El denostado patrón oro resurge para acabar con el modelo basado en la deuda pública

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Lingotes de oro (Foto: GETTY).

Hace décadas, el sistema monetario se regía conforme al llamado patrón oro, que consiste en ligar la moneda a una cantidad determinada y fija de dicho metal precioso. Hoy, el oro se está poniendo de moda pese a que el establishment lo rechaza, generalmente, sin argumentación alguna, y califica la idea como una simple pretensión nostálgica de un sector residual de la sociedad.

Este sistema desapareció durante la Primera Guerra Mundial, al cancelar los países los pagos en oro. Tras librarse de las cadenas, los diferentes Gobiernos no tardaron en comenzar a imprimir dinero y devaluar las monedas de sus países.

De este modo, al desligarse la moneda de las garantías, al no estar soportada por el oro, se produjo una crisis monetaria muy importante. En los últimos años, el ímpetu de los bancos centrales por inflar la moneda y endeudar a la población no ha dejado de crecer bajo la excusa de que hay que estimular la economía.

Y así, poco a poco, se ha llegado al sistema fiduciario actual, en el que el valor del papel moneda está ligado a la deuda. Cuando el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (Fed) o cualquier otro banco central optan por monetizar la deuda, aumenta el dinero en circulación.

No obstante, el actual sistema fiduciario de ‘dinero deuda’ está generando cada ve más dudas y, a falta de otras alternativas, cada vez más analistas y economistas ven con buenos ojos el retorno al denostado patrón oro, incluida una de las compañías más prestigiosa del planeta en cuanto a análisis financiero: Bloomberg.

Acabar con la distorsión monetaria que generan los políticos

Volver a ligar la moneda al oro supondría fijar la cantidad de dinero en circulación, pues el único modo de que se produjera una expansión monetaria es que se halle una gran mina de dicho metal precioso. Así, el patrón oro acabaría con los ciclos económicos y los grandes desequilibrios de mercado producidos por la distorsión que generan las decisiones políticas.

De este modo, la política monetaria dejaría de depender del criterio arbitrario de los gobernantes. Y es que, como recuerda el economista y catedrático de la Universidad Complutense Carlos Rodríguez Braun, Keynes reconoció en su día que “el patrón oro maniata a los ministros de Hacienda”.

Pero, ¿por qué el oro? Por varios motivos, pero los principales son que se trata de un bien fácilmente transportable, divisible y homogéneo, y además es duradero y muy complicado de falsificar, lo que lo convierte en el perfecto medio de cambio. Un auténtico valor refugio.

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