Historias del Pequeño Maracaná: del botellazo a Juanito a la última Copa de Europa
OKDIARIO devela las entrañas del conocido popularmente como Pequeño Maracaná de Belgrado, casa del Estrella Roja y donde jugará España
En este estadio la selección española ganó 'la batalla de Belgrado' y descansa la última Copa de Europa
La selección española, flamante campeona de Europa, estrenará su condición de reina del continente en un estadio con historia como es el Rajko Mitic, conocido popularmente como Pequeño Maracana. La casa del Estrella Roja, que tiene capacidad para 51 7552 espectadores, albergará el encuentro que enfrentará a la primera jornada de la fase de grupos de la Liga de Naciones a Serbia y España. Este recinto multiusos, que fue construido en 1963, ha vivido momentos para la historia del fútbol mundial y español.
Cuando España no ganaba, o ganaba poco, presumía de grandes victorias que no daban títulos, pero que no se borran de la memoria de los mayores del lugar. Uno de ellos es el gol de Rubén Cano un lejano 30 de noviembre de 1977. Un partido que pasó a la historia como la batalla de Belgrado, donde los hombres de Kubala sufrieron entradas muy duras, pero terminaron sellando la clasificación para el Mundial que unos meses después se jugó en Argentina.
España llegó a Belgrado para enfrentarse a la extinta Yugoslavia 48 horas de jugar un partido trascendental. Las horas previas al encuentro no fueron sencillas. Los seguidores locales rodearon el hotel de concentración con ganas de montar alboroto para impedir el descanso de los internacionales. Cuando llegó el momento de jugar el partido, Rubén Cano tardó unos segundos en recibir la primera entrada salvaje. Lo que vino después fue una batalla sin cuartel dentro y fuera del terreno de juego.
Tito, el presidente de la República Federal socialista de Yugoslavia, alentó a las masas. El encuentro se jugó a las 13:30 horas de un día que se decretó como festivo para que llenar las gradas del Pequeño Maracaná de enfervorizados seguidores, muchos de ellos militares, que terminaron pegándose con unos policías que trataban de proteger la integridad física de los jugadores de España.
Los futbolistas que jugaron aquel encuentro siguen recordando aquel día con impresión por lo que se vivió en un estadio donde se respiraba violencia. Kubala, seleccionador, que conocía bien a los serbios, no se fiaba de absolutamente nada. De hecho, toda la comida y bebida desde Madrid y el último día incluso se cambió la tienda donde se compraron los productos básicos de última hora. Nada iba a ser sencillo, ni siquiera entrenar. Y es que, el día antes del encuentro, cuando España fue al estadio del partido a ejercitarse, se encontró con una lona en el césped que no les permitió trabajar con normalidad.
A España le valía con perder 1-0 para estar en el Mundial, pero quería más. El partido fue extremadamente violento y los españoles, lo que aguantaron las embestidas de los yugoslavos, ya que Pirri se tuvo que retirar lesionado antes del primer cuarto de hora, también pusieron la pierna dura. El partido iba avanzando y los hombres de Kubala se iban sintiendo mejor, lo que terminó desembocando en el ya famoso gol de Rubén Cano que mencionábamos al principio a 20 minutos del final. Asensi recuperó, Juanito temporizó antes de dar el pase en profundidad a Cardeñosa. El centro del bético, sobre la línea, fue inverosímil. Tanto como el remate con la espinilla de Rubén Cano, que entraba justo al palo más alejado del pase. España, ausente en los Mundiales del 70 y 74 y de las Eurocopas del 72 y 76, regresaba a la élite ganando la batalla de Belgrado. Aunque aún quedaba un episodio más.
A pesar de que los yugoslavos necesitaban tres goles para estar en el Mundial, continuaron siendo extremadamente duros. Uno de los que lo sufrió fue Juanito, que tuvo que soportar entradas muy duras. Kubala, viendo la situación, decidió quitarle. El madridista abandonó el campo y no se le ocurrió otra cosa, en medio de un estadio enfervorizado, no se le ocurrió otra idea cuando se acercaba hacia el banquillo, levantar su mano derecha y colocar el pulgar hacia abajo. No tuvo tiempo para mucho más, ya que una botella impactó en su cabeza, cerca de la oreja, y cayó redondo al suelo. A Ángel Mur, el masajista, que se dio cuenta de la acción, no le dio tiempo a bajarle la mano. Perdió momentáneamente el conocimiento, pero cuando era conducido en camilla hacia los vestuarios la recuperó. Para la historia, José María García, micrófono en mano, narrando todo al lado del agredido. Eran otros tiempos.
La última Copa de Europa descansa en Belgrado
Sí, la última Copa de Europa, esa que se celebró en 1991 antes de que apareciese la actual Champions League, descansa en el Rajko Mitic. El Estrella Roja obró el milagro en aquella histórica edición de la máxima competición europea. Meses antes de que estallase la guerra de los Balcanes, un grupo de jugadores lograron el mayor hito de la historia del fútbol yugoslavo.
Aquel Estrella Roja, que eliminó al Bayern de Múnich en semifinales tras ganar 1-2 en Alemania y empatar a dos en Belgrado, terminó conquistando la Copa de Europa ante el Olympique de Marsella, en el Stadio San Nicola de Bari. El duelo con los galos, también debutante en una final, terminó con el 0-0 y en los penaltis marcaron Prosinecki, Binic, Belodedici, Mihajlovic y Pancev.
El gol de Maradona
Fue el 20 de octubre de 1982, en la victoria 2-4 del Barcelona en tierra yugoslava -hoy Serbia- ante el Estrella Roja y Maradona firmó uno de sus mejores goles. El argentino se deshizo de sus dos marcadores, Jovin y Rajkovic, y condujo el balón con su maestría habitual y ese estilo tan memorable, hasta llegar al semicírculo del área. Entonces, vio algo adelantado a Stojanovic, el portero rival, y le colocó el balón por arriba, con una vaselina imposible. El público local sólo pudo ponerse en pie y aplaudir aquella magistral jugada.
El adiós de Valdano
Jorge Valdano también jugó su último partido como futbolista en este estadio. Fue el 4 de marzo de 1987 en un encuentro perteneciente a los cuartos de final de la Copa de Europa. Los madridistas cayeron por 4-2. Días después se le detectó hepatitis B, lo que le obligó a colgar las botas.