Sergio Ramos llega para el Calderón: que viene el coco

Sergio Ramos llega para el Calderón: que viene el coco
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Capitán blanco, bestia negra. De cabeza en Lisboa, con el pie en Milán. Y siempre con el corazón. Sergio Ramos vuelve justo a tiempo para el derbi del Calderón, tal como adelantó DIARIO MADRIDISTA. Para los madridistas, como si les hubiera tocado el gordo de Navidad, para los rojiblancos, como si fueran al cine y en todas las salas pusieran Un monstruo viene a verme.

Sergio Ramos es –entiéndase bien la metáfora– el hombre blanco que sometió al pueblo indio. Esa cabeza, bendita o maldita según desde la acera que se mire. El salvador del honor del Real Madrid en Lisboa, guardián eterno de la leyenda blanca en la Champions, héroe de La Décima, que regresa justo a tiempo para tirar del carro cuando el calendario que se pone cuesta arriba.

Que viene el coco, pensarán los aficionados rojiblancos en el Calderón cuando el nombre de Sergio Ramos, el que no debe ser nombrado, resuene en la megafonía del estadio del Atlético, quién sabe si por última vez. Porque el capitán del Real Madrid no sólo fue para los colchoneros el villano de La Décima, sino también el de La Undécima, porque de sus pies salió el gol que puso al equipo de Zidane con ventaja en el marcador en Milán.

Cuando esta noche, a eso de las 20.45 horas, el balón empiece a rodar por el césped del Vicente Calderón, muchos ojos estarán puestos en Sergio Ramos. Muchos silbidos, también. Merecidos, claro, si se mira desde la ribera del Manzanares. Y todos los temores del mundo de la afición rojiblanca. Porque cuando el capitán del Real Madrid está sobre el terreno de juego cualquier cosa puede pasar y para el Atlético suele ser casi siempre mala. Muy mala.

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