencia y el talento que ha fomentado.

El inversor extranjero controlará el 100% del capital

Desde el punto de vista de la inversión, las empresas extranjeras que se quieran instalar en el mercado dubaití ya no tendrán que llegar de la mano de un socio local. El sistema actual no permite a los inversores extranjeros controlar más del 49% de las acciones de sus empresas en Dubái, ahora podrá controlar el 100% sin necesidad de tener un socio emiratí.

Fuentes de la prensa dubaití, apuntan que esta decisión de modificar las leyes y eliminar las actuales barreras que no permiten a los expatriados e inversores echar raíces en el país dará a Dubái mayor competitividad. Se espera que las nuevas medidas gubernamentales estén listas para otoño de este 2018, aunque los expatriados con alta cualificación que ya viven en Dubái aplauden las nuevas medidas del Ejecutivo dubaití.

Creen que esta simplificación burocrática favorece los proyectos a largo plazo en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), no sólo de los profesionales listos para incorporarse al mercado laboral, sino también de los inversores extranjeros que venían a Dubái a corto plazo y descartaban establecerse en suelo árabe.

Además, también permitirá que el ahorro de los expatriados no salga del país, dejen de lado la idea de repatriarlos a sus países de origen y opten por hacer inversiones en la economía local de manera diversa, como canalizar sus ahorros en los mercados bursátiles de Dubái y la Bolsa de Valores de Abu Dhabi.

No obstante, siempre hay una segunda lectura por parte de los expertos. El historiador Peter Hellyer, que ha alabado esta nueva reforma aperturista de Dubái, cree que la llegada de extranjeros a suelo árabe podría tener un impacto negativo en la estructura demográfica del país y, además, una erosión a la posibilidad de conservar la cultura árabe.

En la actualidad, 7,8 millones de expatriados viven en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y suponen alrededor del 85% de la población total. A tenor de los datos, Hellyer podría estar cargado de razón y creer que con la nueva legislación quizá no sea posible preservar el patrimonio y la cultura emiratí, así como presentar un problema para el suministro de vivienda o las plazas educativas.

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