Los Williams conquistan Arabia
Desperdició un 1-0 y acabó siendo arrollado por el Athletic de Bilbao
Nico Williams revolucionó el partido desde el banquillo
El balón parado volvió a ajusticiar al Atlético, que dio una imagen lamentable
Así te hemos contado el Atlético de Madrid - Athletic de Bilbao
El Atlético ensancha su crisis y le dice adiós al primer título de la temporada. El Athletic de Bilbao remontó un 1-0 adverso en una recta final de partido electrizante en la que metió en el área a los de Simeone y les ajustició a balón parado. Nico Williams fue el jugador de una noche en la que Oblak retrasó la ejecución de un equipo que sigue sin tocar fondo. El Athletic tendrá la oportunidad de revalidar su condición de campeón de la Supercopa el próximo domingo ante el Real Madrid.
La debilidad defensiva rojiblanca no sólo no tiene antecedentes en la etapa del Cholo, sino ni siquiera en la era contemporánea del club. Desde mayo no consigue acabar el equipo sin encajar un gol en un partido fuera de casa y hoy no ha sido una excepción. El Atlético ha sido incapaz de sostener un marcador a favor que se encontró en un golpe de fortuna tras ser severamente castigado por un Athletic que le arrolló en cuanto se lo propuso. Corren malos tiempos por el Metropolitano y no hay motivos para pensar que la tendencia vaya a cambiar.
Y eso que el arranque fue prometedor. El Atlético tardó ocho segundos en enseñar las uñas porque en la jugada de saque Lemar habilitó a Joao, que pinchó el balón y marcó ante la salida de Unai. Para su desgracia el portugués estaba en claro fuera de juego, pero fue una declaración de intenciones en toda regla.
El menino entró hambriento en el partido. A los dos minutos, ahora en posición legal, chutó alto en el área después de una jugada que él mismo había iniciado en la izquierda. Moviéndose en un territorio indetectable, a medio camino entre el delantero centro y la media punta, el Athletic fue incapaz de frenarle en el arranque del partido.
Motivado por la inspiración del portugués, el equipo se fue arriba a por el primer gol. Correa disparó al lateral de la red a los cinco minutos y en el saque del córner siguiente Lemar fue derribado en el área sin que ni Cuadra Fernández ni el VAR apreciaran absolutamente nada. El francés se desgañitó protestando y la banda Simeone se limitó a mirar a Nelson Vivas y esbozar una sonrisa. Llueve sobre mojado.
El Athletic salió por primera vez de la cueva a los 10 minutos, pero cuando asomó la cabeza fue para intimidar al Atlético. Sancet dejó a Iñaki Williams solo en el área, pero en el momento de la verdad al delantero se le apagaron los luces y disparó mal a las manos de Oblak, que se encontró con un remate manso cuando lo que cabía esperar era el 0-1. Casi de inmediato también los leones encontraron argumentos para quejarse del árbitro. En su entrada en el área Kondogbia pisó a Sancet sin que tampoco quisiera intervenir el colegiado mallorquín.
Repuesto el equilibrio, el partido se adormeció hasta que a los 28 minutos Dani García recogió un rechace desde fuera del área que envió por encima del travesaño. Ese y un disparo muy lejano de Kongodbia a las manos de Unai fueron los únicos movimientos de una primera parte letárgica que duró sólo 10 minutos, el tiempo necesario para que a Atlético y Athletic les entrara un ataque de pánico y decidieran retirarse a sus cuarteles de invierno.
El descanso le trajo a Simeone la mala noticia de la nueva lesión muscular de Llorente, lo que obligó a situar a Carrasco como carrilero y dar entrada a Lodi en la izquierda. Un movimiento que permitió al equipo dar un pequeño pasito hacia adelante y que no tardó en acrecentarse con la sustitución de De Paul con Kondogbia.
El nuevo aire rojiblanco le proporcionó una sorpresa inesperada pero agradable. A los 62 minutos Lemar botó un saque de esquina y Joao cabeceó en el segundo palo sin aparente peligro, pero Unai reaccionó tarde y el balón, tras estrellarse en la base del poste, golpeó en la espalda del guardameta internacional y acabó en el fondo de la portería.
El 1-0 fue un regalo que el Atlético estuvo a punto de desperdiciar casi en la jugada siguiente. Muniain botó una falta y en el área pequeña emergió poderoso Yeray para cabecear por encima de los centrales rojiblancos, pero con la mala suerte de que su remate se fue justo al centro de la portería, donde Oblak embolsó el balón contra su cuerpo. Simeone suspiró aliviado, Marcelino miró al cielo encolerizado y al Athletic se le esfumó una gran oportunidad.
La noche, sin embargo, no había terminado. Ni mucho menos. El Atlético bajó el pistón y su rival le metió atrás consciente de que era jugárselo todo a una carta. Raúl García, Vesga y Nico Williams se incorporaron al partido y a Oblak empezó a amontonársele el trabajo. El esloveno estuvo extraordinario en un remate del menor de los Williams, pero a los 77 minutos no pudo hacer nada para frenar un nuevo cabezazo de Yeray que ahora sí tuvo más puntería.
El 1-1 hundió definitivamente al Atlético. Nico Williams tuvo el 1-2 en un disparo a bocajarro que sacó Oblak, pero tras el córner el balón le llegó fuera del área de nuevo a Nico, que resolvió con un disparo raso en semifallo al que no pudo llegar el esloveno, y con el que se decidió un partido que supone otra profunda decepción para la parroquia rojiblanca.