La Liga es Real
Ganó el mejor. En La Rosaleda y en la Liga. Ganó el Real Madrid, que alzó en Málaga su Liga número 33. La Liga de la piña, la Liga de la justicia, la Liga de reparto donde Zinedine Zidane inventó un método nuevo: utilizar su profundo fondo de armario para conseguir que todos los jugadores, como en una cadena de montaje, fueran pieza clave para conseguir el campeonato. No de boquilla, sino de verdad.
De salida en La Rosaleda Zidane repetía el once de Balaídos y el que jugó en Champions en el Calderón. Salvo que Carvajal llegue a tiempo, será también el once que el Real Madrid saque en Cardiff. Ustedes ya se lo saben: Keylor Navas; Danilo, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Isco; Cristiano Ronaldo y Benzema. Los once de la Liga.
Con el pitido inicial el Real Madrid era campeón, pero no se conformaba. Se adueñó de la pelota y aplicó el toque y el vértigo en busca de la portería de Kameni. Al Málaga no le dio tiempo ni a replegarse. Un minuto y 37 segundos tardaron los de Zidane en adelantarse en el marcador para ir encargando la Liga por la vía rápida.
Cristiano tenía prisa
Funcionó la conexión Isco-Cristiano Ronaldo. Asistió el malagueño con el exterior del pie mientras veía con el rabillo del ojo el desmarque de CR7. Ronaldo aceleró, ganó la espalda a Villanueva, se plantó ante Kameni, le sentó y marcó el 0-1. La Cibeles se iba poniendo guapa. Quedaba un mundo, es cierto, pero el escenario no podía ser más favorable para el Real Madrid.
Con el viento a favor, los de Zidane se desmelenaron igual que Pablo Iglesias sin coleta. Se estiró algo el Málaga, repuesto del primer mamporro del Real Madrid. Por si fuera poco, el Eibar se adelantaba en el Camp Nou. Todo eran buenas noticias para los madridistas, que manejaban el duelo con la tranquilidad del que sabe que tiene el título liguero por el mango.
Al filo del minuto 13, lagarto, lagarto, dio el Málaga el primer aviso con una buena maniobra de Sandro, un delantero que se mueve por todo el campo, que atrapó abajo Keylor. Respondió el Real Madrid con una ocasión de Benzema que desvió a córner Villanueva. El partido era un poco correcalles y eso no beneficiaba demasiado a los de Zidane, que trataban de enfriarlo como quien mete unas cervezas en el congelador.
El Málaga presionaba y no perdía la cara al duelo mientras el Real Madrid parecía jugar en modo ahorro de energía. Un inspirado Fornals hizo crecer a su equipo manejando la pelota entre líneas. En el minuto 20 Keylor Navas salvó a su equipo con un vuelo salvador a una falta botada por Sandro y que se envenenó camino de la escuadra. Una mano para congraciarse, aunque fuera tarde, con una Liga en la que ha tenido más paladas de arena que de cal.
Aprieta el Málaga
Zidane, a pie del banquillo, empezaba a estar incómodo como si le hubieran echado polvos pica-pica dentro de la camisa. No le terminaba de convencer el juego de su equipo, demasiado relajado sin la pelota e instalado en un toque (aparentemente) inofensivo. En el ecuador de la primera parte el Málaga seguía enganchado al partido, pero entonces el Real Madrid pegó otro acelerón.
Rondó el segundo Cristiano en una jugada casi calcada a la del primero, pero esta vez Ricca se cruzó en su disparo para evitar un tanto que podía finiquitar la Liga. Pero no controlaba el partido el Real Madrid. Se echaba demasiado atrás sin el balón e invitaba al Málaga a buscar el área de Keylor con el mismo ansia que Pedro Sánchez en una tienda de chupas de cuero.
En el 33 se enredó Cristiano en busca del segundo. Con todo a favor dentro del área pequeña, se hizo un lío con el control y su disparo raso lo sacó Kameni, que estaba tumbado, con una mano marca de la casa. Al Madrid le bastaban sus acelerones para crear peligro al Málaga. Respondió el hiperactivo Sandro con un disparo que se envenenó tras tocar en Keko. Respiró el madridismo al ver cómo la pelota se marchaba al cielo de la Costa del Sol. Otro cabezazo de Keko en el 40 sirvió para seguir avisando al Madrid de que estaba jugando con fuego.
El descanso, el resultado y la victoria del Eibar en el Camp Nou fueron las mejores noticias para el Real Madrid al filo de las nueve de la noche. En la reanudación arrancó fuerte el líder como si quisiera evitar sufrimientos de última hora. El Málaga no se arrugó y respondió con un tiro de Recio que atrapó abajo Keylor.
Benzema araña la Liga
Al filo del 50 Cristiano Ronaldo se llevó un cornadón de Ricca que casi le deja cojo. No pitó nada De Burgos, como si fuera de Estocolmo. El Real Madrid se picó y cerró el duelo y la Liga con el 0-2. Fue a la salida de un córner, ese arma que ha sido letal para el equipo madridista toda la temporada. Lo ejecutó Kroos y lo remató Sergio Ramos. Kameni respondió con un paradón monumental. Su rechace tocó en Varane y murió en los pies de Benzema que, en posición dudosa por milímetros, marcó el segundo.
No se acomplejó el Málaga y siguió atacando. Y Keylor parando. Voló para adornarse a un cabezazo de Keko. Movía el banquillo Míchel. Se iba Camacho y entraba el Chory Castro. El Eibar, para más inri, hacía el 0-2 en el Camp Nou. Vamos, ya sólo una catástrofe podía evitar que el Real Madrid fuera a Cibeles.
Zidane metía a James por Isco. Era el minuto 65. La Rosaleda se rendía a su paisano, a su ídolo. También entraba Kovacic por Casemiro. Se gustaba el Real Madrid en busca del tercero, quizá con alguna floritura de más. Míchel metía a Charles por Sandro, agotado de tirar desmarques. Los blancos empezaban a saborear la Liga, por mucho que faltaran todavía 20 minutos de partido.
Morata entraba por Benzema. Zidane le despedía con honores de campeón de Liga, igual que había hecho con Isco. El Barça, con dopaje arbitral incluido, había logrado una remontada previsible gracias a dos penaltis que sólo existieron en la imaginación de otro Aytekin a la española. Daba lo mismo. El Real Madrid tenía la Liga en sus manos y apenas quedaba un cuarto de hora en La Rosaleda para sellarla.
Fueron cayendo lentos pero seguros los minutos que descontaban el reloj para llegar a la Cibeles. Kameni evitó el tercero varias veces y Keylor Navas el 1-2. El Real Madrid manejó el partido, guardó la ropa del valioso 0-2 y acabó firmando una victoria merecida en La Rosaleda para sellar una Liga igual de merecida, igual de trabajada, igual de repartida entre todos los jugadores y con el sello de un hombre por encima de todos: Zinedine Zidane. Entrenador. Pedazo de entrenador.