Recital y al Mundial
España, con un recital de fútbol total, trituró a Georgia, le endosó un contundente 0-4 y dejó virtualmente sellado su pasaporte al Mundial
Sólo una derrota el próximo martes ante Turquía por siete goles de diferencia o más condenaría a España a la repesca

A España hay que verla con el babero puesto. La selección de Luis de la Fuente es, de lejos, el mejor equipo del mundo. Y lo demostró, una vez más, en Georgia, donde logró una victoria contundente por 0-4 que le da, al menos de forma virtual, el pasaporte al Mundial. Sólo queda el trámite de recibir a Turquía en La Cartuja el próximo martes en un duelo en el que a La Roja puede perder hasta por seis goles de diferencia y aun así se clasificaría para una cita mundialista en la que llevaremos a la espalda el cartel de máximo favorito.
Luis de la Fuente, hombre de fe, tuvo que encomendarse a todos los santos para componer la alineación de España. Sin Carvajal, ni Rodri, ni Huijsen, ni Le Normand, ni Pedri, ni Nico Williams, ni el infiltrado Lamine al seleccionador le ocurría lo que a Pedro Sánchez con sus familiares: se le amontonaban los problemas. Aun así tenía ingredientes de calidad para cocinar un buen guiso que empezaba con Unai Simón bajo los palos. Le escoltaban, de derecha a izquierda, Porro, Cubarsí, Laporte y Cucurella. En el centro del campo Zubimendi era el ancla con Fabián y Mikel Merino de chicos para todo. Arriba Ferran hacía de Lamine y Álex Baena, la sorpresa en el once, jugaba de Nico. Oyarzabal se interpretaba a sí mismo como el nueve que siempre es un diez.
Enfrente Georgia, penúltima estación antes del Mundial, una selección virtualmente eliminada antes del duelo ante España pero que está sujetada por un porterazo, Mamardashvili, y uno de los mejores extremos del mundo y el más impronunciable, Khvicha Kvaratskhelia, soldado de Luis Enrique para servirle. A España una victoria le daba la clasificación, si no matemática, si algo más que virtual por mucho que Turquía ganara, según lo previsto, a la endeble Bulgaria.
Eran las seis de la tarde cuando empezó el fútbol en Tiflis, capital de Georgia para los de la ESO. España no dio tregua y se fue a por el partido desde el pitido inicial. Alta la presión y juego frontal como el impacto de un insecto en el parabrisas. Ferran Torres tuvo la primera en sus botas a los seis minutos. El partido se jugaba en el área georgiana. El gol era sólo cuestión de tiempo. Concretamente de 13 minutos. Lo que tardó el árbitro, advertido por el VAR, en señalar penalti por la mano de Gocholeishvili al centro de Ferran. La pena máxima la ejecutó Oyarzabal, que engañó a Mamardashvili para anotar el 0-1.
¡Cómo presiona España!
No aflojó España en su presión pese al 0-1. Es algo maravilloso ver cómo defiende el equipo de Luis de la Fuente. Ya podían tomar nota otros. Ya no les digo cómo atacábamos. Ferran y Baena daban la amplitud, mientras que Oyarzabal, Merino y Fabián ocupaban todo el frente del área. En el 17 el palo derecho de Mamardashvili evitó el gol de Baena, que se había sacado un disparo seco, duro y raso desde la frontal.
Fue el prólogo para el segundo, que cayó en el 21 desde el exterior de la bota izquierda de Zubimendi. La jugada nació en Baena, que filtró de primeras un gran pase interior para Fabián, que hizo lo mismo casi sin mirar para que el mediocentro del Arsenal atacara por sorpresa el área y batiera con precisión y sutileza ante la media salida de Mamardashvili. Un golazo propio de la mejor selección del mundo. No, del mejor EQUIPO del mundo.
Tampoco se tomó un respiro España después del segundo aunque Georgia decidió echarse al monte. Pero la selección de Luis de la Fuente no hace prisioneros. Por eso hizo el tercero en el 34. Otra vez Baena inició la jugada con un pase vertical, otra vez un buen desmarque de Oyarzabal y Ferran, que atacó el área pequeña, hizo el 0-3. La selección de Luis de la Fuente era un vendaval.
El tercero tampoco nos sació. España, el ansia viva del fútbol, siguió cercando el área de Georgia. En el tiempo añadido de la primera parte pudo llegar el cuarto tras un centro preciso y precioso de Pedro Porro que remató en el área pequeña Oyarzabal. La sacó, con una parada imposible entre el talento y la potra, el meta Mamardashvili. Y con esa ocasión nos fuimos al descanso en Tiflis. Ahí haría su primer cambio: Marcos Llorente por Pedro Porro, apercibido de sanción, para tenerlo disponible ante Turquía.
La trituradora de Luis
El segundo tiempo arrancó por la misma senda del primero. Dominio absoluto de España, que siguió acumulando llegadas y ocasiones. Aquí levantar el pie está prohibido. Eso sí, con el partido ya resuelto la selección de Luis de la Fuente levantó (siquiera sea un poco) el pie. Georgia se refugiaba en su área con el propósito de no encajar más goles.
No era una empresa fácil porque al partido aún le quedaban 40 minutos por delante. En el 61 entraron Barrios y Fermín por Fabián y Merino. Más madera para la selección de Luis de la Fuente. Un minuto después cayó el cuarto. la puso desde la derecha muy tocadita Ferran Torres y Oyarzabal, mal cerrado por dos defensas, se sacó un cabezazo bombeado para batir a Mamardashvili por el palo largo.
En pleno festival Borja Iglesias perdonó el quinto en un mano a mano con Mamardashvili en el 74. Se lamentaba el delantero del Celta, que necesita meter goles si quiere colarse en la lista del Mundial. Esa fue la penúltima ocasión clara de España, que sí que levantó el pie en el último cuarto de hora del partido. La última también la falló Borja en boca de gol tras un rechace de Mamardashvili. Daba igual. El trabajo estaba hecho. Y bien hecho. Victoria, partidazo, goleada y pasaporte al Mundial. No se puede pedir más.