Pogacar venció en el sprint final

Valverde se regala un extraordinario cuarto en la Lieja por su 41 cumpleaños

Alejandro Valverde finalizó en cuarta posición en la Lieja-Bastogne-Lieja, tras una carrera espectacular en el día de su 41 cumpleaños. Tadej Pogacar fue el ganador

Valverde aguantó con los mejores e incluso lanzó el sprint final, pero se quedó sin fuerzas en los últimos 50 metros

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Pogacar gana y Valverde queda cuarto en Lieja. (AFP)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

41 años no se cumplen todos los días y Alejandro Valverde quiso hacerse un auténtico regalazo para celebrar su primer paso en la década de los cuarenta. El murciano, en una forma espectacular que le ha hecho dudar sobre su retirada a final de año, aguantó con los mejores en la Lieja-Bastogne-Lieja, uno de los cinco monumentos del ciclismo y que ha ganado en cinco ocasiones, y acabó cuarto tras lanzarse en el sprint final en busca de la gloria. Tadej Pogacar fue el vencedor, pero el título de ganador moral no puede ir a otras manos que a las del español de Movistar Team.

Valverde completa con sobresaliente el tríptico de las Ardenas, con un quinto puesto en la Amstel Gold Race, un tercero en su favorita, la Flecha Valona, y este cuarto en el monumento de Lieja, donde realizó una carrera casi perfecta y en la que se vio con la opción de ganar con un sprint desde más de 200 metros. Este ataque, marca de la casa en el repertorio de Alejandro, le acercó a la victoria por instantes, pero acabó relegándole incluso fuera del podio, vencido por la edad, que no perdona en términos de explosividad.

La sangre fría de Valverde le permitió aguantar y acertar en su decisión cuando Ineos soltó un órdago pasada La Redoute. Alejandro esperaba junto a Roglic y Alaphilippe, grandes candidatos, en un segundo grupo cuando por delante se marchaban, entre otros, Pogacar, Adam Yates o Carapaz. El ecuatoriano, todo pundonor, decidió continuar al ataque y lanzó un ataque que le permitió marcharse en solitario en busca de la victoria. Meritoria arrancada, pero demasiado osada teniendo en cuenta la ausencia de compañía y el trabajo que se acumulaba por detrás.

Si Valverde destacaba entre los capos, su compañero Carlos Verona lo hacía entre los gregarios. El espigado ciclista de Movistar supo sufrir y recuperar el terreno perdido para acercar al Bala, su líder, hasta la cabeza de carrera cuando las cosas se pusieron más feas. El ‘cuarentón’ Valverde, que se las sabe todas, necesitaba su bastón y Verona ejerció el papel a las mil maravillas.

Sprint agridulce

Ganador en 2006, 2008, 2015 y 2017, Valverde quería cerrar el círculo con un triunfo. El más difícil todavía. Después de saborear estas mieles y en la que probablemente sea su última oportunidad de luchar, la victoria era la única razón por la que Alejandro estaba aguantando entre los mejores. Los aplausos por su edad y rendimiento no eran suficientes para él.

Un quinteto, con Pogacar y Alaphilippe como destacados, Valverde en su papel y Gaudu y Woods como tapados, se jugaría la victoria. Y Alejandro, en lugar de cederle la responsabilidad, decidió tomarla con la línea de meta ya a la vista. La vigilancia era extrema y el Bala sabía que no tenía la explosividad de antaño. Pero recordemos, era todo o nada para él, y el auto-homenaje, el regalo por su cumpleaños, sólo valía si era en forma de oro.

Pasado el cartelón de 300 metros, Valverde cerró los ojos y se lanzó al sprint como en los viejos tiempos, con una recta que le habría coronado cuando el tanque estaba repleto de gasolina. Sin embargo, faltando 50, Alaphilippe y el ganador, Pogacar, le pasaron por la derecha para dejarle sin lo que buscaba, la victoria, y teniendo que conformarse con la victoria moral en la Lieja y el aplauso del mundo del ciclismo que, en el día de su 41 cumpleaños, vuelve a rendirse a los pies de la leyenda Alejandro Valverde.

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