MERCADOS

La compañía de chips Nvidia empuja aun más el rally bursátil pero el mítico Buffett avisa de los riesgos

Nvidia acelera el rally bursátil global pero Buffett advierte de los riesgos

El Ibex 35 cierra con una caída del 0,2% y mantiene los 10.100 puntos

El mítico inversor Warren Buffett
El mítico inversor Warren Buffett.

El furor desatado por los resultados de la compañía de chips de última generación y líder en inteligencia artificial Nvidia está empujando todavía  más el rally alcista que viven las Bolsas de todo el mundo -con la excepción del Ibex 35 español-, aunque el mítico inversor americano Warren Buffett ha advertido de los riesgos en el horizonte y de la necesidad de que los accionistas se vayan acostumbrando a pensar en beneficios más normales.

El aviso de Buffett, que controla, preside y es director ejecutivo de la empresa Berkshire Hathaway -con una posición de caja de 168.000 millones de dólares-, enriquece el debate entre los defensores del brillante futuro a largo plazo dibujado por la inteligencia artificial, por un lado, y los viejos problemas económicos que generan inquietud en los mercados financieros, de otro. Problemas como el resurgir de la inflación, el deslizamiento gradual a la baja del crecimiento, principalmente en Europa, o la delicada situación geopolítica global.

De momento, el debate parece que está siendo ganado por los primeros, sobre todo después de que se conocieran los resultados récord de Nvidia, que parecen haber dado un giro radical al sentimiento inversor y, en opinión de muchos analistas, pueden dar lugar a una prolongada etapa alcista en las Bolsas. Lo que ha sucedido estos días es que «un solo valor, Nvidia, ha tenido la capacidad de mover el mundo y de impulsar a todos los parqués globales», afirma Juan Carlos Ureta, presidente ejecutivo del banco de inversión Renta 4. «Es realmente impresionante el efecto expansivo inmediato que ha tenido una sola compañía, aunque es cierto que ganó en la sesión del jueves pasado nada menos que 277.000 millones de dólares -una subida del 16,5%-«.

Como resultado de este hito histórico, el Nikkei, el Stoxx 600, el S&P, el Dow Jones, el Dax y el Cac han superado sus máximos históricos de todos los tiempos, en una especie de celebración global y universal de los buenos resultados de Nvidia. El Nikkei subió un 2,2% en una sesión, rebasando por primera vez en 34 años sus niveles de diciembre de 1989, el Eurostoxx un 1,7%, el S&P un 2,11%, el Dow Jones un 1,2% y el Nasdaq un 2,96%. A nivel de empresas concretas, Micron Technologies o Broadcom, entre otras muchas, se unieron a la celebración con subidas importantes, y éstas han continuado el resto de los días.

En cuanto a las razones por las que la plaza de Madrid sigue muy lejos de máximos y no está siguiendo con igual vigor la explosión al alza de los mercados globales, los analistas destacan que no hay en el Ibex 35 ninguna empresa tecnológica de las características de las que estamos hablando -relacionadas con la Inteligencia Artificial, ni tampoco tenemos un sector de lujo tan potente como Francia ni conglomerados industriales como Alemania, que sí están participando del festín.

Un agente de Bolsa en Wall Street
Un agente en el parqué de Wall Street. (Foto: Getty)

Pero ¿realmente tienen tanta importancia los resultados de Nvidia? ¿Es tan revolucionaria la inteligencia artificial o estamos ante una nueva burbuja?, se preguntan no pocos inversores. En un reciente evento en Dubai, celebrado este mes de febrero, el fundador de Nvidia, Jensen Huang, dijo que la Inteligencia Artificial es el comienzo de una nueva revolución industrial, pero que va más allá, porque en esta revolución industrial no se trata de la producción de energía, ni de alimentos, sino de la producción de inteligencia, que es algo mucho más importante.

Probablemente Wang no exagera, pero, a pesar de ello, hay que plantearse que los inversores tal vez sí estén exagerando, tal y como piensa Buffett. Tras las subidas, y ya con los beneficios del 2024 cerrados, Nvidia cotiza a 66 veces beneficios y a más de 30 veces ventas. Es verdad que, si extrapolamos a escala anual las ventas y beneficios del cuarto trimestre, el multiplicador se reduce bastante; y es también verdad que la progresión de ventas y beneficios es tan espectacular que justifica un PER elevado, pero en todo caso «los números imponen respeto», asegura Ureta.

El responsable de Renta 4 explica que «hace un año se hablaba del llamado efecto FOMO, el temor a quedarse fuera de la subida de las Bolsas, un temor que impulsaba a los inversores a comprar a cualquier precio, bajo la idea de que cuanto antes estar dentro del mercado, mejor. Ahora no sólo hay un miedo a quedarse fuera sino también una total falta de preocupación por estar dentro, una ausencia de sensación de riesgo, que es lo que algunos llaman YOLO, you only live once. Como sólo se vive una vez, hay que disfrutar de la vida», aunque eso implique tomar riesgos, indica. Bajo esa premisa, los inversores no miran los riesgos y, por el momento, disfrutan del rally, lo que traducido a términos bursátiles significa disfrutar de la vertical subida de Nvidia.

Pero conviene saber que cuando una compañía se valora de forma tan optimista lo que puede suceder es que cualquier pequeña decepción puede provocar desplomes en la cotización. Esta es la sensación que desprenden las palabras de Buffett, cuando en la carta anual dirigida a los accionistas dice que, a la hora de contemplar las Bolsas, deben olvidarse de los tiempos de beneficios «espectacularmente sorprendentes» y pensar en resultados más normales. Un mensaje bastante diferente al de Jensen Huang en la presentación de resultados de Nvidia.

Otra lección de lo sucedido estos días es que lleva un largo tiempo digerir las burbujas de precios. El Nikkei japonés ha tardado 34 años, casi tres décadas y media, en superar los niveles de diciembre de 1989, que eran niveles de burbuja. Aunque es verdad que las empresas japonesas hoy son mejores que entonces en su gobernanza y que los bancos han reconstruido sus balances y el sector privado en general funciona mejor, la economía japonesa de hace tres décadas y media no era mala. Al revés, se hablaba del «milagro japonés», y su nivel tecnológico y su robotización fascinaban al mundo, e incluso se daba como ganador a Japón frente a Estados Unidos. Esa fascinación llevó a una gran sobrevaloración de activos en las Bolsas y el resto de mercados, a una burbuja. Y sólo 34 años después se ha podido volver a la casilla de salida.

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