Felipe le canta ‘los cuarenta’ a Fuenlabrada (99-101)
El Real Madrid tiene momentos de juego insuperable, pero cuando debe bajar al barro, también tiene a los mejores activos para ganar. El equipo blanco se impuso a un notable Montakit Fuenlabrada por 99-101 en un encuentro decidido por nombres y en el que destacó sobremanera Felipe Reyes, autor de 23 puntos, 14 rebotes y 40 de valoración, unas estadísticas que eclipsaron el gran acierto del rival y las también sobresalientes actuaciones de Gustavo Ayón y Sergio Llull.
Nada más echar el colegiado el balón al aire, la afición presente en el Fernando Martín comenzó a abuchear a los jugadores del Real Madrid. Esto es un derbi, y aunque los equipos tengan a priori distinto nivel, hay que luchar por cada punto para salir vencedor.
En vez de recurrir al ritmo bajo, los locales se decidieron por una lucha de poder a poder con un intercambio de canastas en el que destacaron Carroll y Sekulic, que ya avanzó a DIARIO MADRIDISTA lo difícil que iba a ser para su ex equipo vencer en Fuenlabrada. Wear se apuntaba a la fiesta de su compañero de pintura y en el Madrid, la conexión entre Ayón y Llull también sumaba al marcador, muy abultado y ligeramente favorable al equipo local al final del primer cuarto.
Mientras Fuenlabrada trataba de marcharse a base de triples, el Real Madrid no aceptó el envite y optó por percutir desde la zona, donde un inmenso Felipe Reyes hacía daño con su garra, capacidad reboteadora y buena muñeca. Sin embargo, el acierto era similar y las canastas de Montakit valían un punto más, por lo que la diferencia, pasito a pasito, iba aumentando a pesar de la igualdad notoria en el parqué.
Cuando parecía que el Madrid se recuperaba gracias a las segundas oportunidades que permitían Felipe y compañía, Rupnik y Hettshemeir ponían el noveno y décimo triple para Fuenlabrada. Para completar 20 minutos espectaculares, los locales cerraban el cuarto con un 2+1 inverosímil de Paunic. Todo era de color de rosa en el Fernando Martín, pero Llull, una vez más, la coló –desde el medio campo– sobre la bocina. Ya parece fácil, pero es imposible para los mortales.
«No podemos pretender ganar si nos anotan 56 puntos», reconoció sincero Pablo Laso, pero sus jugadores se empeñaron en competir a pesar del acierto de Fuenlabrada y de un Wear que anotó ocho puntos seguidos para mantener la sangría. Y si el Madrid pudo competir fue, sencillamente, por Sergio Llull. El balear anotó otros ocho consecutivos para igualar lo de Wear y poner el partido en un pañuelo.
El show de Felipe, Ayón y Llull
En un tris, Llull había superado la veintena de puntos, pero Smits, el hijo del cielo, dejó dos mates para el recuerdo y el ánimo de la afición fuenlabreña, que seguía haciendo del Fernando Martín un suplicio. Era un partidazo, sin defensas, pero partidazo. Y como tal se marchó al último cuarto con todo por decidir el empate a 80 campando en el marcador.
La batalla prometía decidirse por detalles y el Madrid pronto mostró credenciales. Felipe en el rebote y Ayón en el tapón se desmarcaron como guerreros diferenciales, provocando el desquicie de un rival que estaba haciendo todo lo posible pero estaba ya detrás en el marcador.
Todo igualado y entrábamos en los últimos minutos entre la esperanza del Fuenlabrada y el show de Felipe Reyes, el capitán, que ya rondaba los 35 de valoración con un doble doble espectacular. Un ex madridista, Hettshemeir, ponía a los locales de nuevo por encima con dos minutos por jugar.
Felipe, Hetts, Felipe, Hetts… el partido estaba en estas dos manos, sin un ganador claro, y entonces apareció Llull, desacertado en el último cuarto, para anotar y dejar a Ayón solo para poner al equipo a tres. En un carrusel de canastas al final el mejor acaba venciendo, y fue Felipe, como no, tras un rebote, el que anotó los puntos decisivos para cantar las cuarenta a Fuenlabrada y poner un triunfo más en el saco del Madrid.