Los beneficios caídos del cielo de Sánchez: ingresó 11.000 millones más de IRPF por la alta inflación

Los beneficios caídos del cielo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se cuentan ya por miles de millones gracias a los altos niveles de inflación que han sufrido los españoles. En concreto, el Banco de España ha desvelado este viernes en su informe Progresividad en frío: el impacto heterogéneo de la inflación sobre la recaudación por IRPF que el aumento desbocado de los precios ha provocado la mitad del alza de la recaudación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) desde que gobierna el PSOE, es decir, de 2019 hasta el 2023.

Así, el organismo ha denunciado que la ausencia de adecuación del impuesto al alza de los precios -tal y como pedían los partidos de la oposición- ha provocado una recaudación extra de 11.000 millones de euros.

Es decir, el esfuerzo de los españoles por mantener su economía familiar en un contexto de grandes porcentajes de inflación ha resultado en beneficios caídos del cielo para Sánchez. Según el banco central, la recaudación del IRPF entre los años 2019 y 2023 ha pasado de 86.000 a 124.000 millones de euros. De ellos, 11.000 millones se debía al efecto de la inflación.

Sin embargo, la vicepresidente primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se negó a deflactar el IRPF -es decir, ajustar el tributo a la inflación- porque, según defendió, los que cobran el salario más frecuente ya ahorran de media 871 euros al año.

Gracias al Consejo General de Economistas, se pudo saber que a negativa del Gobierno de Pedro Sánchez a deflactar la tarifa del IRPF le permitió cobrar 233 euros de más a cada contribuyente con una renta media de 30.000 euros en los últimos tres años. En los tramos superiores de renta, lo recaudado de más se multiplica debido a la progresividad del impuesto. Ahora, el Banco de España ha desvelado el impacto real de la inflación sobre la recaudación.

Los beneficios caídos del cielo de Sánchez

La autoridad monetaria indica que en los últimos años, la recaudación por IRPF ha crecido a tasas históricamente elevadas y superiores al incremento del PIB, convergiendo hacia niveles europeos debido, por una parte, al crecimiento real de la base tributaria (el número de empleos y de pensionistas) y, por otra, al crecimiento de la base nominal (los salarios, las prestaciones sociales y otras rentas de los hogares), que se ve influida, a su vez, por el período inflacionista experimentado recientemente.

El Banco de España estima que, considerando el crecimiento anual de la renta, la mitad del incremento de la ratio de recaudación del IRPF sobre Producto Interior Bruto (PIB) entre 2019 y 2023 se debe al efecto progresividad en frío, representando 0,79 puntos porcentuales de los 1,55 puntos de PIB en los que ha aumentado.

El resto del incremento se explica principalmente por el mayor crecimiento de la base tributaria del IRPF, es decir, el número de declarantes y sus rentas, en comparación con el crecimiento del PIB. Además, el tipo medio efectivo se reduciría del 14,7% según la simulación al 13,3%, acercándose a los niveles, aunque todavía ligeramente superiores, de los tipos medios efectivos de 2019 y de la serie histórica.

El banco central también estima que la recaudación en 2023 habría sido aproximadamente 11.000 millones de euros inferior si se hubieran actualizado plenamente los parámetros fiscales, lo que representa algo menos de un tercio del incremento observado entre 2019 y 2023.

El resto del incremento se explica por el crecimiento tanto de la base tributaria real como nominal, en proporciones similares. Esto se debe a que, según el Banco de España, en ausencia de actualización de los parámetros fiscales, un incremento homogéneo de la renta de los hogares del 1% resultaría en un aumento de la recaudación del 1,85%, en línea con la elasticidad media estimada para los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

De esta forma, un declarante con una renta de 33.700 euros y una cuota tributaria igual a 5.472 euros, en el caso de que su renta aumentase un 1% (337 euros), pasaría a pagar una cuota 101 euros mayor (un incremento del 1,85%). Este efecto viene explicado por dos mecanismos. Por un lado, una cantidad mayor de su renta pasa a gravarse en los tramos superiores y, por otro, tiene lugar una pérdida de valor relativo de los beneficios fiscales, cuya cuantía permanece fija, o incluso se reduce, ante aumentos de renta.

Pero este efecto no es homogéneo según los niveles de renta, ya que las rentas más bajas tienen elasticidades cercanas a cero, dado que, pese a ver incrementada su renta bruta, su cuota tributaria sigue siendo cero debido a la existencia de mínimos exentos y deducciones.

En cambio, un declarante con una renta de unos 16.796 euros anuales y una cuota del IRPF de 680 euros, en caso de incrementarse su renta un 1% (168 euros), su cuota tributaria a pagar lo haría en un 10% (70 euros más). Uno de los principales factores explicativos de esta variación es la reducción por obtención de rendimientos del trabajo, que pasaría de 2.373 a 2.144 euros.

«Estos declarantes tienen rentas y cuotas tributarias reducidas, pero el incremento de su renta da lugar a incrementos relativos muy elevados en la cuota a pagar, a consecuencia principalmente de una pérdida de valor de los beneficios fiscales», indica el Banco de España.

En cambio, para los declarantes con una renta muy superior a estos, con unos ingresos anuales de 65.621 euros y una cuota tributaria de 11.833 euros, un aumento de sus ingresos del 1% (656 euros) supone un incremento en su cuota de sólo 164 euros, un 1,38% más.