Griezmann no es suficiente para arreglar la empanada atlética (1-1)
El Atlético no pudo pasar del empate a uno ante un Deportivo que se adelantó gracias a un error conjunto de Oblak y Giménez. Griezmann igualó la contienda y salvó los muebles en un partido en el que Fernando Torres dio el susto cayendo sin conocimiento tras un choque y teniendo que abandonar el campo en camilla directo al hospital.
Comenzó bien el Atlético mandando sobre el césped de Riazor. Pero eso no fue suficiente. Andone, que no la había olido en los diez primeros minutos, aprovechó un error de Oblak al sacar de puerta, que controla mal Giménez y deja solo al rumano ante el arquero esloveno, que no desaprovechó el regalo rojiblanco.
Un golpe sobre la mesa que minó la moral del Atlético e hizo que los hombres del debutante Pepe Mel en el banquillo de Riazor se vinieran arriba. Muchas imprecisiones en los pases y poca claridad en los últimos metros fue lo que el Atlético ofreció tras el tanto deportivista.
El Deportivo se estiró y fue capaz de encontrar más huecos por donde superar la presión de los futbolistas rojiblancos. Arriba, un Gameiro apático que no apareció durante el rato que estuvo en el campo y que tal vez, ser el revulsivo es la mejor opción para el galo.
Grandes desbarajustes defensivos en el equipo visitante, que venían marcados por grandes huecos en el medio del campo. Ni con el juego aéreo en los saques de esquina era capaz el Atlético de frenar las ofensivas gallegas, que si no llega a aparecer Oblak, el Deportivo se hubiera ido con un 2-0 al descanso.
Los cambios hicieron espabilar a un Atlético que había comenzado el segundo acto tal y como acabó el primero. Un disparo de Filipe que se estrelló en la madera permitió una segunda jugada a los de Simeone que terminó con un trallazo de Griezmann – al más puro estilo Forlán- que se coló por el arco de Lux.
A partir de ahí, el escenario fue más propio de un partido de Premier que de la Liga. Un partido roto, de idas y vueltas, en el que ambos equipos, sin complejos fueron a por el partido. El Deportivo no se escondió, pero si defendía con más cautela que los rojiblancos, que no daban el punto por bueno.
La intensidad era tal, que un Bergantiños chocó por detrás a Fernando Torres, dejándole grogui al instante. Minutos de tensión y preocupación en ambos bandos. Las lágrimas en los ojos de Giménez – que reclamaba una ambulancia – sobrecogían a cualquier espectador. El Niño tuvo que abandonar el terreno de juego en camilla directo al hospital mientras Riazor le aplaudía y se escuchaba su mítico cántico desde las gradas.
Siete minutos se tuvieron que jugar de añadido. Siete minutos con un sabor agridulce después de lo sucedido con Fernando Torres. El Atlético, pese a acabar con uno menos, continuó intentándolo, posiblemente para dedicárselo al Niño, pero la entrega fue insuficiente, por lo que terminó llevándose un punto de Riazor.