Rutómetro

La nueva vida de Jan Ullrich

jan ullrich
Jan Ullrich saluda en una carrera en Mallorca junto a Lance Armstrong.

Dos leyendas como Lance Armstrong y Jan Ullrich estuvieron por Mallorca hace pocas semanas. Volvieron después de su experiencia del año anterior. Contaba Johan Bruyneel que Lance le recriminaba por qué no les traía a Mallorca en sus tiempos de profesional, una vez pudo conocer las carreteras y paisajes que esconde la isla. Se ve que le gustó al americano, razón por la que repitió, y lo volvió hacer acompañado de su otrora adversario, hoy hermano, Jan Ullrich.

Leí que el alemán respondía a una pregunta capciosa, de no sé quién, acerca de qué hacía con su vida, a lo que contestó lacónicamente que  “luchar” por ella. Después de varias recaídas en el pozo negro de la desesperanza, Ullrich ha vuelto a rehacer su vida y lo ha hecho siguiendo los consejos de su amigo Lance, con la bicicleta como aliada.

Una persona que creció y se hizo hombre con una bicicleta como única seña de identidad, y que abrupta y violentamente terminó con la frustración de ver cómo toda su dedicación, cuasi obsesiva, era precipitada y despojada al vacío por errores propios o inducidos, solo con y en la bicicleta, podía rehacer su existencia y recuperar la dignidad de sus días. Demasiados lazos y vivencias compartidas para una mente frágil en un cuerpo prodigioso. El riesgo del juguete roto era mayor. Reencontrar la ilusión por la vida partía de saberse ubicado y útil en la vida, además de querido.

Jan Ullrich ya no es un apestado

Jan Ullrich parece que ha encontrado su lugar y se siente útil guiando y acompañando a decenas de cicloturistas que le admiran por diferentes lugares de la Europa que tanto conoce. Días previos al Giro de Lombardía tuvo ocasión de donar una de sus icónicas bicicletas, la Pinarello del 1998, además de dos de sus maillots, uno del Telekom y otro de la selección alemana, al Museo Ghisallo. El ganador del Tour de 1997 estaba radiante de felicidad por ser parte del museo, de sentirse integrado y reconocido en su mundo, en su familia.

“Felices”, así se les ve a ambos ciclistas. Desprendidos y liberados de esclavitudes vanas y efímeras. Sus errores siguen en Google y perdurarán por mucho tiempo. Siempre habrá alguien que se encargará de reprocharles su vida desde el resentimiento. Sus culpas no se justifican. Sin embargo, toda condena merece de una redención, y mejor aún, toda vida merece de las oportunidades que sean necesarias. Por ello, alegra ver estas caras sonrientes de dos ciclistas que en octubre del 2022 son ejemplos de haber sabido volver a empezar.

Lo último en Deportes

Últimas noticias