El triunfo del rebelde Riqui Puig
Riqui Puig fue uno de los grandes vencedores del Barcelona en la semifinal de la Supercopa ante la Real Sociedad. Pidió tirar el quinto penalti
La de Riqui Puig es una de esas historias de superación, de empeño y esfuerzo. El canterano recibió una dura patada a principios de temporada cuando, tras un par de semanas de entrenamientos, Ronald Koeman le notificaba que no contaba con él. Uno de los grandes proyectos de La Masía, una de las últimas perlas en derribar la puerta del primer equipo y asentarse en él, recibía un «no me vales» por parte de su entrenador. Éste le invitaba a buscarse equipo a mediados de septiembre. Riqui dijo no.
El canterano se quedó y decidió luchar por minutos pese a la decisión de su entrenador. No le salió del todo bien la apuesta ya que hasta el momento ha tenido una papel residual en el equipo, ha gozado de muy pocos minutos y su aportación siempre pasó desapercibida hasta estas semifinales de la Supercopa de España. Riqui Puig fue uno de los grandes vencedores culés, junto a Ter Stegen, en el pase a la final del Barça ante la Real Sociedad que se decidió en la tanda de penaltis. El lanzamiento del canterano terminó por decantar el cruce.
Pero fue su descaro y ganas de agradar los que le llevaron a lanzar el penalti. El propio Koeman, tras el partido, lo explicaba. Él tenía solo a cuatro nombres en su lista para que lanzaran el penalti. Eran De Jong, Dembélé, Pjanic y Griezmann. No tenía al quinto y decidió preguntar en el corrillo al resto de disponibles quién quería ser el lanzador. Quizá no llegaba a lanzarse, quizá era definitivo. Ahí estuvo rápido Riqui.
«Tenía cuatro nombres en mi papel escritos y he preguntado quién quería tirar el quinto y él lo ha pedido. Y lo ha hecho muy bien», confesaba el holandés que alabó tanto al héroe de la contienda, Ter Stegen, como el canterano: «Hay que tener un gran portero como Ter Stegen y Riqui tuvo la personalidad para tirar el quinto. Es importante estar en la final».
«Faltaba uno y he sido el primer en decir que quería chutar el penalti. Lo tenía clarísimo. Tenía muchas ganas de celebrar el primer gol con el primer equipo. Faltaba el quinto, había un hueco en blanco y le he dicho que quería pegarlo», explicaba un sonriente y feliz Riqui Puig tras el partido a los micrófonos de Movistar, tras meter su primer gol con el primer equipo, asegura que no sabía hacia dónde iba a lanzar pero que en cuanto puso el esférico en el punto de penalti ya sabía que iba dentro.
«La sonrisa nunca la he perdido. Soy un chaval bastante feliz. Aunque no juegue, me van bien las cosas. No me pudo quejar de nada. Si Ronald me da algún minuto lo agradeceré y aprovecharé, si no pues seguiré trabajando», añadía el catalán, que no se le pasa por la cabeza salir en este mercado invernal: «En mi cabeza no está tirar la toalla. Después de tantos años en el club y lo que me ha costado llegar al primer equipo, ahora que estoy ahí no voy a tirar la toalla nunca».
A Riqui Puig se le abre ahora un escaparate mayor. Saltó al campo tras la prórroga y no desentonó, apareció y se ofreció a cada compañero haciendo el papel de un Pedri que ha eclipsado a todos, ocupando titulares y minutos en el once titular. Pero su confianza y descaro pueden dejar atrás los varios episodios de confrontación que tuvo con su entrenador y ganar posiciones en las rotaciones, siendo una de las primeras opciones a la hora de dar descanso a los titulares.
Inicio complicado
Y es que Riqui se topó a las primeras de cambio con el portazo de Koeman. En septiembre, con poco más de dos semanas de pretemporada, el holandés telefoneó al canterano para decirle que no contaba con él, que no estaba en sus planes y que no le podía garantizar los minutos que esperaba. Pero el jugador tenía clara su decisión: seguir en el club, entrenar en silencio, esperar una oportunidad y aprovecharla. Quién sabe si ese momento ya ha llegado tras la semifinal en Córdoba.
El pasado diciembre, según publico El País, Koeman y Riqui tuvieron otro cruce tras llamar «filtrador» el técnico al jugador tras ciertas publicaciones sobre su salida. Aquello quedó en nada y poco después el canterano volvía a tener algunos minutos en el campo. «Si yo tengo algo con Riqui y sobre su juego, hablamos. No hay ningún problema», decía poco después el holandés, muy apaciguador. Parecen que las aguas han vuelto a su cauce y eso es bueno para Riqui.
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