LIEJA-BASTOGNE-LIEJA 2017

Valverde sí que es un clásico: victoria en una Lieja en memoria de Scarponi

Valverde
Alejandro Valverde dedica a Scarponi su triunfo en Lieja. (AFP)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

«Es un palo muy duro. Si yo consigo la victoria, todos los premios van a ser donados para la familia». Así de seguro y afectado se mostraba Alejandro Valverde en la línea de salida de la Lieja-Bastogne-Lieja. El corredor murciano, compañero de generación del malogrado Michele Scarponi. Horas después, y después de más de 262 kilómetros de recorrido, el Gran Clásico de las Ardenas levantaba los brazos en honor al italiano, y conquistaba por cuarta vez uno de los cinco Monumentos del ciclismo.

No fue una carrera fácil, pero Valverde ya sabía que partía entre los favoritos. Su gran estado de forma tapa cualquier boca que quiera achacar al murciano una cuesta abajo que sería más que lógica por su edad. Volta a Catalunya, Vuelta al País Vasco, Flecha Valona solo le quedaba la Lieja para cerrar su primer gran pico de forma de la temporada de manera inmejorable. Nadie había empezado así en los primeros meses del calendario, y Alejandro, competitivo hasta el extremo, no tenía pensado fallar. 

Una fuga formada prácticamente en el inicio del recorrido y en la que formaron parte Machado (Katusha), Perez y Rossetto (Cofidis), Debesay (DDD), De Clercq (Lotto Soudal), Van Der Lijke (Roompot), Grellier (D.Energie) y Gate (Aqua), copó los dos primeros tercios de carrera, donde los favoritos se refugiaban entre sus gregarios buscando que ningún percance les apartara de la batalla final. Uno de los candidatos, Simon Gerrans, saltaba a 75 kilómetros de meta buscando sorprender. El australiano se había caído de muchas quinielas debido a una edad –a punto de cumplir 37 años– que no impide a Valverde mantenerse entre los mejores. 

La aventura de Gerrans acabó demasiado pronto y hombres de segunda fila como Nathan Haas, De Marchi o Betancur, compañero de Valverde, saltaron del grupo en busca de unos fugados cuya ventaja era netamente inferior a los 13 minutos que llegaron a manejar. Sergio Henao, este sí favorito con todas las letras, saltó poco después de pasar los 20 kilómetros a meta. Le siguió al completo el tren de candidatos. La carrera se había seleccionado. 

Omar Fraile, combativo hasta el extremo, intentó la heroica en los kilómetros finales, al igual que lo había hecho Wellens, pero fue el estacazo de Daniel Martin, vencedor en 2013 y segundo el pasado miércoles en el muro de Huy, el que puso en jaque las fuerzas de sus compañeros de grupo. El único que pudo seguirle en condiciones fue Alejandro, que en el sprint final transmitió la sensación de que imbatibilidad que le acompaña cuando corre en las Ardenas. Brazos en alto y novena victoria en las empinadas clásicas belgas –5 Flechas y 4 Liejas–. Y un caballero en su celebración. «Era una gran persona. La carrera ha sido increíble, pero lo importante ahora es acordarse de Michele Scarponi».

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