Inglaterra llora con el drama de Ferdinand, el líder del United que tuvo que aprender ‘a ser mamá’

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Iván Martín

Hubo un día en el que Rio Ferdinand lo tenía todo. Fama, dinero, amor y una familia ideal. El central lideraba a uno de los mejores Manchester United de la historia, el de Sir Alex Ferguson y juntos ganaron seis Premier League y una Champions. En la selección inglesa, con la que jugó 81 partidos, también era un referente. Rio era una persona feliz. Un hombre de éxito que se había convertido en dos ocasiones en el defensa más caro de la historia y un referente para muchos. Pero un día todo se rompió. 

Ese momento en que todo se truncó es la historia que cuenta el documental de la BBC Rio Ferdinand: Being Mum and Dad (Rio Ferdinand: ser mamá y papá). Narra el momento en el que la vida de Ferdinand da un vuelco hacia el abismo. La historia de como el defensor enviudó, tocó fondo tras coquetear con el alcohol y el suicidio, y resurgió para seguir luchando por sus tres hijos. Una historia de dolor, amor y superación.

Toda mi vida he intentado ser ambicioso en todo lo que he hecho. Cuando era joven quería ser futbolista, el mejor futbolista, jugar en grandes estadios, ganar trofeos […] Pero en lo que no te paras a pensar es en cómo construir el mejor hogar posible para tus hijos y tu mujer”. Así arranca un documental que ha emocionado a Inglaterra desde que se emitió.

Ferdinand comenzó su carrera en 1996 en el Bournemouth. Desde joven dejó claro que no era el típico defensa inglés. Rio sabía hacer muchas más cosas que quitarse el peligro con un simple pelotazo. Estas cualidades llamaron la atención del West Ham primero, del Leeds después y del United finalmente. En Old Trafford aterrizó en 2002 y en 2013 ya era leyenda. Todo iba por el buen camino. Nada podía salir mal. Y entonces a su pareja, Rebecca Ellison, se le diagnosticó un cáncer de pecho. Ya nada sería igual.

Depresión y un golpe de suerte

Rebecca había sido su gran amor. En el año 2000 sus caminos se unieron y ya no se iban a separar. En 2006 nacería Lorenz, su primer hijo. En 2009 tomarían la decisión de casarse y tener su segundo pequeño, Tate. Ya en 2011 llegaría la única hija del matrimonio, Tia.

En el documental se narra como Rebecca no era la típica mujer de futbolista. A ella no le gustaban los focos ni figurar en los medios. Prefería mantenerse al margen. Sólo en su boda, celebrada en las islas Vírgenes Británicas, decidió tirar la casa por la venta. Ferdinand era el conocido y ella, contable, estaba en un segundo planto junto a sus hijos. Esa misma forma de ser la mostró también durante su enfermedad. Rebecca llevó el cáncer de una manera discreta. La pareja sonrió al pensar que se había vencido a la enfermedad, pero en 2015 volvió a dar la cara con una agresividad irremediable. Rebecca sólo pudo resistir 10 semanas. A los 34 años fallecía dejando a un marido y a tres niños destrozados.

Ferdinand llora durante el documenta de la BBC.

Ahí comenzaba el calvario de Ferdinand. La primera decisión que tomó fue la de dejar el fútbol. El deporte que le había dado todo ya no le motivaba. Más bien le estorbaba. Por lo que sin intereses de mantenerse en el Queens Park Rangers colgó las botas. La segunda decisión que tomó fue más traumática. “Al principio bebía un montón. Cuando se acostaban los niños, bajaba las escaleras y me emborrachaba cada noche. Fue así durante los tres o cuatro primeros meses”, explica el ex jugador. Y es que para él era demasiado tener que intentar de buscar respuesta a la pregunta más dolorosa que le podía hacer sus hijos: “¿Por qué nosotros no tenemos una mamá?”. Jamás encontró una respuesta que darles.

Ferdinand se acercaba al abismo. El hombre que había sido capaz de liderar a uno de los clubes más importantes del mundo desde su posición de central no era capaz de sostener su vida. Ese partido que le tocaba jugar no tenía defensa posible. Dejarse ir parecía la opción más sencilla. Pero de repente, cuando parecía que la reacción no era posible, un accidente de coche le hizo despertar de su desidia. Tenía que vivir, lo debía hacer por sus hijos. Y así fue.

Entonces decidió buscar ayuda. Ferdinand se empieza a juntar con otras personas que han sufrido diferentes tragedias. “Era muy reacio a la idea de buscar ayuda. Sin embargo, después de algo así, los hombres deben ayudarse”, asegura un Rio que llora. Llora mucho. Cada vez que piensa en Rebecca las lagrimas brotan de sus ojos. El defensa que parecía insuperable para muchos delantero ya no tiene miedo a mostrar sus sentimientos en público. 

Papá también es mamá

Y entonces comenzó a entender que sin Rebecca tenía que multiplicarse. Ella lo había dejado todo por sus hijos y ahora le tocaba dar un paso al frente. “Me levantaba, me vestía, desayunaba con los niños, los dejaba en el colegio y me iba a entrenar. Y así ya creía que colaboraba en las tareas del hogar”, confiesa el jugador.

A la derecha Ferdinand junto a su mujer. A la izquierda junto a sus hijos en Old Trafford.

Ferdinand tuvo que aprender a vivir una vida nueva. Su preocupación ya no es saber como tenía que parar a un atacante, ahora los problemas son mayores. Su partido se centra en ayudar a crecer a sus hijos. Una tarea siempre complicada. Y así ha ido aprendiendo a poner una lavadora: “La miré y le dije: ‘Sé lo que haces pero no cómo lo haces”. Ayuda a hacer los deberes a sus pequeños, lleva a sus dos chavales a los entrenamientos de fútbol o peina a su pequeña Tia. “Hay toda una organización y una estructura en un hogar que los hombres no vemos. […] Rebecca rellenaba todas esas cosas que yo no hacía, pero ahora estamos ante una situación completamente diferente. Me hago preguntas como: ‘¿Dónde han dejado sus zapatos? ¿Dónde su ropa?”, confiesa.

Ahora Rio es papá y mamá. Jamás llenará el tremendo vacío que dejó Rebecca cuando esa maldita enfermedad se la llevó, pero pelea para que su ausencia no le hunda. Ferdinand es un hombre orgulloso con lo que ha conseguido y cree que hay alguien más que le admira: “Ahora puedo decir que cuando Rebecca nos observe desde el cielo pensará: ‘¡Buen trabajo, chicos!”.

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