Llorente, una exhibición mundial
Marcos Llorente confirmó en la final del Mundial de Clubes que ha llegado para quedarse. Partidazo, golazo y MVP ante el Al Ain
Marcos Llorente ha llegado para quedarse. Y le ha costado. Mucho, además. Pero ya está aquí. Un jugador ADN Real Madrid. De esos que saben a la perfección lo que significa jugar en el siete veces campeón del mundo, algo que muchos no son capaces de asimilar nunca. Pero el hijo de Paco, sobrino de Julio, nieto de Groso y sobrino-nieto de Paco Gento se ha consagrado en la final del Mundial de Clubes ante el Al Ain.
El centrocampista ha dado un lección de fútbol sobre el césped. Ha jugado, ha hecho jugar y hasta ha marcado su primer gol como jugador del Real Madrid. No era mal sitio para estrenarse. El mundo le miraba y él enseñó a todos que está capacitado para poner el equilibrio en el equipo más exigente del planeta. Su recital fue tal, que terminó siendo el mejor jugador del partido.
«Tanto en la vida como en el fútbol, de la noche a la mañana puede cambiar todo, por eso hay que estar preparado para aprovecharlas», explicaba Llorente tras proclamarse campeón del mundo. Y es que eso es lo que ha hecho el madrileño durante estos meses en los que nadie le dio una oportunidad. En ese tiempo en el que ningún entrenador creyó en él, hasta que ha llegado Solari. Marcos ha trabajado sin descanso para mantener el físico en perfecto estado esperando la oportunidad, esa que por fin le ha llegado y que está decidido a aprovechar.
Llorente tiene por delante la dura tarea de competir con uno de los mejores centros del campo del mundo. Donde jugar está muy caro. Casemiro, cuatro Champions en cuatro años como jugador del Real Madrid, Kroos o Modric son palabras mayores. Pero este jugador creado genéticamente para jugar en el Santiago Bernabéu y, sobre todo, triunfar de blanco peleará contra y ante todos para hacerse un sitio. En definitiva, seguirá haciendo lo que tiene que hacer siempre un jugador del Real Madrid: luchar hasta el final.