Deutsche Bank España acaba 2022 con pérdidas de 166 millones al cambiar la valoración de su patrimonio
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Si algo le faltaba al gigante financiero alemán Deutsche Bank, los problemas también le llegan desde España. Su sucursal española ha cerrado el ejercicio de 2022, lejos de los resultados que, de forma habitual, presentan las empresas y entidades financieras del país. Aunque de manera oficial, la entidad acabó el año con un beneficio oficial de 10,5 millones de euros. Sin embargo, una vez reformuladas las cuentas según las normas del Banco de España, las cifras cambian de color hasta convertirse en unos números rojos superiores a los de 166,3 millones de euros. La diferencia entre ambas cifras estriba en la aplicación de la normativa del banco supervisor puesta en vigor en 2017 para «adaptar el régimen contable de las entidades de crédito españolas a los cambios del ordenamiento contable europeo» tras la adopción de nuevas Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) adoptadas por la Unión Europea (UE).
Ese «resultado global total del ejercicio», como lo denomina el propio banco en la documentación facilitada a la Asociación Española de Banca (AEB), coloca a la entidad presidida por Antonio Rodríguez-Pina como el banco con mayores pérdidas de España al cierre del ejercicio pasado.
Fuentes conocedoras del funcionamiento de esta nueva forma de presentar las cuentas subrayan que el ejercicio 2022 del banco se cerró con 10,5 millones de euros de beneficio. Por tanto, la diferencia entre el «resultado del ejercicio» (el declarado) y el «resultado global total del ejercicio» (tras la reevaluación) tal como aparecen en la información pública de la AEB, se corresponde a las «valoraciones del patrimonio que hacen todos los bancos», aunque en el caso de Deutsche Bank España, el efecto es más acusado.
Las mismas fuentes añaden que se trata de «pérdidas de valor del patrimonio como consecuencia del aumento de riesgo de impago en las hipotecas, por ejemplo, por la subida de tipos de interés». En cualquier caso, insisten, «se trata de pérdidas que no están materializadas».
Las mayores pérdidas
Estos resultados colocan a la entidad que preside Antonio Rodríguez-Pina como la que ha cerrado el año con las mayores pérdidas (afloradas o no) del sector bancario español. Según los datos de la AEB, ocho bancos acabaron en déficit el ejercicio pasado.
Tras los 166,3 millones de números rojos de la entidad alemana, se coloca Wizink con 96,6 millones. Le siguen el Banco Cooperativo Español, con 27,3 millones y Singular Bank, con 26,5 millones.
A mucha distancia de ellos se sitúan Arquia Bank, con 2,9 millones; Miralta Finance Bank, con 2,7 millones; AndBank España -participada por el banco privado belga Bank Degroof- con 2,1 millones y, finalmente, el ecuatoriano Banco Pichincha, con 1,7 millones.
Caros tecnicismos
En el caso de Deutsche Bank España, la formulación de las cuentas según las normas de la UE incluye una gran cantidad de tecnicismos que, al final, provocan que el año pase de tener un beneficio de 10,5 millones, a perder más de 166 millones.
EY puntualiza que los cambios en el patrimonio neto que se consideran son los que genera el banco «como consecuencia de su actividad durante el ejercicio» y lo hace mediante la diferenciación entre los que van directamente a la cuenta de resultados y, por tanto, se detraen del beneficio, y entre aquellos otros ingresos y gastos directamente en el patrimonio neto consolidado.
En total, son tres grandes partidas. Dos afloran pérdidas, y una tercera corresponde a un crédito fiscal en positivo que consigue diluir el efecto.
La primera por volumen supone un impacto negativo de 176,8 millones sobre los resultados. Ahí se computan las pérdidas o ganancias generadas en planes de pensiones «de prestaciones definidas», los activos en venta, los cambios en el «valor razonable» de los instrumentos de patrimonio o el resultado que el banco haya aflorado al contabilizar dichos «instrumentos de patrimonio».
La segunda, por 75,8 millones, corresponde a los efectos de las «coberturas de flujos de efectivo». Tal como señala EY, estas coberturas cubren la exposición del banco a los cambios que pueda presentar un riesgo en concreto (crédito, inversión, instrumento financiero) que esté «asociado con un activo o pasivo financiero o con una transacción prevista».
Tal como señala el auditor, la filial española del Deutsche Bank reconoce como otro resultado global o patrimonio neto «las pérdidas o ganancias procedentes de la valoración a valor razonable del instrumento de cobertura que correspondan a la parte que se haya identificado como cobertura eficaz». Eso se traduce, en términos de gestión financiera, en la aplicación de una política de prudencia según la cual siempre se considera el menor valor del resultado que pueda aportar el instrumento de cobertura utilizado; en la consideración del menor valor razonable del activo en concreto o en considerar el valor actualizado de los flujos de efectivo esperados.
Por contra, si la entidad considera que no va a recuperar su inversión, reclasifica esa cantidad que da por perdida y pasa a considerarla «resultados como ingresos o gastos financieros». En cambio, dice el auditor, «cuando un instrumento de patrimonio neto a valor razonable con cambios en otro resultado global se da de baja del balance, este importe se reclasifica a una partida de reservas». Dicho de otro modo, todo aquello que puede fallar, se pasa a la cuenta de resultados.
Las «coberturas de flujos de efectivo» entre las que están, por ejemplo, las «ganancias o pérdidas de valor contabilizadas en el patrimonio neto», acumulan un déficit de 75,8 millones.
A ellas se añade una aportación positiva de 75,8 millones en concepto de «impuesto sobre las ganancias relativo a los elementos que pueden reclasificarse en ganancias o pérdidas». EY aclara que «el impuesto sobre las ganancias relativo a partidas cargadas o abonadas directamente contra el patrimonio neto» han alcanzado los 69,59 millones en 2022.