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El chicharro Urbas pierde el 50% de su valor en 2022 en medio del lío de Abengoa

Urbas Abengoa
Juan Antonio Acedo, presidente y primer accionista de Urbas. SERGIO CUETO

La inmobiliaria Urbas vuelve a hundirse en Bolsa para desesperación de sus accionistas. Después de un conato de recuperación en agosto, que le llevó a recuperar los 0,02 euros, ha vuelto a hundirse e incluso ha llegado a perder el nivel de 0,01. Esto supone una pérdida del 50% de su valor desde enero.

La recuperación del valor este verano, cuando logró un ascenso del 50%, estuvo motivada por la compra del grupo Ingeser, un conglomerado de arquitectura, consultoría y energía renovable, si bien Urbas ocultó al mercado el importe de la operación. Pero la gasolina se le acabó pronto y la cotización volvió a caer a partir de septiembre tras presentar unos resultados semestrales que arrojaron una caída del beneficio del 46%, hasta los 16,01 millones de euros.

Tuvo otro intento de remontada en octubre, cuando recuperó hasta 0,014 euros, pero desde entonces ha vuelto a entrar en caída libre hasta poner en peligro el céntimo de euro, nivel en torno al que se mueve actualmente.

El nuevo hundimiento del valor se produce en medio de su intentona por comprar las filiales de Abengoa que se encuentran en concurso de acreedores. Una operación que a priori se antoja complicada, dada la delicada situación financiera de Urbas, pero que podría resultar positiva al comprar estos negocios a precio de derribo.

Sin embargo, pronto se ha venido abajo esta posibilidad. Como ha informado OKDIARIO, el administrador concursal ha criticado su oferta por contener múltiples imprecisiones, y ha solicitado que la rehaga. Asimismo, se ha presentado una oferta competidora mucho mejor armada por parte del fondo británico Ultramar en asociación con Siemens. Sin embargo, Urbas se ha negado a mejorar su oferta e incluso ha acusado a este fondo de «copiar la suya».

Comportamiento de chicharro

Urbas tiene un comportamiento típico de chicharro en Bolsa: fuerte volatilidad, alta especulación, falta de catalizadores y poca profundidad en los fundamentales. Al tener un nominal tan bajo, con muy poco dinero se pueden comprar muchas acciones y provocar fuertes movimientos al alza y a la baja fruto de la especulación más salvaje.

Por ello, los inversores finalistas que compran con visión de largo plazo evitan este tipo de valores y eso determina que la tendencia de medio-largo plazo sea claramente bajista, más allá de violentos rebotes puntuales que dan caso a caídas igual de violentas en las que se macran nuevos mínimos.

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