El bono español supera el 3% y marca máximos desde 2014 ante un nuevo récord de deuda pública
La rentabilidad del bono español a 10 años superó este martes el 3% y alcanzó su nivel más alto desde abril de 2014 (salvo un momentáneo repunte en junio), justo el día en que el Banco de España publicó un nuevo récord histórico de deuda pública de 1,49 billones (con B) de euros en julio, con un crecimiento del 5% sobre el mismo mes de 2021.
Con estos niveles de deuda pública, cada punto de subida de la rentabilidad de los bonos en los diferentes plazos supone casi 15.000 millones de euros más de pago de intereses para el Estado. Esto, a su vez, incrementa todavía más el déficit público para pagar esos gastos financieros, que a su vez debe financiarse con más deuda… lo cual genera un efecto bola de nieve.
El bono a 10 años, que se toma como referencia de la deuda pública, tenía un rendimiento del 1,835% a principios de agosto. Desde entonces, ha emprendido una escalada continua coincidiendo con el inicio de las subidas de tipos del BCE, que lo llevó ayer a cerrar en el 3,073%. Es decir, en menos de dos meses, ha subido casi el 70%, lo cual es una exageración en el mercado de renta fija (cuya volatilidad es muy inferior a la de la Bolsa).
Este movimiento no ha sido exclusivo de España. El Bund alemán a 10 años también ha escalado desde el 0,761% hasta el 1,912% de ayer, también debido a las expectativas de que las subidas de precio del dinero continúen en los próximos meses. Pero la gran diferencia con España es que la carga de la deuda pública es mucho menor en Alemania, por lo que el pago de intereses tiene mucho menos impacto en su déficit público.
La prima de riesgo, tranquila
Debido a la subida del Bund, la prima de riesgo -que se mide como el diferencial entre el bono español y el alemán- se mantiene relativamente tranquila, en 116,1 puntos básicos (1,16 puntos porcentuales), más o menos los mismos niveles de principios de agosto.
En esta estabilidad de la prima ha sido decisiva la nueva herramienta anunciada por el BCE -el «bazuca», como se le denomina en el mercado-, que podrá activar compras masivas de bonos en caso de que nuestro diferencial se dispare como ocurrió en 2012 por la crisis financiera.
Además del contribuyente español, los grandes perdedores de este movimiento son los ahorradores conservadores que tienen su dinero invertido en deuda pública, bien sea directamente o, más habitualmente, a través de fondos de inversión. Cuando sube la rentabilidad de los bonos, baja su precio y, por tanto, el valor de estas inversiones. Esto se traduce en pérdidas para estos ahorradores.