INIESTA ANUNCIA SU ADIÓS AL BARCELONA

El hombre que unió a toda España, incluida Cataluña, en una misma bandera

Iniesta
Iniesta celebra su gol ante Holanda en Sudáfrica. (Getty)
Iván Martín

El 11 de julio de 2010 no es una fecha cualquiera para España. Aquella noche pasará a la historia por ser la primera vez que la selección española de fútbol ganaba un Mundial. Por ser la primera vez que todo el país se sentía el mejor en algo. Por poder decir la palabra España sin complejos y con un tremendo orgullo que pocas veces se ha visto por estas tierras. Y eso, en este país, no es sencillo. Por tocar el cielo. Y en eso tuvo gran parte de culpa Andrés Iniesta.

Andrés Iniesta tiene un papel protagonista en todos estos sentimientos que afloraron en España en aquel mes de julio irrepetible. En aquel Mundial, el Mundial de nuestras vidas. El de Fuentealbilla siempre llevará consigo ese momento. Aquel instante en el que como él mismo relata escuchó el silencio. Aquel minuto 116 de una prórroga tremenda, de una final impresionante, en la que a España la golpearon y un Santo la salvó en un par de ocasiones, siempre llevará la firma del chico normal. Del futbolista humilde que lo ha ganado todo y al que le deben un Balón de Oro.

España sufría ante una Holanda que, con más dureza que fútbol, llevó al combinado dirigido en aquel entonces por Vicente del Bosque al límite. Nadie olvida la patada de De Jong a Xabi. Tampoco las dos intervenciones de Iker Casillas. Sin ellas es más que probable que nunca hubiese habido minuto 116. Pero las paradas llegaron, la Selección resistió y el gol que millones de españoles pensaron que nunca iban a celebrar se celebró. 

Navas recogía la pelota y la llevaba hasta el campo holandés. El sevillano cedía para Iniesta y éste, tras controlar, pasaba a un Cesc que, con fortuna, volvía a jugar con Navas. El andaluz abría para Torres. El de Fuenlabrada recogía el balón escorado en la banda y centraba con la mala suerte de que su pelota era despejada por la zaga oranje, aunque ahí no se acabó todo. El esférico caía en las botas de un Fábregas que cedía para Iniesta y don Andrés no iba a fallar. El chico de Albacete ya era leyenda y seguro que su amigo Jarque, al que le dedicó el gol más importante de su vida, sonrió desde el cielo.

Iniesta ha anunciado su adiós del Barcelona y de alguna manera empieza a despedirse de la selección española. Es más que probable que la cita que se celebrará en Rusia el próximo verano sea su último gran torneo defendiendo los colores de la enseña nacional. 125 partidos después con la absoluta –por ahora–, el hombre que fue capaz de unir a todo un país empieza a decir adiós.

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