CLÁSICO: REAL MADRID 0-3 BARCELONA

Pesadilla antes de Navidad

L´Equipe
Cristiano y Kroos se lamentan tras una ocasión. (EFE)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Se acabó la Liga. El Barcelona ganó cómodamente en el Bernabéu y sentenció el campeonato y al Real Madrid, que acaba el Clásico a 14 puntos de los azulgranas. Los de Zidane se descosieron en la segunda parte y volvieron a ser víctimas de su endeblez en las dos áreas. El madridismo sentenció a Benzema. Otra vez. ¿Será la última? Un gigantesco Ter Stegen fue el mejor jugador del Clásico.

Zidane tenía un Kovacic guardado en la manga. El sentido común y los precedentes invitaban a pensar en el once de Cardiff, pero el técnico del Real Madrid tenía otros planes. Sentó a Isco y apostó por el croata, quizá con la intención de que repitiera la exhibición de los dos partidos de Supercopa ante el Barcelona. En el resto no había cambios, jugaban los otros diez esperados.

Valverde también se saltaba el guión y repoblaba el centro del campo, cocina en la que se iba a guisar el Clásico. El técnico del Barça apostaba por el multiusos Sergi Roberto para el lateral derecho y por Paulinho, ese brasileño tosco y eficaz que parece alemán, en la mediapunta. Huelga decir que jugaban Messi y Luis Suárez.

El Real Madrid iba más exigido que las nadadoras de Anna Tarrés y el Barça se presentaba en el Bernabéu con un colchón que ni los de Pikolin. Porque once puntos son un huevo de puntos. Y en esas dio la una y empezó el Clásico. Salieron apretando los de Zidane. Tanto que en dos minutos ya había botado un córner y le habían anulado –bien anulado– un gol a Cristiano Ronaldo.

Presiona el Madrid

Presionaba muy arriba el Real Madrid y asfixiaba al Barça como unas mallas a Falete. El balón se hizo un chalet en el área de Ter Stegen, movido de pie en pie por los blancos. Pero los azulgranas resistieron el arreón inicial e intentaron recomponerse en torno a la pelota. En el 10 la tuvo Cristiano después de una asistencia de Kroos. El luso le pegó al aire en un fallo impropio de un jugador de su talento.

Zanjado el primer cuarto de hora el Real Madrid ganaba a los puntos pero empataba en el resultado. En el 18 vio Vermaelen una amarilla por cortar con una cornada una contra de Modric. El croata gobernaba el Clásico filtrando pases y superando líneas, pero Cristiano seguía fallón en el área.

Kovacic emergió con el paso de los minutos para dar aire al Real Madrid mientras un enorme Piqué sostenía al Barça en el área. Y nos encaminábamos a la media hora de un Clásico en el que habían pasado muy poquitas cosas. Paulinho se asomó al gol en el 30, lo evitó la mano de Keylor Navas para desviar a córner. Respondió Cristiano Ronaldo con un disparo seco tras un par de bicicletas, que Ter Stegen desvió con el pie con una descomunal parada.

El Clásico se aceleraba después de unos minutos de parón. Otra vez en el 38 la tuvo Paulinho, pero su cabezazo en el área le salió muy centrado y Keylor Navas, no sin apuros, pudo desviar a córner de aquella manera. Respondió el Real Madrid a la carrera con una jugada larguísima, llena de rechaces, que concluyó Modric con un disparo desviado.

Palo de Benzema… gol de Suárez

En el 41 Benzema estuvo a un centímetro del gol. Cabeceó bien y picado, adelantándose a Vermaelen, aunque su testarazo lo repelió el palo izquierdo de Ter Stegen. Con esta ocasión clamorosa y una falta que Messi estrelló en la barrera, al descanso se fue el Clásico.

Reanudóse el duelo en los mismos parámetros que en la primera mitad. Dominaba el Real Madrid y se defendía sin grandes agobios el Barça, que lo fiaba todo al empate… o a que Messi trincara algún balón suelto como si fuera una comisión para los Pujol. A los de Zidane les empezaba a pesar el cronómetro como si llevaran los regalos de Papá Noel.

Y en una contra llegó el gol del Barcelona. Era el 53. Busquets gestó la jugada con un par de ruletas antes de pasar a Rakitic, que dividió por el medio. Kovacic se equivocó al dejar conducir a su compatriota sin oposición. Le hizo pasillo sin querer. Rakitic abrió para Sergi Roberto, que asistió a un Luis Suárez que cabalgaba por el segundo palo para hacer el 0-1.

Debacle en el Bernabéu

El gol desquició al Real Madrid, que perdió el sitio y el balón. Sergio Ramos dio una colleja a Luis Suárez por la que vio una amarilla que casi era naranja. Zidane iba a mover el banquillo con un doble cambio: Asensio y Bale por Kovacic y Benzema. Pero no le daría tiempo. Los blancos se desangraban y la Liga se iba antes de Navidad.

Y entonces llegó el desastre. El Real Madrid se suicidó con una jugada mal defendida por todos en la que Luis Suárez se planto solo ante Keylor, que rechazó en el mano a mano, pero desde ahí todos los defensas del equipo blanco se enredaron hasta que a Carvajal le dio por hacer un paradón para evitar el 2-0. Fue penalti y roja. Lo marcó Messi, sentenció el Clásico y Benzema se llevó la pitada del Bernabéu en el cambio por Nacho.

Colorín, colorado, el Clásico (Y LA LIGA) se había acabado. El Barcelona, con uno más y el viento a favor, se limitó a tocar, tocar y tocar, mientras que los jugadores del Real Madrid eran David el Gnomo intentando jugar en la NBA: la apoteosis de la impotencia.

En el 72 por fin Zidane pudo meter a Asensio y a Bale por Kovacic y a Bale por Casemiro. No había nada que hacer. Y cuando lo hubo, estaba Ter Stegen, el mejor portero del mundo, para sacarla. El Real Madrid lo intentó hasta el final con el orgullo del campeón, pero al Barcelona le bastaba con mantener la posesión y dejar que pasaran los minutos para consolidar su victoria. La selló Aleix Vidal con un 0-3 que se comió Keylor Navas. No quisieron (o no pudieron) hacer más sangre los de Valverde, porque sabían que la victoria era suficiente para sentenciar la Liga… y al Real Madrid.

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