Rumbo a semifinales (2-0)
El Atlético de Madrid se impuso por 2-0 al Sporting en el choque de ida de los cuartos de final de la Europa League. Los goles de Koke y Griezmann permiten a los de Simeone dejar encarrilada la eliminatoria y verse con un pie y medio en las semifinales de la competición.
Poca, por no decir ninguna, novedad en el once del Cholo Simeone. El Atlético va con lo justo hasta final de temporada y así se refleja en las alineaciones del técnico argentino. Jan Oblak, cómo no, en la portería. La defensa era para Juanfran, Savic, Godín y Lucas Hernández. En la medular tampoco había ninguna sorpresa. Gabi, Saúl, Koke y Correa actuaban de guardaespaldas de la Bella y la Bestia, de Zipi y Zape, o como los quieran llamar: Antoine Griezmann y Diego Costa.
La noche iba de identidades. En el Metropolitano se respiraba debate, el del escudo viejo, pero ese es otro tema que vendrá a su debido tiempo. Antes había otras prioridades: encarrilar la eliminatoria. Primero, la idiosincrasia del juego, que se tradujo en gol a los 25 segundos. Muchos no habían ni entrado en el estadio cuando Diego Costa aprovechó un error de Coates antes de asistir a Koke para que superara a Rui Patricio y pusiera el 1-0 en el marcador.
Lo intentó Godín, y también Lucas. Rui Patricio salvó con una gran parada el testarazo del uruguayo, mientras que el disparo del canterano se perdió por encima del travesaño del luso. Entre medias, llegó el minuto 12. En él, la afición reclamó con insistencia que se regresase a la versión anterior del escudo. Ya lo dijimos, cuestiones de identidad. Sobre el verde se refleja la filosofía del Cholo, pero la hinchada cree que la externa se ha perdido con tantos cambios.
La revancha de Griezmann con Rui Patricio
Parecía controlado el partido para los locales, que dominaban el balón y jugaban prácticamente todo el rato en campo lisboeta. Pero el Sporting tenía un as en la manga: hacer daño con la electricidad de Gelson Martins. El extremo portugués era una bala. Era como ver a Usain Bolt en el Metropolitano. Hizo alarde de su tremebunda velocidad y ganó varias veces a Lucas, pero también jugó a colarse entre Godín y Savic. Y en una e esas llegó la mejor del Sporting, aunque, como de costumbre, Jan Oblak desbarató el mano a mano del luso.
En este duelo de rebotados de la Champions había un pique especial. El reencuentro entre Griezmann y Rui Patricio después de que el meta le ganase la partida en la final de la última Eurocopa y se proclamase campeón del viejo continente. Esta vez la balanza cayó del lado del francés, que muy listo buscó un error de Mathieu para batir al meta portugués y seguir encarrilando un partido con el que el Atlético de Madrid quería poner pie y medio en las semifinales de la Europa League. El Principito ha vuelto a sonreír y hasta tuvo tiempo en la celebración para hacer un baile característico del aclamado juego Fortnite.
Prácticamente no hubo tiempo para más en el primer tiempo. Intermedio y descanso para un Atlético que le hizo pagar caros los errores al Sporting en los primeros 45 minutos. Mención especial al partidazo de Koke y Saúl. Los dos centrocampistas made in La Academia, omnipresentes en cualquier parte del campo, llevaron la manija del juego de su equipo en todo momento. Repetimos, cosas de identidad.
El inicio de la segunda mitad pudo tener el mismo guión que el primer tiempo. Un error de Coates permitió a Diego Costa plantarse solo frente a Rui Patricio, pero la elección del hispanobrasileño fue la equivocada. Trató de regatear, pero el veterano arquero le arrebató fácilmente el balón de sus pies.
Rui Patricio, escollo entre el Atleti y el gol
La defensa lisboeta seguía errando más que una escopeta de feria. Rui Patricio volvió a desarbolar una ocasión De Diego Costa después de otro fallo garrafal de Sebastián Coates. El uruguayo nada tenía que ver con su compatriota Diego Godín, que estaba siendo infranqueable. A estas llegó el primer cambio del Cholo. Un Correa desaparecido dejó su puesto a Kevin Gameiro para que el Atlético comenzase a jugar con un tridente.
Hubo tiempo para que Karasev, colegiado del encuentro, anulase un gol a Godín por fuera de juego previo de Kevin Gameiro. Acertó el árbitro ruso que en el Sporting no gusto su designación después de que hace años protagonizase una serie de polémicas durante un encuentro de los portugueses frente al Schalke.
Los aspavientos en la banda de Jorge Jesús no eran suficiente para que el Sporting se metiese en el partido. También se fue viniendo abajo su afición, que comenzó el choque con un ruido ensordecedor, pero que fue a menos con el paso de los minutos, algo parecido a lo que sucedió en Cataluña cuando se autoproclamó independiente para a los tres segundos volver a refugiarse en los brazos de España.
Pasaban los minutos con el 2-0 luciendo en el electrónico y con pitos para Fabio Coentrao – que era un coladero – por su pasado madridista. En el Real Madrid parecía que ponía sus pensamientos el Atlético. Con el derbi a la vuelta de la esquina, con dos días menos de descanso que su eterno rival y con la segunda plaza en juego. Pero esto va de identidad. De partido a partido. Y antes había que hacer el tercero y poner pie y medio en las semifinales.
El tercer tanto no llegó, pero no fue porque el Atlético no lo intentase. Siempre aparecía Rui Patricio para entrometerse entre algún colchonero y el gol. Primero evitó que Juanfran se uniera a la lista goleadores y unos minutos más tarde privó a Griezmann de irse con un doblete a su casa, y, quién sabe, si deleitar al público con otro bailecito.