Fórmula 1: Gran Premio de México

Hamilton no se rinde, Alonso sufre y Sainz lo vuelve a hacer

Lewis Hamilton se hizo con la pole en el GP de México. Alonso, fuera de la Q3 (Getty)
Lewis Hamilton se hizo con la pole en el GP de México. Alonso, fuera de la Q3 (Getty)
Ignacio L. Albero

La inactividad competitiva, la distancia en carretera, quizá el tiempo sin guerrear de tú a tú… Las miradas esquivas por boxes no bastan para dos enemigos que marcaron hace no mucho una época. Una rivalidad que revivió durante unos segundos en los Libres del viernes: Vettel vs Alonso. Dos genios, seis Mundiales, muchas curvas. No será más que un instante nostálgico, un parpadeo que no volverá a abrirse hasta que Ferrari y McLaren quieran: otra legendaria batalla por la hegemonía en el deporte que sólo duerme.

Porque Mercedes no da lugar para la fantasía o la melancolía: no hasta 2017. La temporada está escrita por otro conflicto civil que pasará a la historia, un Hamilton vs Rosberg que ahora habla alemán. Así las cosas, la clasificación en México era otra de esas exiguas oportunidades de remontada para Lewis. Ferrari y Red Bull serían los mariachis en su particular incómoda cena.

La Q1 fue un simulado paseo para los de arriba con resultados previsibles: Palmer, Grosjean, Ocon, Nasr, Kvyat y Gutiérrez, fuera. Wehrlein era la nota disonante en una segunda sesión donde Sainz y Alonso volvían a jugar juntos a ser ilusionistas. Podrían ir cantando la de La Cabra Mecánica: ellos tenían la ilusión. Dos solistas de voz privilegiada a los que acompaña una banda inoperante. Hacer sonar esos coches sin desafinar es de ser Plácido Domingo. 

Carlos convirtió el delirio en realidad: se colaba en una Q3 que rozaba Fernando Alonso. Su disparo con el MP4-31 fue al palo, undécimo. Lo fía todo a otra salida de vídeojuego, pegado a su homónimo español. Dos generaciones unidas y enfrentadas en una amistad que disfrutan en el asfalto más que nunca. Perez, Button, Magnussen, Ericsson y Wehrlein acompañaban a Fernando en la antesala al reservado de México.

Allí volvió a volar Lewis Hamilton, con Nico Rosberg a su espalda, y los Red Bull amenazando a todo en carrera. Ferrari volvió a quedarse sin gas en el mechero, esperando cantar y no llorar el domingo. Lewis quiere posponer la fiesta de su alter ego en este páramo de rectas donde, quizá, todo se decida en la primera curva.

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