El ministro Méndez de Vigo ignoró a Miguel Cardenal durante los Juegos Olímpicos
Miguel Cardenal ha vuelto escaldado de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Un revés detrás de otro se ha llevado el secretario de Estado para el Deporte en funciones de su superior el ministro Íñigo Méndez de Vigo, a quien intentó reconquistar por todos los medios.
Cardenal aterrizó en Río y se encontró de primera hora con que no obtuvo la acreditación esperada. Méndez de Vigo le concedió al embajador de España en Brasil, Manuel de la Cámara, el pase de acompañante a todos los lugares que tanto ansiaba el mandatario del Consejo Superior de Deportes, que se quedó sin salir en las fotos para la posteridad.
Ese golpe lo toleró más o menos bien un Cardenal que cuando vio que su jefe hacía buenas migas con el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, entró en ebullición. «Se sentía desplazado totalmente. Quería intentar reconquistar la confianza de su jefe a toda costa, llamar su atención, pero cuanto más lo hacía más ignorado era», confiesa un presidente de Federación que vivió en primera persona la situación.
De esa situación se desprende la persecución actual contra todos los funcionarios que trabajan en el CSD y que no pueden ni deben tener contacto con personas que trabajan en el COE –¿no tendría que remar el deporte español en un mismo sentido?– bajo represalias de un Cardenal que recela del respeto y cariño que los deportistas han mostrado a Alejandro Blanco en estos Juegos.
Sin ir más lejos, un abrazo de Lydia Valentín tras conseguir su medalla olímpica con el presidente del COE y que abrió muchos telediarios, le costó a Cardenal una indigestión de varios días traducido en un look desaliñado sin afeitarse durante gran parte del evento y encima sin respetar el uniforme asignado por el COE porque no le favorecía.
Cardenal insistió sin éxito
El secretario de Estado en funciones no desistió para intentar ganarse la confianza de su jefe cediéndole su lugar en las entrevistas, o al menos eso hizo creer a los presidentes de Federaciones. Méndez de Vigo apareció La 1 en diversas ocasiones durante los Juegos Olímpicos, mientras que el secretario aprovechó para disfrutar algunas atracciones turísticas de Río de Janeiro como el Pan de Azúcar.
La gota que colmó el vaso para Cardenal fueron sus sonadas ausencias tanto en la Casa España, donde todos los medallistas españoles acudían a celebrar sus éxitos. A Méndez de Vigo se le vio en cada evento, el secretario de Estado ni la pisó.
Por último, el presidente del CSD remató su particular faena no acudiendo a la comida de despedida que tuvo lugar con los presidentes de federaciones olímpicos, pese a estar invitado a ella. Méndez de Vigo ha visto de primera mano en Río de Janeiro la influencia que tiene un Cardenal que pasará a la posteridad por sus injerencias, aunque su sueño hubiese sido colgarse el mérito de las siete medallas de oro en los Juegos.