Un indestructible Nadal remonta ante Murray y se mete en su décima final de Montecarlo
Rafa Nadal se presentaba en las semifinales después de su exhibición del viernes ante Wawrinka. Con el camino expedito tras la sorpendente eliminación de Djokovic, el tenista español se convertía en el gran favorito para ganar en Montecarlo. Pero Andy Murray no estaba dispuesto a convertirse en un sparring. En el primer set, el escocés dominó el juego con su saque y una derecha profundísima y no dio opción alguna a Nadal, que sucumbió claramente por 6-2.
Pero Rafa Nadal no llegó a ser Rafa Nadal por rendirse. Esa palabra no está en su diccionario. El español tomó aire, miró al cielo azul del principado y empezó a recuperar sensaciones en un segundo set más disputado. Murray seguía sólido, pero Rafa empezaba a jugar más profundo, más sólido. El escocés no ganaba los puntos tan claramente y, en su primera debilidad, Nadal consiguió anotarse un break que sería decisivo para conquistar el segundo set por 6-4 e igualar el partido.
«¡Vamos», gritaba Rafa con rabia mientras hacía su clásico gesto apretando el bíceps y con el puño en alto. Nadal se había agarrado al partido y, lo que es más importante, estaba empezando a dar una sensación de solidez que le convertía de nuevo en favorito para meterse en la final.
En el tercero y definitivo Rafa arrancó como un ciclón. Tres bolas de break levantó Andy Murray en el primer juego, pero Nadal acabó consiguiendo la rotura merced a dos dejadas propias del mismísimo Federer. El público de Montecarlo, Prince incluido, se ponía en pie para rendirse a su ídolo. Con su servicio, Rafa consilidó el break y encarriló el set definitivo con un 2-0 y, sobre todo, con las sensaciones que se había puesto en modo rodillo.
Otra rotura de servicio en el quinto juego ponía a Rafa Nadal con 4-1 a favor y su servicio. Tenía la final de Montecarlo al alcance de la mano. Lo consolidó con su saque y se puso a un juego de llevarse el partido. En el séptimo, Murray salvó el honor para ponerse 5-2, pero el de Manacor no dio opción con su saque, aunque el escocés levantó cuatro bolas de partido, y cerró el encuentro: 2-6, 6-4 y 6-2.